Es probable que cuando se trata de bancos y entidades financieras el concepto de sostenible no aparezca entre las principales características que permitan definirla. Antes surgirán otros conceptos como dinero, inversión, ahorro, hipoteca, depósito. Yendo un paso más allá es probable que como mucho aparezca el término banca electrónica, pero la realidad es que el sector bancario juega un papel más importante del que habitualmente se cree en la transición hacia una economía más sostenible.
Por eso, el concepto de banca verde ocupa un lugar cada vez más destacado en las estrategias del sector financiero. Son varios los apartados que se conjugan dentro del concepto global, pero el fundamental es el de que las entidades financieras inviertan en proyectos y actividades que son ambientalmente sostenibles y socialmente responsables. Efectivamente, el bancario es un sector considerado muy tradicional, que siempre ha tenido como principal objetivo maximizar sus beneficios. Sin embargo, se trata de uno de los sectores que antes ha comenzado a implementar sus procesos de transformación digital. Y entre esos proyectos, la sostenibilidad es uno de los pilares estratégicos: ya no se trata de obtener la mayor cantidad posible de beneficio, sino que ahora se pretende conseguir un equilibrio entre el apartado económico, social y ambiental.
Enseñar a los clientes a operar de forma sostenible
Que el sector financiero esté abrazando la sostenibilidad como elemento estratégico, puede que sea por motivos reputacionales o porque determinados proyectos van a incrementar su beneficio, pero la realidad es que son numerosas las instituciones que abrazan la banca verde. Así no es extraño ver cómo sus inversiones se están canalizando hacia proyectos y empresas que tienen un impacto en mejorar la conservación del medioambiente o en incrementar la calidad de vida de las personas. No es extraño ver cómo los bancos toman posiciones en empresas de energías renovables o en compañías que fomentan la movilidad sostenible.

Asimismo, la banca verde tiene entre otros objetivos enseñar a sus clientes a operar de forma sostenible. Ya no es extraño ver como entre sus productos se cuelan conceptos como el de los Préstamos Sostenibles o la Hipoteca Verde. Éste último, sin ir más lejos, está enfocado a facilitar al clientes la compra de viviendas que tienen, por ejemplo, una alta eficiencia energética. Asimimos el sector bancario ha empezado también a realizar diferentes actuaciones como la plantación de árboles cuando los clientes realizan operaciones a través de los canales digitales, compensar a las empresas que tienen una mayor concienciación ambiental o ayudar a los clientes a medir su huella de carbono basándose en los recibos que pasan las compañías energéticas o el gasto que hacen en combustible a través de sus tarjetas de crédito.
El binomio banca verde y tecnología
La tecnología es uno de los elementos más importantes en la transición hacia la banca verde. Sin ir más lejos, los bancos gestionan infinidad de datos de clientes que les permiten realizar evaluaciones de impacto ambiental. Gracias al uso del big data y de soluciones avanzadas de analítica pueden analizar el impacto que tendrá en el medioambiente una determinada inversión que puedan realizar en una compañía. Asimismo, pueden obtener un resultado casi exacto del impacto que tendrá en una comunidad la realización de un proyecto para el que se esté pidiendo un préstamo. Pueden saber si ese proyecto va a devenir en un mayor número de desplazamiento por vehículo privado y por tanto , más contaminante o si afectará al empleo de la zona, lo que le permitirá decantar a favor o en contra la concesión del préstamo.

Asimismo, con el empleo de soluciones de analítica y ya también, con la ayuda de la inteligencia artificial pueden identificar cuáles son los riesgos ambientales y sociales en los que están incurriendo aquellas empresas de las que son accionistas lo que les permite tomar decisiones sobre las ventajas de seguir invirtiendo en determinadas empresas.
Transparencia
Desde la crisis financiera de 2008, la transparencia se ha convertido en uno de los elementos obligatorios que tiene que cumplir cualquier banco. En el apartado de la sostenibilidad, la transparencia es también obligatoria. No sirve con comunicar que se invierte en proyectos sostenibles o que se aplican políticas para reducir la desigualdad. Hay que demostrarlo. En este sentido, la tecnología blockchain se convierte en uno de los principales aliados para demostrar que las transacciones financieras son transparentes. Esto es especialmente relevante en la financiación de proyectos sostenibles, donde la trazabilidad y la integridad de los datos son críticas.

Pero donde más ha ayudado la tecnología a conseguir que la banca sea más verde es en la digitalización de los procesos operativos. Y lo lleva haciendo desde hace algunos años. Gracias a la incorporación de diferentes soluciones tecnológicas se han reducido el consumo de recursos. Así la reducción del papel, gracias a que la gran mayoría de las operaciones se hacen a través de una app en el móvil o desde la página web del banco, ha sido espectacular. Asimismo, las operaciones internas han permitido reducir la huella de carbono: al utilizarse cada vez menos dinero en efectivo, el transporte para trasladarlo es también menor. La automatización de procesos o la optimización de la energía que se consume en las sedes o en las oficinas también han permitido que el sector bancario reduzca de forma sensible su huella de carbono.
Retos principales
A pesar de las ventajas que la tecnología proporciona en el camino hacia la banca verde, no es menos cierto que todas esas actuaciones implican ciertos retos que se deben resolver. El principal de todos ellos es el que tiene que ver con la denominada brecha digital.

En muchos casos, el uso de nuevas tecnologías incrementa esa brecha digital, lo que va en contra de la consecución del punto 10 de los objetivos de desarrollo sostenible. La incorporación de soluciones tecnológicas incrementa la rapidez de las operaciones, permite reducir el número de viajes que se realizan a las oficinas bancarias y posibilita, entre otros muchos aspectos, que los usuarios tengan un mayor control sobre sus cuentas. Sin embargo, hemos visto en los últimos años, como los ancianos o las personas de poblaciones y regiones despobladas necesitan de una banca tradicional que les permita seguir operando, puesto que no son capaces de manejarse con las nuevas aplicaciones y necesitan de un contacto personal.
Otro reto importante es el de la ética bancaria. Dado que el sector financiero posee una gran cantidad de datos de los clientes, muchas de las decisiones que se toman con respecto a ellos se realiza de manera automatizada. Esto, nuevamente vuelve a afectar al ODS número 10, puesto que esa automatización puede favorecer las desigualdades, ya que no se valora caso por caso cada necesidad.