El mes pasado participé en el ciclo de webinars “¿Ecocéntrico/a yo? Diseños de futuros para la transición ecológica”. Organizado por la Sociedad de Estudios Vascos – Eusko Ikaskuntza e Ihobe, la Sociedad Pública de Gestión Ambiental del Gobierno Vasco, su objetivo era ofrecer consejos y reflexiones “para pasar de un modo de vida consumista a prácticas más respetuosas con el medio ambiente”.
Siguiendo con el juego de palabras propuesto por los responsables de los webinars, tan original como acertado, el ECOcentrismo se puede practicar de muy diversas formas, si bien en mi opinión son necesarias las siguientes claves:
Ser conscientes de nuestro egocentrismo
La primera medida para resolver un problema es conocerlo, asumir que existe, para poder actuar. Quienes nos movemos en el mundo del medio ambiente en mayor o menor medida conocemos qué es la transición ecológica, la sostenibilidad, la importancia de reducir, reutilizar y reciclar, los ODS. Pero fuera de “nuestros” círculos, probablemente no. Ahora bien, todas las personas somos conscientes de que vivimos mejor en una ciudad sin contaminación, que nos sentimos mejor en zonas verdes y espacios naturales… En definitiva, ser conscientes de que tenemos que cambiar nuestro egocentrismo por el ECOcentrismo, de que la transición ecológica va a mejorar nuestras vidas.


Hacer conscientes del ECOcentrismo a los demás
La climatóloga canadiense Katharine Hayhoe ofrecía una charla TED titulada “Lo más importante que puedes hacer para combatir el cambio climático es hablar de ello”, que ha conseguido más de 3 millones de visualizaciones en Internet. Esta científica propone a todas las personas “normales” que cuenten a los demás qué es el cambio climático, cómo les afecta en su vida diaria, y cómo pueden solucionarlo. Sin enfrentamientos, sin divisiones. Porque solucionar el cambio climático solo se conseguirá con la suma de todos, no de una parte. Pues bien, al igual que con el cambio climático, lo más importante que podemos hacer para promover la transición ecológica es hablar de ello
Sumar pequeñas acciones para que sean grandes
No todos pueden hacer lo mismo ni tienen la misma responsabilidad. Los gobiernos, las grandes empresas, tienen un gran peso para cambiar las cosas. Pero cada persona puede hacer más de lo que cree. Lo hemos visto con la niña sueca Greta Thunberg, pero no hace falta hacerse famoso: La suma de millones de “pequeñas” acciones se convierte en una gran bola de nieve capaz de cambiar tendencias. Cualquier acción, por pequeña que parezca, cuenta.
¿Y qué podemos hacer? Asumir un modo de vida basado en las tres erres del ecologismo (Reducir, Reutilizar, Reciclar), apoyar las medidas de quienes defienden esta transición ecológica desde lo local a lo global (ONG, empresas, instituciones, gobiernos), o ser nosotros la vacuna contra el virus de los bulos que intentan que esta transición ecológica no se lleve a cabo.


Mejorar el medio ambiente para mejorar la economía y la salud
Al mejorar el medio ambiente, mejoramos también la economía y la salud. Por poner un ejemplo: El plan de transición energética en España crearía 300.000 empleos netos y reduciría el 27% de las muertes prematuras por contaminación atmosférica, según un análisis del impacto del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030 de España, realizado por investigadores del Basque Centre for Climate Change (BC3).
Al estar todo interrelacionado, las soluciones son compartidas. Las medidas para lograr una transición ecológica contribuirán a luchar contra el cambio climático, y también a hacer frente a crisis como la originada por la COVID-19, y a otras que vengan en los próximos años.


Utilizar la información y la emoción de forma positiva
Necesitamos información, que nos cuenten lo que pasa con objetividad y honestidad. Necesitamos saber qué cosas concretas podemos hacer, y también que nos emocionen, de manera que nos involucremos y actuemos. Para ello hay que evitar el tono catastrofista, negativo, que nos conduce a la inacción. Si todo está tan mal, si ya no hay nada que se pueda hacer, ¿para qué hacer algo?


Confiar en la ciencia
Solo actuamos rápido y de forma decidida cuando vemos el peligro de forma clara y directa, como, por ejemplo, en un incendio. Sin embargo, ante una amenaza invisible y global, como la del cambio climático, no reaccionamos así. Nos ha pasado también con la COVID-19. Por eso debemos confiar en la ciencia, que nos avisa de la realidad de estas amenazas, y que nos propone también las soluciones. En nuestras manos está llevarlas a cabo. La ciencia no es perfecta, los científicos no lo son, tienen sus incertidumbres, pero es nuestra mejor herramienta frente a las amenazas que tenemos delante, y también para construir un mundo mejor.


No caer en la ecoansiedad
Hay que evitar pensar que, si no hacemos todas las medidas verdes, no lo conseguiremos, o no estamos haciendo lo suficiente. No es o todo o nada. Además, si nos bloqueamos, si pensamos que ya no hay solución, que ya no se puede hacer nada, no haremos nada. Hay un problema, sí, pero tenemos las herramientas y el tiempo para arreglarlo, si nos ponemos ya.
¿Os sentís ahora más ECOcéntricos que antes?