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Contra la deforestación, bosques sostenibles: el sello FSC

En 2019 se perdieron en los trópicos 11,9 millones de hectáreas de bosque. Pero no podemos dejar de usar madera, entonces, ¿Qué hacemos? La clave está en el sello FSC. ¿Sabes qué es y por qué ayuda al medio ambiente?

La deforestación es uno de los principales problemas ambientales del planeta, que además incide en otros, como el cambio climático o pérdida de biodiversidad, poniendo en peligro el porvenir de millones de personas. El certificado FSC de bosques sostenibles busca lograr que el verdadero valor de los bosques sea reconocido e incorporado por toda la sociedad a nivel mundial. Nosotros podemos contribuir a ello. Te explicamos cómo.

Aunque a nivel global la destrucción de bosques ha disminuido en los últimos años, gracias en gran parte a políticas de reforestación activa en varios países, su ritmo continúa a un ritmo “alarmante” en muchos otros, en especial en Sudamérica y África, según Naciones Unidas. Precisamente es en estos últimos donde se encuentran los pulmones verdes del planeta.

En 2019 se perdieron en los trópicos 11,9 millones de hectáreas de bosque en general, destaca un informe  de Global Forest Watch, una plataforma de monitoreo forestal del World Resources Institute (WRI) con sede en Washington. Según este estudio, el año pasado se perdió en los trópicos cada minuto el equivalente a diez campos de fútbol de bosque primario o virgen. Especialmente preocupante es el caso de Brasil: Un tercio de toda la pérdida de bosque primario tropical a nivel global se produjo allí.

La destrucción de bosques se produce por varias causas. La principal con diferencia es la deforestación, que técnicamente consiste en la conversión de bosque a otros usos, agrícolas y ganaderos. Por su parte, la tala ilegal, la construcción de infraestructuras como carreteras, o la explosión demográfica de ciertas zonas del planeta, ponen también en peligro la supervivencia de las masas forestales a nivel global.

Bosques sostenibles, una posible solución

Para combatir este problema, en 1993 se creaba el Forest Stewardship Council (Consejo de Administración Forestal) (FSC), una organización internacional sin ánimo de lucro. Sus impulsores, un grupo heterogéneo de empresarios del sector y de activistas ambientales, pusieron en marcha un sistema para identificar de forma creíble a los bosques bien gestionados, así como los productos de madera fabricados responsablemente. Gonzalo Anguita, director ejecutivo de FSC España, explica que prefieren denominarse como una “certificación de la madera y otros productos de origen forestal con las máximas garantías ambientales y sociales”.

En nuestro país, el certificado FSC llega en 1998 de la mano de WWF. Según esta ONG conservacionista, España es uno de los principales países de la Unión Europea (UE) donde se recibe madera proveniente de talas ilegales.

Gracias al certificado FSC, empresas, instituciones y ciudadanía pueden consumir productos forestales bien gestionados, al identificarlos de forma sencilla. Los productos con sello FSC son cada vez más variados y numerosos: desde suelos y puertas de madera a ventanas, todo tipo de papel y cartón, cuadernos, cepillos para el pelo, cuadros para marcos, mobiliario urbano y de oficina, etcétera. La certificación forestal no tiene por qué encarecer los productos y, de hecho, hay algunos con el mismo precio que los convencionales o con un aumento inapreciable para el consumidor final, destacan sus responsables.

Los datos muestran el aumento de la demanda mundial de productos con este sello, destaca el director ejecutivo de FSC España. En la actualidad hay en el mundo casi 213 millones de hectáreas certificadas en 89 países y 43.674 certificados de cadena de custodia, responsables de que haya miles de productos con madera certificada. Gran parte de los bosques avalados se encuentran en Europa, Canadá y Estados Unidos, por lo que uno de sus objetivos pasa por ampliar el listado en los países tropicales, donde ocurre la mayor parte de la deforestación.

Cómo funciona el sello FSC

Una de las señas de identidad del FSC es que se trata de un sello reconocido por un gran número de instituciones, empresas y organizaciones ecologistas y solidarias a nivel mundial. “La certificación FSC es gobernada por ONG, sindicatos y empresas a partes iguales», señala Anguita.

El FSC se basa en un Decálogo de principios para acreditar que los productos madereros certificados se han obtenido con criterios ambientales y sociales exigentes y económicamente viables. Los gestores forestales que deseen obtenerlo pueden solicitarlo al FSC a través de una entidad certificadora independiente.

Las empresas dedicadas a la transformación, fabricación y distribución del producto tienen a su vez el certificado de la cadena de custodia, por el que se garantiza que se han seguido los principios del FSC. Al consumidor le llega un producto con el logotipo del FSC, un número de registro y la información sobre su procedencia. La página web de esta organización ofrece una base de datos donde se puede encontrar toda la información sobre la procedencia de la madera certificada.El FSC se financia mediante las cuotas de afiliación. Una parte es el reparto que hace la sede en Bonn (Alemania) de las cuotas de certificación que abonan los certificados (el resto se reparte entre las entidades certificadoras y ASI, la entidad de acreditación) y aportaciones públicas y privadas. Entre los socios están algunas de las más destacadas ONG ambientales, como WWF y Fundación Global Nature, empresas procesadoras como TetraPak, ENCE y FINSA, y organizaciones sociales como la National Aboriginal Forestry Association de Canadá, de comercio justo como Fundación COPADE, sindicatos como USO, así como propietarios y administradores de bosques, o miembros individuales.

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