El comercio electrónico se ha visto disparado desde que irrumpió la pandemia. Incluso en aquellos segmentos, como el de la compra de alimentación, donde su desarrollo era más lento, las compras en línea se dispararon motivadas por los sucesivos confinamientos. El gigante del comercio electrónico, Amazon, vio cómo sus ingresos se disparaban durante este tiempo, pero también otros comercios minoristas o empresas dedicadas al reparto de comida a domicilio.
El problema es que después de que la crisis provocada por el Covid haya remitido, en materia de compras, no hemos vuelto a las fórmulas tradicionales de compra, sino que nos hemos hecho más cómodos y queremos que nos traigan casi cualquier cosa directamente a casa. Y ese hábito adquirido es de todo, menos sostenible.
Entregas de última milla
Para 2030, se espera que la demanda de las denominadas entregas de última milla crezcan entorno al 78% con respecto a la actualidad. En este dato influyen el incremento de la población que vive en ciudades así como el aumento que se va a producir entre las tiendas de alimentación, de electrónica o de ropa por ofrecer entregas a domicilio mucho más rápidas. Es decir, al reducirse los tiempos de espera, el cliente tenderá a comprar cada vez más productos de forma online.

Aunque el aumento de la población urbanita es importante, el factor más decisivo y que afecta claramente al impacto medioambiental se encuentra en la carrera que ya se está observando entre los más grandes operadores por ofrecer envíos cada vez más rápidos. El gigante Amazon lleva trabajando desde hace muchos años en ofrecer la entrega en un día a todos aquellos suscritos a su servicio Prime. Pero no es la única: grandes cadenas de supermercados o gigantes de la industria textil ven que el hecho de servir sus productos al instante les puede proporcionar una gran ventaja con respecto a sus competidores. Y esto tiene un problema: los envíos instantáneos no sólo animan a los consumidores a hacer varias compras pequeñas en lugar de una sola grande, sino que el traslado de esas compras al domicilio del cliente suele generar varios viajes de entrega al día. Y este es el problema.
Lo que era beneficioso, ya no lo es
Hasta que no se ha producido esta explosión del comercio electrónico, los expertos en sostenibilidad veían que comprar online suponía una ventaja para el medioambiente. Hasta hace no muchos años, un comprador cogía su coche particular, se acercaba al supermercado y realizaba la compra. Pero ese acto, multiplicado por millones de compradores, suponía un incremento de las emisiones, así que si todo el mundo realizaba la compra a través de Internet, se reducían esas emisiones ya que en un único vehículo se podían repartir los productos de muchos usuarios.

Ese modelo hoy se ha invertido, y las entregas muy pequeñas y rápidas son las que están experimentando un mayor crecimiento: los usuarios ya no bajan a comprar un paquete de sal, ni se la piden al vecino: ya tienen a empresas como Gettir que se lo llevan hasta su casa, con el consiguiente daño al medioambiente.
No sólo Amazon
Aunque Amazon fue el primero que vio el nicho de mercado y la ventaja que suponía con respecto a otros competidores el entregar los productos de forma muy rápida, lo cierto es que prácticamente todas las compañías que operan en el entorno del comercio electrónico están mejorando sus tiempos de entrega para que sean más rápidos. Según un informe de Rakuten Intelligence, en los últimos dos años, el tiempo medio que transcurre desde que un cliente adquieres un artículo hasta que llega a su puerta pasó de los 5,2 días a los 4,3. Y la cifra seguirá acortándose. Tanto que algunas de las empresas de mensajería más importantes del mundo ya empiezan a quejarse de que la rutina que están empezando a tener los consumidores de adquirir pequeñas cantidades en cualquier momento del día está haciendo que sus vehículos tengan que hacer un mayor número de kilómetros y por tanto, aumente su gasto en combustible y también las emisiones.

Aunque, es difícil extraer datos de todas las empresas que operan en el sector del comercio electrónico, sí se tienen cifras sobre Amazon. Así según el grupo ecologista 350 Seattle, las entregas de la multinacional supuso en 2017 emisiones de más de 19 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera. Es decir, lo mismo que cinco centrales eléctricas de carbón. En realidad, es un problema que se podría solventar si Amazon y el resto de proveedores invirtieran en que sus vehículos de transporte dejaran de moverse con combustibles fósiles. Según el grupo ecologista norteamericano, la mayoría de la flota de la multinacional del comercio electrónico en todo el mundo sigue moviéndose a través de vehículos diésel.
¿Qué se puede hacer?
Como siempre ocurre, no sólo las empresas son responsables de la situación. En este sentido, los consumidores tienen en su mano varias opciones para hacer que el modelo sea más sostenible. En primer lugar y siempre que se pueda, prescindir del comercio electrónico y apostar por el comercio de cercanía para adquirir un determinado producto. No tiene sentido pedir un paquete de harina a una empresa para que lo traiga a casa, si se tiene una tienda de alimentación a menos de un kilómetro de casa.
En segundo lugar, siempre que se opte por el comercio electrónico, es conveniente agrupar el mayor número de compras en un único envío. De esta forma, se ahorrará además en los costes de transporte, puesto que no siempre éstos están incluidos en el precio.

En tercer lugar, es conveniente fijarse en el vehículo que emplea el repartidor para entregar los productos. En este caso, conviene apostar por aquel que haga los trayectos en furgonetas sostenibles y que tengan emisiones cero.
Finalmente, otra opción que favorecerá la sostenibilidad es el de optar porque la empresa transportista deje su producto en un punto de recogida en vez de enviarlo a casa. Son cada vez más los “lockers” que están diseminados por las ciudades y también el número de pequeñas tiendas que hacen de punto de recepción de paquetes. De esta forma, si no nos encontramos en casa, el transportista no tiene que realizar otro viaje y además podrá entregar varios paquetes en un único punto reduciendo el consumo de combustible y las emisiones.