Intentar mejorar la sostenibilidad es una obligación de todos. Los Gobiernos pueden dictar leyes y normativas para hacer un planeta más habitable, reducir las emisiones de gases nocivos o apostar por fuentes de energía más eficientes y menos contaminantes. Regular todos esos apartado es una acción loable, pero no hay nada más efectivo que empezar por uno mismo para mejorar la salud del Planeta. Se trata de una labor conjunta en la que la aportación de todos logrará más y será más efectiva que la mejor Ley que se haga para luchar contra el cambio climático.
Como se ha ido explicando a lo largo de este blog, la tecnología juega un papel fundamental para lograr los ODS, pero las TIC también pueden ser responsables de actuaciones poco eficientes y que en vez de beneficiar pueden perjudicar el objetivo de ser más sostenible. En este caso, suele ser por actuaciones poco responsables y sí, nosotros, como usuarios también realizamos actuaciones, en la mayoría de las ocasiones sin darnos cuenta o simplemente por costumbre, que atentan contra la sostenibilidad. Vamos a indicar cuáles son algunas de estas actuaciones y que podemos incorporar a nuestra dinámica diaria si apenas esfuerzo.
Cartuchos de tóner y tinta
Se trata de un error frecuente que todavía cometen muchos usuarios. En la mayoría de los hogares las impresoras que se emplean son de inyección de tinta, mientras que en las empresas, las impresoras láser que utilizan tóner son las dominantes. Las empresas suelen reciclar esos consumibles, pero los usuarios, no. O al menos no lo hacen de forma correcta. Los cartuchos de tinta son uno de los elementos más contaminantes que tenemos en nuestras casas que contienen residuos electrónicos así como restos de tinta. Cuando se agotan, sólo el 20% de españoles lo recicla de forma correcta. El 80% acaba en vertederos mezclados con el resto de basuras. Hasta llegar allí la mayoría provienen de los contenedores amarillos, que la mayoría de usuarios cree que es el depósito desde el que se van a reciclar. En la actualidad hay numerosos puntos de recogida por toda España situados en grandes superficies, establecimientos comerciales, edificios públicos o empresas donde depositar los cartuchos inservibles. Depositándolos en esos contenedores estaremos contribuyendo no sólo a mejorar la sostenibilidad sino también a fomentar la economía circular, puesto que esos cartuchos, una vez tratados, pueden volver a ser utilizados.
Si ya queremos ser todavía más sostenibles, y una vez que estemos obligados a cambiar de impresora, siempre podremos optar por algunos de los nuevos modelos que en vez de cartuchos emplean depósitos de tinta: consumen menos, tienen mayor duración y cada botella de tinta nueva para rellenarlos cuesta menos que un cartucho tradicional… y además la botella sí se puede depositar en el contenedor amarillo.
El dichoso stand-by
Esta es una costumbre habitual que es difícil de abandonar. Cuando tenemos un ordenador o una televisión enchufados, los dejamos en modo stand-by. Simplemente, pulsamos el botón de apagado del mando a distancia o bajamos la tapa del portátil para hacer cualquier otra actividad. No tenemos la noción de que se produzca un consumo energético excesivo cuando la realidad es la contraria. Porque no es sólo la televisión. Piense en la cantidad de equipos que hay conectados en un hogar en ese modo y empiece a multiplicar. Algunos estudios señalan que dejar los aparatos en modo hibernación o en pausa suponen entre el siete y el 11% del consumo total de una vivienda. Ahora reste esas cifras a su factura eléctrica y eso es lo que está gastando en exceso.
Es cierto que apretar el botón de apagado es lo más cómodo por lo que desenchufar de la corriente eléctrica cada uno de los aparatos que se tienen en una casa puede resultar tedioso. Para esto también existe tecnología adecuada. Los enchufes o las regletas inteligentes permiten que podamos programar la hora a la que ese enchufe se tiene que desconectar de la red. Si no queremos dejarlo programado, a través de la app del fabricante del enchufe, podremos desconectar el televisor de la corriente eléctrica. De esta forma, en vez de pulsar el botón de apagado del televisor ahora tendremos que pulsar el botón de apagado del enchufe en nuestro propio teléfono con el resultado de que estaremos consumiendo mucha menos energía.
Cargar el móvil
Habitualmente, las gran mayoría de usuarios pone el móvil a cargar cuando se va a la cama y se deja enchufado durante toda la noche. Es verdad que los smartphones más modernos dejan de recibir energía cuando llegan al 100%, pero en el momento en el que el porcentaje baje un punto porcentual, se vuelve a conectar par recargarse de nuevo. Esto no sólo supone un gasto de energía innecesario sino que perjudica de forma notable la batería del smartphone que está diseñada para soportar un determinado número de cargas.
A nadie le gusta estar sin batería pero una solución para acabar con este problema y ser más eficientes y sostenible son los cargadores inalámbricos que proporcionan una carga más rápida, son compatibles con cualquier modelo de teléfono (sí lo puedes usar con tu iPhone o con tu móvil Android indistintamente) y elimina el problema de perjudicar el conector del teléfono. Si lo dejamos por la noche, no sólo el móvil para la carga sino que el propio cargador detiene la corriente eléctrica. La carga inalámbrica es el futuro y ya hay ciudades en las que las bicicletas compartidas se recargan de esta forma. En Japón incluso cargan así autobuses eléctricos.
Productos tecnológicos reacondicionados
Lo ideal es que un móvil o un ordenador durase eternamente, pero eso es imposible. Por muy buen uso que le demos, llegará un momento en el que tendremos que cambiar de terminal. En este caso, en vez de plantearnos comprar uno nuevo, podemos apostar por adquirir uno reacondicionado. Ojo, no quiere decir que sea de segunda mano. La diferencia es que los reacondicionados tienen garantía de tal forma que si hay algún problema, el vendedor está obligado a resolverlo. Y reacondicionado no quiere decir que sea un modelo antiguo: podemos obtener la última tecnología del momento también en este mercado. Se trata de un modelo de consumo que favorece la economía circular y mejora la sostenibilidad del planeta y que ya se está imponiendo en muchos países como la mejor fórmula para comprar cualquier producto tecnológico. No es para menos: pueden llegar a costar hasta un 50% menos que un terminal nuevo.
La temperatura de la casa
Llegamos al último punto y el más importante dada el alza en el precio que han sufrido la energía eléctrica y el gas. En un par de meses llegará el frío invierno y habrá que calentar las casas. En la mayoría de ellas se hace un uso ineficiente de la energía y con algunos gestos no perderíamos temperatura de forma tan rápida: bajar las persianas cuando anochece para que el calor no se disipe o subirlas al máximo cuando hay un sol radiante en la calle y así ganar temperatura en la casa son sólo algunas de las cosas que podemos hacer y que no siempre hacemos. Pero además, con la incorporación de ciertos elementos tecnológicos podemos conseguir la temperatura ideal y por supuesto, reducir la factura energética de un hogar. El producto estrella cuando llega el invierno es el termostato inteligente: permite controlar la temperatura desde el móvil, establecer una pautas para encender o apagar la calefacción a determinadas horas, y por supuesto, detener la misma en el momento en el que se alcanza una temperatura idónea.
Así que entre variar nuestros hábitos unidos con la adquisición de determinados productos tecnológicos podremos lograr un planeta más sostenible entre todos: sólo se trata de que cada uno aportemos nuestros granitos de arena.