La industria del videojuego ha ido evolucionando con el paso del tiempo. Antaño denostada como un elemento secundario dentro del mundo de la tecnología, ha sido en los últimos años cuando ha empezado a ocupar el lugar que le corresponde. Ya no es una cosa de cuatro frikis que se juntaban en los salones recreativos a jugar al Tetris o al Space Invaders. Tampoco de aquellos que empezaron a dar sus primeros pasos en un Spectrum o en un Amiga Commodore.
Con la aparición de las primeras consolas, los videojuegos, poco a poco, empezaron a ser disfrutados por cada vez más usuarios de tal forma que, a día de hoy, han logrado que sean empleados por un público casi homogéneo: ya no hay apenas diferencias de uso por sexo, raza o edad. La aparición de los teléfonos inteligentes también posibilitó que se tuviera acceso a un nuevo mundo de aplicaciones destinadas única y exclusivamente a jugar de tal forma que ya no era necesario adquirir una consola para “echar una partida”. Grandes éxitos como Clash Royale, Pokemon Go, Angry Birds o Candy Crush ha contribuido a que pasar un tiempo jugando ya no sea considerado como una pérdida de tiempo.
Los videojuegos ya no son «los malos»
Los datos corroboran el auge que está experimentado esta industria y que no tiene visos de detener su crecimiento. Los mejores estudios requieren cada vez de personal más cualificado para desarrollar soluciones cada vez más sofisticadas: programadores, diseñadores especializados en la creación de personajes y ambientes o guionistas son demandados cada vez más. Crear un videojuego es, en la actualidad, tan complicado como hacer una película de cine.
Más datos: durante 2020 (último año del que se tienen cifras), la industria del videojuego facturó sólo en España 1.747 millones de euros según el informe de la Asociación Española del Videojuego. Esto supone un incremento del 18% con respecto al año anterior. Siguiendo con el informe, estas cifras han posibilitado que se hayan creado más 9.000 puestos de trabajo directos y alrededor de 23.000 indirectos. En España hay ahora mismo 16 millones de habitantes que se declaran jugadores habituales que, de media, pasan casi ocho horas semanales delante de una pantalla jugando a a algún videojuego. Y uno de los datos que mejor detalla el auge que ha experimentado este mundo y la homogeneidad que consigue es que se ha roto la brecha de género: hace no muchos años, se planteaba de forma constante por qué a las mujeres no les atraía el mundo del videojuego. Sin necesidad, de realizar campañas mediáticas ni incorporar ninguna legislación específica, tal vez porque los videojuegos eran considerados “morralla”, hoy tenemos que la mitad de los usuarios son mujeres. Lo mismo ocurre con la edad: ya no es cosa de niños ni adolescentes. Los videojuegos los emplean también los jubilados. Podríamos llegar a afirmar que no hay un mejor factor de integración que los videojuegos.
La importancia del videojuego en la sostenibilidad
Los videojuegos van a seguir gozando de un papel fundamental en el desarrollo tecnológico. Está demostrado que su uso desde edades tempranas potencia la adquisición de habilidades tecnológicas, lo que puede favorecer el incremento del estudio de carreras STEM. Y si todavía es de los que considera que el videojuego es algo de cuatro jóvenes encerrados en sus casas que están delante de una pantalla, aquí tienen un último dato: un gigante de la talla de Microsoft, se gastó la pasada semana la nada despreciable cifra de 68.700 millones de dólares en comprar Activision, la productora de algunas de las sagas de juegos más demandados como Call Of Duty, World of Warcraft o Candy Crush. Esta acción convertirá a la firma creada por Bill Gates en el tercer productor de videojuegos del mundo sólo por detrás de Sony y Tencent. Si alguien como Microsoft, que actualmente domina varios de los mercados TIC, realiza una adquisición de este tamaño, demuestra la importancia que el mundo del videojuego tiene en la actualidad y la que va a tener en el futuro.
Esta compra es además una buena noticia para la sostenibilidad. Microsoft es, quizá, la compañía tecnológica que tiene una hoja de ruta más clara y que, por ejemplo, no se conforma con el hecho de ser neutra en su huella de carbono, sino en ser negativa en 2030. Una diferencia sustancial si se la compara con su rival en este mercado, Sony, que tiene el mismo objetivo, pero para el año ¡2050! Dado que en Microsoft se toman en serio el problema de la sostenibilidad del plantea, no sería de extrañar que potenciaran a través de su división de videojuegos el desarrollo de políticas y títulos que tuvieran como objetivo el desarrollo de un planeta más habitable. Algo similar, pero más en el entorno educativo, ya lo consiguió con el popular Minecraft, que se ha convertido en un juego fundamental para el desarrollo de diferentes capacidades entre los más jóvenes y al que ya se le han incorporado elementos de sostenibilidad.
Porque, dado el crecimiento y el auge de los videojuegos, éstos se pueden convertir en un elemento muy importante para mejorar la educación ambiental de los usuarios. Los principales estudios de videojuegos llevan ya algunos años desarrollando iniciativas para concienciar sobre la importancia de la conservación del planeta. La más destacada es Playing for the Planet, que bajo el amparo de las Naciones Unidas, une a varios de los principales actores de la industria del videojuego como Google, Microsoft, Stadia, Sega, Sony o Ubisoft, con el objetivo de reducir hasta 30 millones de toneladas de CO2 en 2030 a través de acciones que van desde el mismo desarrollo de videojuegos, pasando la fabricación de consolas hasta la concienciación de la comunidad de usuarios. Una comunidad que superaría los 1.000 millones de usuarios.
Videojuegos específicos
El compromiso de la industria es cada vez mayor. La causa así lo requiere y los videojuegos son un elemento con un gran potencial para llegar a las conciencias de los usuarios en lo que a sostenibilidad y cambio climático se refiere. Lo interesante es que ya hay videojuegos que fomentan esa educación ambiental. Y no, no hablamos de juegos simplistas. Hay algunos muy sofisticados, que por ejemplo, retan al jugador a gestionar de forma sostenible una ciudad o cómo luchar contra una emergencia climática. Vamos a repasar a continuación algunos de ellos:
– Civilization VI:también de Epic Games, esta nueva edición incorpora un elemento de sostenibilidad. En este caso el juego trata de la construcción de un imperio que perdure en el tiempo. A medida que avanza el tiempo, el jugador tendrá que ir luchando contra enemigos y otros factores. Uno de ellos, es el de la huella ambiental ya que se incorpora un medidor de cambio climático. Cuanto más crezca ese medidor, mayores posibilidades de que se produzcan desastres naturales y fenómenos meteorológicos adversos que pueden provocar la desaparición del imperio.
– Shaun Sostenible: basado en la serie de animación de la oveja Shaun el objetivo es ayudar a construir una nueva ciudad ecológica para los animales callejeros de la Gran Ciudad. Para ello, el jugador debe asegurarse de que se encuentren felices por lo que tiene que vigilar qué sucede con los recursos, los alimentos, la energía, el transporte y la naturaleza. Disponible tanto en Android como en iOS
– Final Fantasy VII Remake:Uno de los títulos más populares, también incorpora elementos de sostenibilidad en esta versión. En este caso el jugador deberá entender que la sobreexplotación de la tierra para obtener energía debe de ser el último recurso posible así que deberá elegir entre el desarrollo industrial o el cuidado del planeta.
– Green Cities: se trata del típico juego de construcción de ciudades y basado en el juego de éxito de Epic Games, “Cities Skyline”, solo que en esta ocasión, la ciudad que se construya tiene que ser sostenible.
– Sims 4: Vida Ecológica: es una de las diferentes expansiones de este clásico videojuego que en este caso se centra en la vida sostenible, el uso de energías renovable o la creación de proyectos comunitarios en beneficio del entorno ambiental. Los jugadores podrán producir su propia electricidad o cultivar su propia comida, entre otros muchos detalles.