Si echamos un vistazo sobre usos y costumbres de diferentes hogares de España, veremos que uno de los hechos distintivos es el origen del agua que consumen: agua de grifo o agua mineral embotellada. Ya sea por costumbre, porque no cumple con unos parámetros deseados, por precio… las familias deciden apostar por un consumo u otro.
Sin embargo, si nos fijamos en términos de sostenibilidad, y siempre partiendo del hecho que el agua sea potable, ¿qué agua es mejor para consumir? ¿la que llega a nosotros a través del grifo o la que compramos en el súper? En nada, la respuesta.
El agua de grifo: herramienta para la sostenibilidad
Sin lugar a dudas, el agua de grifo es más sostenible que el agua embotellada. Y hay varias razones para esto, algunas sorprendentes.
Por un lado, nos encontramos con las emisiones de carbono; el proceso de embotellado, transporte y distribución del agua embotellada conlleva una cantidad significativa de emisiones de gases de efecto invernadero, mientras que el suministro de agua del grifo local tiene un impacto mucho menor. Por otro lado, tenemos el consumo de envases de plástico. Las botellas utilizadas en el agua mineral generan una cantidad importante de residuos que, tarde o temprano, tenemos que depositar en el contenedor amarillo. A un ritmo de consumo diario de 2,5 litros por persona y día, son muchos kilos de envases al cabo del año. En cambio, el agua del grifo no requiere el uso de envases ya que llega a casa mediante las tuberías de suministro.

Otro de los aspectos a tener en cuenta es, sin duda, el económico. El agua embotellada es mucho más cara que el agua del grifo. Con un simple gesto, nos podemos ahorrar bastante dinero al final de mes simplemente sustituyendo el agua mineral por la de grifo. Y es que actualmente, el precio medio para uso doméstico del agua es de 1,97 euros el metro cúbico lo que representa el 0,9 % del presupuesto familiar. Así se desprende del XVII Estudio Nacional de Suministro de Agua Potable y Saneamiento en España 2022 realizado por la Asociación Española de Abastecimientos de Agua y Saneamiento (AEAS). En este informe también se destaca que el 65 % del agua captada para abastecimientos corresponde a aguas superficiales, el 26 % a aguas subterráneas y de manantiales, y el 9 % restante a aguas desaladas. Es decir, que dependiendo de donde vivas, el agua que te puede llegar a tu domicilio puede tener el mismo origen que el de la botella que has comprado en el supermercado. ¡Y mucho más barata!
¿Consumir agua de grifo es seguro?
“El exhaustivo control de los operadores y autoridades sanitarias muestra que los consumidores pueden confiar plenamente en su calidad. El agua de grifo es de absoluta confianza. Respecto al anterior estudio, se han realizado un 38 % más de análisis completos en laboratorios, un 19 % más de análisis de control y un 57 % más de exámenes organolépticos por los gestores de aguas de consumo”, añade Fernando Morcillo, presidente de la Asociación Española de Abastecimientos de Agua y Saneamiento (AEAS). Para poder asegurar este control, el 78 % de los abastecimientos tienen implantados Planes Sanitarios del Agua y el 10 % los tienen en curso, en concordancia con las futuras exigencias de la Directiva Europea de Aguas de Consumo. «Sin embargo, hay algunas situaciones en las que el agua embotellada puede ser más conveniente o necesaria, por ejemplo, durante emergencias en las que no hay acceso a agua potable”, añade Morcillo.

Otro de los aspectos a tener a tener en cuenta es el aquel derivado de los nanoplásticos y los microplásticos. ¿Es mejor consumir agua de grifo si queremos reducir nuestra exposición a estos plásticos de entre una micra y cinco milímetros? La respuesta a esta pregunta es la que quiere hallar la investigación Estudio sobre la exposición a nano y microplásticos a través del agua de consumo de Barcelona que está llevando a cabo el Instituto de Salud Global de Barcelona. La investigación, que se inició en 2021 y que tiene prevista su finalización el mes de octubre de este año, pretende dar con la respuesta. En la web Estudio sobre la exposición a nano y microplásticos a través del agua de consumo de Barcelona – Proyecto – ISGLOBAL puedes ver cómo avanzan los resultados del estudio
¿Se controla más el agua mineral que el agua de grifo?
Existe una falsa creencia entre la población que agua mineral tiene muchos más controles que el agua embotellada y, con ello, que es más saludable. Y no. El agua que nos llega a casa tiene unos estándares de control, seguimiento y monitoreo periódicos muy estrictos. De hecho, el agua del grifo se somete a rigurosos controles de calidad para garantizar que sea segura para beber. Cada vez más De hecho, el Real Decreto 3/2023 de agua de consumo humano, de este enero, introduce una mejora en cuanto a la cantidad de plaguicidas peligrosos permitidos.

Con el objetivo de proteger la salud humana, la nueva norma limita la cantidad de plaguicidas prohibidos y no autorizados permitidos en aguas de consumo humano. Para plaguicidas autorizados, mantiene el anterior límite de 0,1 microgramos por litro. Pero introduce un nuevo límite, más restrictivo, para plaguicidas prohibidos y no autorizados. Este nuevo límite, de 0,03 µg/l, que en la anterior legislación solo se aplicaba a cuatro sustancias ahora se aplica a todos los plaguicidas diferentes a los autorizados. Es un cambio importante porque las sustancias no autorizadas y prohibidas son numerosas, además de mucho más tóxicas y peligrosas para la salud y los ecosistemas. Además, el nuevo Real Decreto 2/2023 que regula la explotación de las aguas minerales naturales, aguas de manantial y aguas preparadas envasadas para el consumo humano, también de enero de 2023, no introduce esta distinción entre plaguicidas autorizados y no autorizados, y mantiene el mismo límite para ambos grupos, de 0,1 microgramos por litro.
Es decir, para plaguicidas prohibidos o no autorizados por ser muy tóxicos, el agua de grifo tiene una regulación más estricta de 0.03 µg/l que el agua embotellada, de 0,1 µg/l. Quienes optan por comprar agua embotellada por propio deseo o, más habitual, porque el agua en su zona no ha sido correctamente gestionada por las administraciones, pagan mucho más por un agua que permite más de tres veces la cantidad de plaguicidas prohibidos.