Sin embargo algo falla. Mi observación es que en mi casa se utiliza mucho más la lavadora que en casa de mis padres cuando yo era adolescente. Y somos menos. El término de “fecha de consumo preferente” se lleva a rajatabla. El pan duro no se transforma en pan rallado para las croquetas, ni siquiera los restos del pollo se incluyen en ellas, y además éstas llegan congeladas directamente desde la tienda.
El uso de las servilletas, el papel higiénico, el papel cocina, los “tissues” y toda la parafernalia de usar y tirar por la taza del retrete se han triplicado en 20 años.
Mi preocupación sobre si realmente
está creciendo. Creo que estamos fallando en inculcar y practicar los conceptos que realmente nos pueden hacer evolucionar hacia un mundo más sostenible.
Son ellos los que van a disfrutar del mundo venidero, y no creo que un mundo similar al que ellos dejan, después de una reunión tipo “botellón”, sea la mejor manera de conservar nuestros frágiles ecosistemas.