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Descubre la cajas esotéricas con objetos reciclados de Joseph Cornell

Arte con reciclaje que nos acerca a «lo oculto». Así son las cajas exotéricas de Joseph Cornell, pionero del arte del assemblage –el collage en 3 dimensiones–.

El pasado verano tuve dos grandes descubrimientos: alguna playa escondida y poco conocida en la costa cántabra y el artista que hoy os traigo aquí, a la serie ‘Artistas en Verde’: Joseph Cornell, un hombre fascinado por los astros y las cajas de sombras, los teatros mágicos. Me lo encontré en ‘Lo oculto’, la magnífica exposición que organizó el Museo Nacional Thyssen-Bornesmiza en torno a mensajes secretos, esotéricos e incluso diabólicos agazapados en cuadros de su colección. Qué mejor que este artista ‘trascendentalista’ y surrealista para irnos preparando para el mágico Halloween (a ver si le encontramos un sentido más profundo y artístico a esta fecha, y no tan comercial e insustancial).

Pintor, escultor y cineasta de vanguardia, Joseph Cornell fue uno de los pioneros del llamado arte del assemblage –algo así como collage en 3 dimensiones–. Así que está aquí, en nuestra sección de assemblages, segundas vidas, upcycling, muy por derecho propio.

Esto decía de Cornell el catálogo de Lo Oculto: “Recluido en su modesta casa del barrio de Queens, en Nueva York, Cornell dedicó su vida a crear, con objetos desechados o insignificantes, sus pequeños teatros mágicos. En ellos está siempre la fascinación por los astros”.

Y no es extraño que la cosmología le acompañara. Joseph Cornell nació (en el seno de una acomodada familia; su padre era diseñador y comerciante de telas) en Nochebuena (en el año 1903) y murió casi una Nochevieja (el 29 de diciembre de 1972).

Al igual que el alemán Kurt Schwitters (no nos hemos olvidado de él, le traeremos aquí dentro de poco), Cornell era capaz de crear poesía a partir de temas cotidianos. Sin embargo, a diferencia de Schwitters, él no estaba tan fascinado con lo descartado o basura, pero sí por los fragmentos de objetos que una vez tuvieron una vida hermosa y ligada a algún ser humano y luego cayeron en el olvido, en el fondo de algún cajón, armario o baúl, objetos o pedazos de objetos que encontraba en sus frecuentes búsquedas por las librerías y tiendas de artículos de segunda mano de Nueva York. ​ Sus cajas, a las que llamaba “Cajas de Sombras” –un formato ahora de moda, que muchos jóvenes artistas contemporáneos reivindican para construir lo que suele llamarse Cajas de memoria, con retazos biográficos en forma de objetos a los que se les dota de una nueva y artística vida–, se basaban en la técnica surrealista de yuxtaposición irracional y en las evocaciones a la nostalgia. De hecho, perteneció a la corriente del surrealismo, tuvo contacto estrecho con Marcel Duchamp y llegó a exponer con ellos en los años 30, aunque luego se acabó alejando del movimiento. A Cornell también le cautivaban las aves, tanto que creó sus Aviarios a caballo entre los años 40 y 50, en los cuales combinó imágenes muy coloridas de aves sobre fondos blancos.

Una caja con su familia, las constelaciones y la Osa Mayor

Y para muestra, una caja, la que podemos admirar en la colección permanente del Museo Thyssen, que es la que vi en Lo oculto. Se titula Burbuja de jabón azul: “Esta caja, de una serie iniciada en 1936 (Soap Buble Sets), nos sitúa en una playa, ante el mar y el cielo nocturno; el cajón de la base contiene, sobre un lecho de arena, una estrella de mar y dos bolas plateadas, que representan dos planetas. El aro metálico suspendido es la Luna controlando las mareas; las copas de cristal representan la cuna de la vida, y los cuatro cilindros, los cuatro miembros de la familia del artista: en los planos laterales aparecen las constelaciones; a la izquierda, Escorpio, con la brillante Antares, y Libra; a la derecha, Géminis, Leo y, a ambos lados, abajo, la Osa Mayor”.

Aquí os dejamos un vídeo del Thyssen en el que explican ampliamente Burbuja de jabón azul:

Todo tiene un sentido algo esotérico, porque Cornell asociaba sus constelaciones favoritas con amigos, bailarinas o estrellas de cine. Sobresalen sus Shadow boxes: Tilly Losch (1935), Untitled (Soap Bubble Set, 1936), A Parrot for Juan Gris (1953), Untitled (Solar Set, 1958) y las series Cassiopeia y Medici.

En la corriente de los precursores del ecologismo

Y aquí desembocamos en una ladera curiosa de su biografía y de su trayectoria artística. Cornell estaba influido por los trascendentalistas estadounidenses, movimiento filosófico que aportó una nueva visión de la relación de la Humanidad con la Naturaleza, al que pertenecieron pensadores tan influyentes a lo largo de los siglos como Thoreau y que se le puede considerar base de lo que luego fue el ecologismo. También le tocaban el corazoncito las jóvenes aspirantes a estrellas de Hollywood (a las que les enviaba cajas dedicadas con sus composiciones), los simbolistas franceses y grandes bailarinas de ballet del siglo XIX, como Marie Taglioni, máxima estrella del ballet romántico, y Fanny Cerrito, una de las pocas mujeres coreógrafas reconocidas a comienzos del siglo XX. 

Sus maravillosas cajas son una oportunidad para contemplar un sueño, un recuerdo, un universo inventado, pero que nos trae reminiscencias de algo conocido. Recortes de revistas, sellos, piezas de dominó, baratijas, canicas y diversos objetos se yuxtaponen de forma armoniosa y poética dentro de sus cajas de madera.

Cine también de retales

Su pasión por la técnica del collage, del assemblage, la llevó también a su producción de cortos. A Cornell le apasionaba el cine, pero no le gustaba usar la cámara, por lo que la mayoría de sus películas son reelaboraciones de filmes que encontraba en depósitos y que después visionaba una y otra vez con su hermano. 

Para hacernos una idea, aquí uno de sus cortos, de 4 minutos, realizado en 1938: The Midnight Party.

Cornell vivió siempre muy ligado a su familia. La muerte de su hermano y su madre y el empeoramiento de su propia salud –sufrió un terrible accidente automovilístico en los años 50 que le dejó muy frágil– provocaron que durante los últimos años de su vida su actividad artística disminuyese considerablemente, lo que no impidió que las cajas de Cornell llegaran a convertirse en obras dignas de estar en las mejores colecciones y museos del mundo, incluidos el Guggenheim y el Metropolitan de Nueva York.

Terminamos con una frase del propio Cornell, con una frase que luego se convirtió en eje del pensamiento de una de las pioneras del ecologismo, Rachel Carson: “Míralo todo como si lo estuvieras viendo por primera vez, con ojos de niño, llenos de asombro”.

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