En nuestra serie ‘Artistas que piensan en verde’ este agosto viajamos a la comarca de La Vera, porque allí, en su pueblo, Valverde la Vera, muy conocido por la procesión de ‘los empalaos’ de Semana Santa, la arquitecta Marina Fernández Ramos ha desplegado un interesante proyecto, ‘Tejiendo la calle’, de craftivismo rural, de upcycling y empoderamiento de las mujeres de la España Vaciada. Las calles de este pueblo extremeño se cubren todo el verano, hasta mediados de septiembre, de sombrillas tejidas con plásticos reciclados que dan sombra y animación, orgullo de pueblo e interés turístico. Vamos allá.
“Crecí en Valverde de la Vera, pueblo de unos 500 habitantes en Extremadura. Mis padres (…) fueron maestros de la escuela, en la que prestaron especial cuidado a la educación artística, el trabajo en equipo y a inculcar el deseo por aprender”.
Sombrillas tejidas con plásticos reciclados
Hace una década, Marina Fernández Ramos, co-directora de C+ arquitectas , estudio especializado en proyectos de arquitectura, instalaciones efímeras, diseño expositivo y visualizaciones con un alto componente medioambiental, tuvo la idea. La iniciativa, que ya cuenta con la firme implicación de una treintena de personas del pueblo para poner color y sombra a su pueblo, llega a su novena edición con 700 metros lineales de parasoles desplegados por cinco calles.

Para celebrarlo, además, este mismo mes se ha presentado el libro Tejiendo la calle (Rua Ediciones), que documenta el proyecto con amplio despliegue fotográfico. Aquí traemos retales de los textos de Marina en el libro: “Tejiendo la Calle es un proyecto en el que un grupo de vecinas aunamos saberes y voluntades (alrededor de 15 mujeres del pueblo se implicaron desde el comienzo, en las Navidades de 2012). Compartimos nuestro afecto por un pequeño pueblo de la ruralidad extremeña, tejiendo a mano estructuras ligeras que, como un enorme patchwork colaborativo, cubren sus calles. Una retacería de manifestaciones personales que genera sombra durante el verano”.
Empoderamiento de la mujer rural y de sus labores del hogar
La iniciativa, que al principio pudo despertar alguna reticencia local por esas cosas del conservadurismo rural, ha ido creciendo año tras año, y atrayendo cada vez más visitantes y apoyo municipal. Tejiendo la calle : ofrece muchas caras que se pueden calificar de eco-sociales. Y una de ella es el empoderamiento de la mujer rural y de sus labores del hogar, durante tanto tiempo menospreciadas. Así lo cuenta Marina: “Craftivismo rural. El término craftivismo fue acuñado por la escritora estadounidense Betsy Greer en 2003, significando la dimensión política de la producción manual. Encontramos muchos ejemplos de craftivismos contemporáneos en el espacio público, como la corriente de yarn bombing iniciada por la artista estadounidense Magda Sayeg, que reivindica la humanización del entorno urbano a través del forrado a ganchillo de elementos del mobiliario de la calle, árboles y monumentos”.

“Al igual que en otros proyectos de craftivismo, en Tejiendo la calle nuestra pequeña comunidad rural interviene el espacio público del municipio que habitamos, recuperando el ganchillo y sacándolo del ámbito doméstico a la esfera pública. Es un proyecto elaborado en su mayoría por mujeres jubiladas que conservan conocimientos que se están perdiendo, a las que se suman personas que no sabían y ahora están aprendiendo”. “La instalación de parasoles en las calles de Valverde está compuesta por una conjunción de asuntos personales e imaginarios compartidos, tejidos a mano, en la que se revelan nuestros ecosistemas, nuestros afectos y deseos. Más allá de unos elementos utilitarios que aportan sombra y acondicionan las calles del pueblo cuando hace más sol, los parasoles construyen también una auto-representación de una comunidad rural. Se manifiesta en sus calles y las transforma de manera efímera. Genera un ambiente de celebración, es cambiante cada año, y se cuelga como la ropa tendida entre los balcones de las casas”.
Componente de reivindicación feminista
Hay también un fuerte componente de reivindicación feminista. “Como escribe María Sánchez en Tierra de mujeres, los habitantes de los pueblos son ciudadanos de segunda. Nuestros pueblos se mueren y es urgente tomar medidas realmente efectivas. María Sánchez se pregunta sobre la relación directa entre la despoblación y la falta de atención y constante discriminación hacia las mujeres de nuestros pueblos. Escribe que es preciso que las mujeres rurales, múltiples y diversas, puedan contar sus historias y tener espacios de reconocimiento sin sentirse menos que nadie”.

Y no se escapa un fuerte contenido de reivindicación de las tradiciones, de la cultura popular, del saber de los pueblos: “Todos los parasoles de Tejiendo son diferentes. Están elaborados con plásticos, ligeros, impermeables y fácilmente almacenables. Hechos a mano, con la libertad para experimentar que facilita lo efímero, algunos con reparaciones e imperfecciones. Unos más sencillos, objetos que expresan la ilusionante voluntad del que está aprendiendo. Otros, verdaderos alardes. Cuanto más tupidos son los parasoles la sombra es más densa. Cuanto más calados son, mejor se reconocen los dibujos proyectados sobre el suelo de las calles y sobre las fachadas de las viviendas”.
Componente ambiental de reutilización
Pero es que aparte de crear comunidad, vecindario, orgullo de pueblo y de mujer, Tejiendo la calle, y por eso, sobre todo, lo traemos aquí en estas fechas, mientras se despliega en Valverde, cuenta con un sólido componente ambiental, de reciclaje, de aprovechamiento, de reutilización. Algo que en los pueblos siempre estuvo en la mente de la gente. Así lo cuenta Marina en el libro Tejiendo la calle:
“Jerséis tejidos a mano aprovechando la lana de otros más antiguos, costureros de cajas de pastitas de café, croquetas con los restos, migas de pan duro, cortinas de sacos de pienso, puertas de fincas en el campo con catres de camas en vertical, abrevaderos de bañeras reubicadas, brillantes espantapájaros con instalaciones de CD en los huertos, tejados con parches antigoteras de tapas de cacerolas: son maravillosos ingenios de lo que podríamos llamar upcycling rural y se enfrentan a la lógica de la obsolescencia planificada”.

“En Tejiendo la Calle recolectamos residuos de plástico. Guardamos las bolsas de la compra. Julia recoge impermeables que quedan tirados en la calle en Madrid. La dueña de una tienda de Navalmoral de la Mata que recibe sus pedidos envueltos en plástico amarillo y negro se los pasa a Rocío. Amigos y familiares nos guardan plásticos utilizados. En Navidades hay más bolsas de color rojo. Las bolsas del pescadero del mercadillo de los miércoles son verdes y finas. Precioso material plástico usado que podemos tejer y transformar en nuestros parasoles”.
Tejiendo la calle
“La incidencia de la radiación solar en verano hace que los parasoles se vayan deteriorando, perdiendo color y brillo, y fracturándose. Las piezas dañadas que pueden ser reparadas se arreglan para prolongar su uso. Cuando ya son insalvables, las depositamos en un punto de reciclaje. Estamos probando sistemas para alargar su tiempo de vida, como la aplicación de calor y presión con una plancha casera para aglutinar y fortalecer zonas con roturas, y también con productos no tóxicos protectores del impacto solar”.

“Desde 2018 también trabajamos con un nuevo material (…): telas producidas a base de botellas PET rescatadas de la costa de Alicante y de puntos limpios de la zona. Sita, de Tejiendo, que es natural de Elche y vive en Valverde, localizó una fábrica donde las producen. Se trata de textiles destinados a moda y calzado, que poco a poco se van introduciendo en una de las industrias más contaminantes del planeta”.
Merecen un aplauso estas mujeres (más algún hombre que las ayuda y que incluso hace ganchillo con las tiras de plástico, como el padre de Marina, Manuel V. Fernández Sánchez, que además aporta preciosas fotos históricas al libro, junto a las imágenes del fotógrafo especializado en arquitectura e interiorismo Asier Rua). Podemos decir que Valverde de la Vera se coloca en la cabeza del futuro recuperando mucho de su pasado. Un proyecto bien concebido, planteado y desplegado, que crea comunidades sostenibles en una España tan olvidada…, tan maltratada.