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Primer plano de las piernas de un hombre en bicicleta clásica por las calles de una ciudad Primer plano de las piernas de un hombre en bicicleta clásica por las calles de una ciudad

Cómo nos moveremos en la ciudad del futuro

Día a día aparecen nuevas posibilidades para movernos en las ciudades: coches compartidos, bicicletas, patinetes eléctricos… Lo ideal sería disponer de aquel que más nos conviniese en cada caso. Eso es la movilidad multimodal y eso es lo que se busca con este proyecto

La movilidad de las personas en las grandes y medianas urbes está viviendo una transformación paulatina al aparecer nuevas posibilidades para movernos de un lado a otro que ya no son solo el transporte público o el vehículo privado. Diversos sistemas compartidos como coches, bicicletas, motos o patinetes están pasando a formar parte de las opciones al alcance de los ciudadanos para movernos en la ciudad del futuro.

Y todo este ecosistema, como lo denominan los técnicos y estudiosos de la movilidad, está llamado a organizarse adecuadamente tanto para convivir, como -y sobre todo- para dar el servicio que los usuarios necesitan y esperan. Todo ello, además, dentro de los márgenes por los que debe transcurrir el transporte del futuro: la sostenibilidad social y ambiental.

¿Qué es la movilidad multimodal?

Es la movilidad multimodal, que significa que «los ciudadanos van a tener una opción de movilidad sostenible que responda exactamente a las necesidades que tengan en cada momento», como la define Sergio Díez, director Connected Mobility Hub, entidad que ha coordinado el Manifiesto de la Movilidad Multimodal. Un documento de trabajo para apoyar un proyecto global de cambio en la movilidad urbana, enfocado en la innovación y la colaboración público privada de todos los actores implicados en ella, para dar respuesta a un reto que claramente no tiene una solución única.

En este manifiesto se recogen la visión y los compromisos para acelerar este cambio de más de 20 empresas de movilidad que operan actualmente en Madrid, junto con el ayuntamiento de la capital, la Empresa Municipal de Transportes (EMT), el Consorcio Regional de Trasportes y la Dirección General de Tráfico (DGT), del Ministerio del Interior.

Caminar puede ser una alternativa viable para desplazarse en las ciudades si se combina con otros medios de transporte adicionales

El objetivo es «descubrir las palancas necesarias para acelerar la adopción de un sistema de movilidad más sostenible en el entorno urbano y desde la perspectiva de las personas».

Se trata de afrontar una necesidad real de ofrecer una alternativa de movilidad para las personas en unas ciudades que, como señala Díez «se van a ir cerrando a los vehículos contaminantes, como resultado de la implantación progresiva de las zonas de bajas emisiones, que cerrarán al tráfico los vehículos contaminantes; y en las que, además, tanto ayuntamientos como sus habitantes están reivindicando el espacio para las personas, con procesos de peatonalización, nueva gestión del espacio con agrandamiento de aceras, etc. ».

Las ciudades europeas de más de 50.000 habitantes implantarán zonas de bajas emisiones

En España las ciudades con más de 50.000 habitantes «son unas 150, y además de controlar las emisiones, está también la necesidad de racionalizar el uso del coche, sobre todo el uso individual, y buscar sistemas alternativos, para que los ciudadanos tengan opciones de movilidad sostenible que respondan exactamente a la necesidad que tengan en ese momento. Que a lo mejor no se necesita resolver siempre a base de usar el coche particular».

Se entiende que va a entrar en función «un cambio de mentalidad que contemple que caminar, usar una bicicleta, moto o transporte público, pueden ser posibilidades mucho más viables y adecuadas. Por eso, cada vez las ciudades van a estar más nutridas de sistemas de movilidad sostenible. Pero tienen que estar muy fácilmente a disposición de las personas, para ello la planificación, la coordinación entre todos los actores que intervienen y la tecnología va a permitir gestionar mejor la disponibilidad y uso de todas estas formas de movilidad, de manera que se los usuarios puedan tener fácilmente un conocimiento de las posibilidades e, incluso, el pago, según sus necesidades para que puedan elegir en cada momento».

Las ciudades de más de 50000 habitantes tendran zonas de bajas emisiones

La elaboración de este documento ha llevado un año y ha requerido la participación e implicación de todas las entidades que se han sumado a él. Hacer un diagnóstico de la situación de la movilidad urbana en Madrid fue el primer paso. «De esta manera se pudieron ver las necesidades y los obstáculos, se identificaron las oportunidades de mejora y se comenzó a establecer las soluciones que pueden impulsar el cambio hacia una movilidad multimodal urbana más conveniente, accesible, sostenible y segura para el conjunto de las personas y que responda a su necesidades reales», detalla Díez.

Construir una visión compartida para que el sistema funcione

Construir una visión compartida entre todos sectores los implicados, tan diferentes puesto que van desde administraciones públicas estatal a nuevas empresas del ámbito tecnológico, era también una necesidad prioritaria, «para construir una visión compartida de un montón de actores para que el sistema funcione. Por eso los hemos juntado a todos para que, ya que estamos de acuerdo en que la movilidad multimodal es la alternativa de uso, en este caso en Madrid, ponernos de acuerdo y construir las bases para acelerar todo el proceso. Ese paso ha sido uno de los grandes retos que hemos afrontado con este Manifiesto. Es un ejemplo práctico de proyecto en el que se comparte la visión de lo público y lo privado. Después, qué acciones contribuyen a desarrollar esas palancas que van a hacer posible ese cambio. Y, por último, cómo lanzar proyectos para activar todas esas acciones».

Sistema municipal de alquiler de bicicletas

En lo concreto, el manifiesto es un documento que propone más de 40 acciones concretas en torno a 10 líneas de acción, -las famosas palancas-,  que se han organizado en grupos de recomendaciones, «algunas muy obvias y otras quizá no tanto. La primera es poner al usuario en el centro, para darle conveniencia, usabilidad, etc. para facilitarles el uso de todas las posibilidades, desde el transporte público al coche compartido. Otro tema importante es la intermodalidad, que la gente pueda pasar fácilmente de un sistema a otro, por ejemplo que pueda dejar la bicicleta en un sitio seguro antes de subir al tren. Y también integrarlo todo tecnológicamente con el uso y gobernanza adecuados de los datos, para planificar infraestructuras, respuesta a las demandas, mejorar los servicios y los costes. Y también para que con una sola aplicación se puedan utilizar todas las posibilidades, ya sea transporte público o cualquiera de las modalidades de vehículos de uso compartido. Y con esa sola aplicación se pueda identificar, pagar, etc.».

Los problemas de la micromovilidad

La gestión de la micromovilidad, bicicletas y patinetes sobre todo, «nos hemos encontrado plantea un problema importante para las personas. Por ello, por ejemplo, estamos impulsando un proyecto de uso de espacio público que permita al usuario saber que en un lugar determinado va a haber un aparcamiento seguro para su bicicleta donde dejarla. Ahí, el ayuntamiento hace esa gestión del espacio, la persona puede hacer uso de él y hay una plataforma tecnológica que le permite saber dónde están situados esos espacios y qué disponibilidad tienen en ese momento, incluso poder reservarlo».

Hombre acarrea su patinete en la ciudad

Otro factor básico es la electrificación «que tiene ser un factor clave en este cambio. Por eso la multimodalidad implica también aportar infraestructuras de recarga pública que permitan también el uso privado».

La idea de todo este proyecto es que, aunque inicialmente esté centrado en Madrid, «sea un modelo replicable en otras ciudades, adaptando las soluciones propias que requieran. Y no solo accesible al centro de las ciudades, sino a todo su ámbito amplio, dar servicio a la ciudad completa. Incluida la gente que va desde fuera. Se ha empezado por Madrid porque quizá aquí esté más avanzado».

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