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Con caca de vaca y pelo humano: Siete ecodiseños que nunca imaginaste

Siete sorprendentes ecodiseños que confirman una vez más que absolutamente todo se puede aprovechar con imaginación, experimentación y tecnología.

Visitamos la exposición ‘Materia Gris, Nuevos materiales para la era post-fósil’ (en CentroCentro , Madrid, hasta el 3 de mayo), que nos muestra una cuarentena (menos mal que esta palabra tiene más significados que el que tanto se emplea últimamente) de proyectos de estudios de diversos países, desde Reino Unido a Japón, Holanda, Francia, México o España, para diseñar y fabricar muebles, lámparas, suelos o alfombras con biomateriales. Hay camisetas de algas, sillas de residuos de manzanas, fibras textiles con agujas de pino, contrachapados salidos de las hojas de las mazorcas de maíz, vajillas en las que la materia prima son cáscaras de mejillones o caca de vaca. Y, rizando el rizo, peines hechos de pelo humano. Os dejamos una muestra de siete sorprendentes ecodiseños, de prometedora economía circular, que confirman una vez más que todo se puede aprovechar con imaginación, experimentación y tecnología.

Habíamos visto el uso de cáscaras de langostinos, de huesos de aceitunas, de posos de café y cáscaras de almendras como biocombustibles, abonos en cultivos ecológicos o material para la restauración de terrenos. Pero estos ecodiseños van un poco más allá y nos han dejado boquiabiertos y ojipláticos. La cita: en puro centro de Madrid, en Cibeles, en CentroCentro (espacio perteneciente al Área de Cultura, Turismo y Deporte del Ayuntamiento de Madrid).

Lo primero es lo primero: unas experimentadas palabras de la comisaria de Materia Gris, Ana Domínguez Siemens, periodista que sabe como nadie en España de recovecos, historias y novedades del diseño global, y que últimamente está muy centrada en recuperar raíces y sostenibilidad. Explica: “Con los recursos naturales del planeta al límite del agotamiento y en una sociedad de consumo que produce desperdicios en enormes cantidades, es el momento de que las mentes creativas se apliquen en la búsqueda de nuevos sistemas de producción y consumo racionales. Muchos diseñadores están jugando un importante papel en la investigación y desarrollo de nuevos materiales que se proponen como una alternativa más inteligente y acorde con las necesidades y retos del siglo XXI”.

Los llamados “biomateriales” son particularmente interesantes por su naturaleza biodegradable y en ellos se centra en buena medida el reto de un futuro más sostenible para la producción industrial.

Domínguez Siemens destaca que los proyectos han sido seleccionados por su interés desde el punto de vista del diseño, “es decir, atendiendo al modo en que los diseñadores no sólo resuelven un problema, sino que aportan también su ingenio y creatividad al jugar con estos nuevos materiales con los que expresan también sus inquietudes personales, políticas y sociales, su sentido del humor y su interpretación de los parámetros culturales”. 

Aquí esas siete propuestas que nunca (o casi nunca) imaginasteis:

1. Sillas de manzanas. Hacemos sidra y, con los restos de las manzanas en el proceso de elaboración, fabricamos sillas. Algo así es lo que la prestigiosa diseñadora y arquitecta española afincada en Milán Patricia Urquiola ha incorporado en algunos de sus trabajos para la conocida firma italiana Cassina. La silla Back Wing va tapizada con Apple Ten Lork; la he tocado y su textura resulta muy similar a la del cuero, pero no, no es cuero, sino un material sostenible que se obtiene a partir de fibras derivadas de los residuos del procesado industrial de las manzanas.

2. Alfombras con la corteza de los pinos. Sarmite Polakova es una mujer de Letonia que vive a caballo entre Amsterdam y Frankfurt. En Materia gris podemos ver sus alfombras y jarrones confeccionados a partir de la corteza de los pinos. Y va todo en el mismo paquete: extraordinarios juegos de textura, color y olor que, desde luego, además de sostenibilidad, pueden aportar un puntito distinto a las casas.

3. Peines de pelo humano. La japonesa Azusa Murakami y el inglés Alexander Groves montaron hace diez años el estudio Swine con un objetivo declarado poco convencional: aprovechar el potencial del pelo humano como abundante materia prima –¡anda que no se cortan cabelleras al día en el planeta!– para obtener un material similar al carey con el que fabricar desde peines y peinetas a muebles.

4. Decoración con huesos de aceituna. En España también encontramos muestras de pasmosa y sostenible creatividad. La start-up Naifactory Lab (Silvana Catazine y Joseán Vilar) vieron el futuro en uno de nuestros fuertes agrícolas: el olivar, la aceituna, el aceite. En el proceso de producción de aceite se obtienen subproductos –los huesos de las aceitunas- que en la actualidad se destinan sobre todo como combustible de biomasa, pero que pueden tener otras vidas de reciclaje más refinadas. Estos desechos que no son tales pueden ser recuperados para elaborar materiales que, mezclados con otros restos 100% naturales, permiten su diversificación para gran cantidad de usos y texturas, como lámparas, juguetes y jarrones.

5. Bolsitos de escamas de salmón. Vamos con otro subproducto de la industria agroalimentaria: la piel del salmón. Hace tiempo que se viene aprovechando como cuero por la firma francesa Ictyos, pero tiene un gran problema: su atomización. El diseñador galo Baptiste Cotten trabaja en soluciones para poder ensamblar y montar estos materiales, obtenidos en piezas muy pequeñas, para que tengan un uso más eficaz. Además, la empresa Scales transforma las escamas de los salmones en un material natural con el que Cotten ha desarrollado un catálogo de métodos sencillos de montaje que solamente necesitan agua como pegamento. Tal cual lo cuentan en Materia gris.

6. Lámparas de conchas de mejillones: El proyecto Calcáreo, de la colombiana/chilena Carolina Pacheco , experimenta con la optimización de un bio-compuesto para fabricar moldes hecho a partir de conchas de mejillones mezcladas con un derivado de algas pardas. Terminado su ciclo de uso, al sumergirlo en agua, se disuelve y se reintegra así de nuevo en el ecosistema, sin dejar rastro. Economía circular muy redonda (bueno, como los mejillones, un poco abombada). A partir de ese material, la diseñadora Licia Desideri ha traído a la exposición de CentroCentro diversos objetos calcáreos, como tazas, pies de lámpara y posavasos.

7. Vajillas con estiércol de vaca. Y terminamos con la sabrosa idea del empresario agrícola Gianantonio Locatelli, que en 2015 creó el Museo de la Mierda , en Lombardía (Italia). A partir de ese fantástico centro ha desarrollado una cerámica hecha a base de estiércol de vaca seco (previamente procesado para extraerle el metano y la urea de manera que no despida mal olor), arcilla, paja y otros residuos de granja. ¿Que quieres una mesa distinta para sorprender a tus invitados? Aquí os traemos una tentadora propuesta con la vajilla Merdacotta. ¿No dicen algunos que nos espera un futuro de mierda? Depende de cómo lo miremos.

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