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Carla Filipe, arte con neumáticos y ‘malas hierbas’

Carla Filipe nació en Aveiro (Portugal), en 1973. Y vive y trabaja en Porto / Oporto. Desde comienzos de la década pasada se ha convertido en una artista imprescindible del panorama luso. Comenzó con proyectos alternativos en Porto, formando parte de un grupo de jóvenes artistas que exponían en locales emergentes, no institucionales, y animaban el debate cultural. Una generación de jóvenes que, por otro lado, son los que se pusieron manos a la obra en la década pasada para sacar a su ciudad de la decadencia en que se encontraba y convertirla en un referente de las rutas viajeras.

Ha desarrollado principalmente su actividad desde el dibujo conceptual, siempre con una fuerte carga autobiográfica y de conciencia social. Su obra es muy biográfica, y muchos recuerdan su exposición de 2014 en la Colección Berardo de Lisboa, un proyecto en torno a su familia, en el que se sirvió como hilo narrativo de las estaciones y líneas de tren. Cuando se le pregunta qué quiere expresar con una determinada obra, ella apela a uno de sus principios: «El arte es una forma de pensar».

Y es lo que transmite en su trabajo para Incertidumbre Viva, que desde una perspectiva ecológica no puede ser más verde, pues aprovecha tubos de hormigón de canalizaciones y grandes neumáticos como impactantes maceteros donde crecen «plantas comestibles no convencionales», así las llama ella. Desde un punto de vista político y sociológico, la argumentación gira en torno a lo fácil y arbitrario que le resulta a las convenciones sociales decidir qué se come y qué no, qué es mala hierba y qué no, qué es bello y útil y qué no, que está de moda y actualidad y qué no y hay que apartarlo. El comisario de la muestra, Jochen Volz, ha explicado sobre la instalación de Filipe: «Habla de una cierta gestión del conocimiento. Ya no recordamos que algunas plantas son comestibles. Se retiraron del menú para que la industria alimentaria consiga hacer dinero al vender, esencialmente, patatas, maíz, arroz y soja».

El título que le ha dado resume bien la esencia de sus significados: Migración, inclusión y resistencia. Traslademos esa clasificación de las plantas -con qué alegría y despreocupación calificamos a determinada vegetación como «mala hierba» y nos disponemos a exterminarla- a las ovejas negras de la sociedad, a los humanos inservibles, y nos dará qué pensar. De la misma manera que arrancamos las malas hierbas que crecen en las cunetas, los poderes sienten la tentación de clasificar así a quienes se mueven en las otras cunetas, en los márgenes de la sociedad, fuera de las estructuras de orden y convención. Inclusión y exclusión… Y resistencia.

Carla Filipe estudió Bellas Artes y Escultura en la Universidad de Porto. Entre 2003 y 2007, alcanzó notoriedad con dos proyectos de arte urbano en su ciudad: Salão Olímpico y Projecto Apêndice, que se convirtieron en referentes de este tipo de actuaciones. Entre 2009 y 2015 ha desarrollado sus proyectos a partir de residencias artísticas en Londres, Amberes y Florida. Ha expuesto por todo el mundo, desde Lisboa a Lausanne, París, Berlín, México y Sao Paulo. El experto y gestor cultural Vicente Todolí, que fue director de la Tate Modern de Londres y le ha comisariado alguna muestra, ha dicho de ella: «Carla Filipe posee una gran riqueza expresiva a la hora de penetrar en el universo del dibujo y la obra sobre papel que aborda en sus trabajos, frecuentemente en instalaciones y libros de artista. En sus proyectos conjuga tanto los aspectos públicos como los privados, creando un mundo referencial y a la par misterioso, y en el que afloran significados inesperados». Es lo que proyecta desde los tubos y neumáticos de Incertidumbre Viva.

En su trabajo plantea las fronteras entre la cultura elevada y la cultura popular, a las que ella fusiona de manera inevitable. Y aborda diversos tipos de reminiscencias, desde el repaso a su pasado familiar hasta indagaciones relacionadas con la idiosincrasia socio-política de Portugal, y todo ello de un modo que intenta subrayar, según explica Pedro Lapa, director artístico del Museu Coleção Berardo de Lisboa,» la naturaleza tragicómica de sus propuestas». Residuos autobiográficos que a menudo forman archivos fantasmagóricos, objetos que reúne fuera de contexto para dotarles de nuevas narrativas que hacen compleja la aparente simplicidad de una primera mirada.

No es la primera vez que Carla Filipe apela al reciclaje como punto de partida de su trabajo. En la instalación Desterrado, en Murcia, se sirvió de cemento, agua del Mediterráneo y objetos recopilados durante paseos por las calles de esa ciudad, incluidas prendas de ropa desechadas, anuncios de empleo impresos y registros de frases escritas a modos de grafitos en las paredes de la ciudad, como ejemplo de la arqueología migratoria del presente.

Paseando por Oporto descubrimos también el trabajo con materiales reciclados de otro excelente artista portugués, Bordalo. A él le dedicaremos, el próximo mes, la siguiente entrega de Artistas que miran en verde, y que rescatan los mal denominados desechos -con qué alegría y despreocupación la sociedad desarrollada de consumo ha clasificado lo que es útil y lo que es inútil, lo que es desecho y lo que no, lo que nos sirve y lo que no… démosle la vuelta- y les confieren nueva vida en sus proyectos, incluidos los neumáticos.

 

Más información sobre Carla Filipe en Fundación Serralves de Porto:

https://www.serralves.pt/pt/actividades/incerteza-viva-uma-exposicao-a-partir-da-32-bienal-de-sao-paulo/

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