La evolución del mercado automovilístico es indudable. Como uno de los máximos responsables de la emisión de gases contaminantes, este sector lleva años innovando en la mejora de la sostenibilidad: coches con consumos más ajustados que producen menos emisiones o mejores motorizaciones para adaptarse a las cada vez más restrictivas normativas medioambientales fueron sólo el inicio. A pesar de todos esos avances, la realidad es que los motores de combustión tienen los días contados y el futuro parece pasar por el coche eléctrico, a pesar de que éste, también tiene sus problemas con el medioambiente.
Así que, ¿hacia dónde vamos? Visto que la necesidad de desplazarse es inherente al ser humano y que vivimos en un mundo hiperconectado, parece absurdo pensar que los vehículos van a desaparecer de nuestras vidas. Y la solución, no pasa solamente por el coche eléctrico, porque es materialmente imposible fabricar baterías para el mismo número de automóviles que actualmente circulan por todo el mundo. Todo parece apuntar a que el coche conectado, y una reducción de los autos en propiedad, pueden ayudar a hacer que el mundo sea un lugar más sostenible.
¿Qué es el coche autónomo?
Pero, ¿qué es el coche autónomo? Básicamente, es un vehículo sin conductor. Es decir, el vehículo se conduce por sí mismo. Es el sistema informático del automóvil el que asume todas las responsabilidades de conducción. El sistema del vehículo utiliza radares infrarrojos, sofisticados sensores de movimiento, cámaras, un GPS preciso y complejos algoritmos que permiten que el coche se conduzca solo.
Utilizando toda esta tecnología, junto con los datos históricos de las horas registradas, el coche puede generar un mapa de su entorno para saber por dónde va, qué hay a su alrededor y qué zonas debe evitar. Y es algo que no afecta solo a los coches, ya hay proyectos de barcos, aviones o camiones autónomos. Muchos trenes ya lo hacen: sin ir más lejos la línea 1 del metro de París es totalmente autónoma y en nuestro país, Barcelona ya cuenta con líneas en los que el tren circula sin necesidad de que haya ningún conductor. En China, el pasado año 2020, ya entró en funcionamiento la primera línea de alta velocidad cuyos trenes son autónomos.
Es evidente que no es lo mismo un tren que un coche. El tren va a través de vías y su control es relativamente sencillo. Un coche, sin embargo, se encuentra con obstáculos de forma permanente: semáforos, peatones que cruzan, adelantamientos, rotondas, vehículos de diferentes tamaños, señales,… La tecnología, sin embargo, está lista y las pruebas que se están realizando son cada vez más concluyentes: el coche autónomo va a ser una realidad de aquí a unos años. Para que se pueda dar ese desarrollo, la dificultad radica en que un vehículo pueda sortear cada uno de los obstáculos que se encuentra y tecnologías como 5G o la computación en el Edge se muestran como grandes aliadas en su desarrollo. Gracias a ellas, y a los miles de sensores que llevan incorporados, estos vehículos son capaces de tomar decisiones al momento para ,por ejemplo, detenerse en el instante en que un peatón cruce una calle.
El beneficio medioambiental
Tesla y Google llevan tiempo haciendo pruebas sobre la viabilidad del coche autónomo con éxito. En España, la primera prueba se hizo en 2015 y desde entonces se han llevado a cabo muchas más. Sólo falta por ver cuándo se producirá una distribución masiva de este tipo de vehículos. Mientras llegan, centrémonos en qué beneficios medioambientales tendrán este tipo de vehículos y en que favorecerá a la sostenibilidad.
En primer lugar, hay que hacer referencia al principal problema de la industria automovilística: las emisiones. Evidentemente, el coche autónomo es completamente eléctrico, por lo que no realiza ninguna emisión de gases a la atmósfera. Esto no quiere decir que sea 100% sostenible a menos que la recarga de la batería provenga exclusivamente de fuentes limpias, algo que, en países como China, parece difícil de conseguir a corto-medio plazo. Evidentemente, la fabricación de la ingente cantidad de baterías que van a ser necesarias para mover toda la flota de coches conectados tampoco es muy sostenible, pero todos los expertos apuntan a que en el momento en que el coche conectado aparezca en nuestras vidas de forma masiva, el número de vehículos en propiedad será casi residual ya que los usuarios preferirán realizar un pago por uso y olvidarse de todos los costes asociados al mantenimiento de un vehículo. ¿Utopía? Lo mismo decían quienes señalaban que la gente no iba a renunciar a tener los DVDs de sus películas favoritas en sus casas. Así que, es evidente que los coches autónomos contaminarán (bastante) menos que los actuales.
También contaminarán menos que los coches eléctricos que actualmente vemos circular por las calles. Un humano no realiza una conducción perfecta. Un vehículo autónomo, sí: circula siempre a la velocidad permitida, no frena ni acelera en exceso por lo que al eliminar todos estos factores consume menos energía de la batería, lo que se traduce en una menor contaminación del aire.
Olvídate de tu coche… y de tu garaje
El coche autónomo supondrá la desaparición de muchas plazas de garaje a las que se tendrá que dar otro uso. Porque los vehículos autónomos implican que habrá menos coches por hogar. Por ejemplo, ya no será necesario que el padre coja el coche para llevar a los niños al colegio y después ir a la oficina mientras la madre utiliza el suyo para ir a su puesto de trabajo. Un coche autónomo se encarga de llevar a toda la familia a cada lugar, quedar aparcado en el último punto y volver a arrancar para hacer la misma ruta en sentido inverso cuando llega la tarde. Es decir, el coche autónomo cubre la necesidad de cada miembro de una familia de una sola vez. Si además, se tiene un contrato de pago por uso que garantice cada uno de los movimientos de la familia, no hay necesidad de tener que realizar una gran compra para adquirir un coche ni tener que destinar un presupuesto al mantenimiento del mismo.
Todo ello, reducirá el número total de coches en la carretera, así como los desplazamientos innecesarios que contribuyen a que se produzcan más emisiones. Y gracias a esa reducción de vehículos, la congestión del tráfico se verá mermada para disfrute de los habitantes de las grandes ciudades. En teoría, gracias a este tipo de vehículos, las calles y carreteras más congestionadas serán un recuerdo lejano. La gran ventaja de ello es que el tráfico se moverá de forma más constante, lo que abrirá nuevas oportunidades para la planificación de la ciudad para poder centrarse, esta vez sí, en los peatones y los espacios verdes en lugar de los flujos de tráfico. Gracias al coche autónomo, entrar y salir de una ciudad será más fácil con flujos de tráfico constantes y se eliminará la necesidad de que muchas personas vivan en el centro de la ciudad por comodidad.
Accidentes
Aunque España ha reducido de forma sensible el número de accidentes, éstos siguen existiendo y existirán. Cada accidente, supone un coste y tiene un efecto medioambiental. Con un coche autónomo los accidentes se reducen a la mínima expresión. No van a desaparecer, porque siempre se puede producir algún fallo, pero sí se puede afirmar que un país como el nuestro reduciría a menos de una decena la cifra de fallecidos anuales en las carreteras. Y es que, bien sea por conducción temeraria, por error humano, por revisar el móvil, por beber o simplemente por estar distraído al volante, el conductor es siempre la parte más peligrosa de cualquier trayecto que se produce en un automóvil.
Además, puede ser difícil para un conductor tomar una decisión en una fracción de segundo para girar a la derecha o a la izquierda cuando ve que se va a producir una colisión. El ordenador de un coche autónomo, sin embargo, gracias a la Inteligencia Artificial y al Machine Learning ha realizado miles de simulaciones por lo que siempre va elegir el camino más seguro al instante y evitaría cualquier accidente.
En definitiva, las ventajas que presenta el coche autónomo, son innumerables, tanto para el medio ambiente como para las sociedades en general. Tan sólo nos queda esperar a su llegada.