El desabastecimiento de productos básicos se ha convertido en un problema global de primera magnitud en todo el mundo. A la voracidad humana de una sociedad cada vez más consumista, se ha sumado la irrupción del COVID 19 y, posteriormente, la guerra de Ucrania que han traído consigo una crisis de materias primas sin precedentes.
La crisis energética, la escasez de suministros y los atascos en las cadenas de producción que venimos padeciendo desde el inicio de la pandemia hasta ahora tienen un denominador común: no hay recursos suficientes en el planeta para abastecer tanta demanda, lo que va acompañado de un aumento de los precios y de los plazos de entrega a unos niveles como nunca antes se había visto.
Incluido en la lista de materias críticas de la UE
Además de los famosos semiconductores, existe una larga lista de metales industriales, minerales, productos electrónicos y materias primas en vías de agotamiento. Tal es el caso del caucho natural, un material excepcionalmente resistente, flexible y sumamente impermeable, que tiene tantas aplicaciones que la Comisión Europea lo ha incluido en la lista de materias primas críticas. A partir de él, es posible fabricar infinidad de productos de goma, pegamentos, balones, preservativos o los guantes quirúrgicos, tan demandados por el personal sanitario durante la alerta sanitaria. Aunque su uso más extendido está, sin duda, relacionado con el transporte; más concretamente con la fabricación de neumáticos y otros componentes de automoción que representan un 70% de la producción mundial de caucho.

El principal motivo por el cual el caucho natural se encuentra dentro de la lista de productos críticos de la Unión Europea es porque se trata de una materia prima estratégica hacia la autosuficiencia en el transporte y las energías verdes. “La Unión Europea no tiene autonomía, depende de los recursos naturales albergados en otras naciones y es más, esta falta de recursos la ha orillado a algo que comienza a ser visible: el atraso tecnológico”, se reconoce desde la UE.
Las reservas de caucho natural en riesgo
Hoy día, más del 90% de las plantaciones de caucho se localizan en los bosques tropicales del sudeste asiático, con Tailandia, Indonesia o Vietnam como principales productores, en su mayor parte a través de asociaciones de pequeños y medianos cultivadores, en un delicado equilibrio entre el desarrollo económico, social y ambiental.
Según indica la BBC en un reciente artículo publicado en la prestigiosa cadena de radio, televisión e Internet de Reino Unido, existen suficientes indicios en estos momentos para pensar que el mundo podría estar quedándose sin caucho natural. Y apunta tres razones concretas: la demanda de caucho en el mundo, las enfermedades que atacan al Hevea brasiliensis, también conocido como el árbol que llora, y el cambio climático.

Una demanda en aumento
La Asociación del Caucho de Malasia asegura que la producción mundial de caucho natural seguirá creciendo en torno al 3 % en los próximos años.
La creciente demanda de caucho está asfixiando cada vez más a los agricultores y pequeños productores. El precio no está indexado a los costes, se decide al margen de los centros de producción, y en los últimos años se ha mantenido en valores muy bajos. Esto obliga a los campesinos a sobreexplotar sus árboles para obtener la mayor cantidad de producto posible, lo que termina por agotar a las plantas y las hace más vulnerables ante posibles plagas y enfermedades graves como la que tuvo lugar en la Amazonía en la década de 1930.

Originario de la selva brasileña, el árbol de caucho apenas se cultiva actualmente en el país debido a un hongo que causó un perjuicio grave a gran parte de la población de Hevea brasiliensis en la Amazonía. Estrictos controles de cuarentena han contenido la enfermedad en Sudamérica, pero ahora se teme con que pueda llegar a Asia casi de forma inevitable.
A esto hay que añadir que el cambio climático se está dejando sentir con fuerza en los bosques tropicales del sudeste asiático, con sequías e inundaciones cada vez más frecuentes en los últimos años y también con la presencia de patógenos que están provocando enfermedades en todas las regiones de cultivo.
Soluciones sostenibles
Ante tal panorama, son muchas las empresas que investigan en la actualidad la manera de reemplazar, o simplemente disminuir, el uso del caucho en la fabricación de neumáticos. Es el caso de la firma Continental, que de forma reciente ha lanzado sus primeros neumáticos fabricados con plástico de botellas PET recicladas sin ningún proceso químico intermedio. El mismo fabricante de neumáticos lleva tiempo trabajando en llantas a partir de caucho de diente de león, que según las primeras investigaciones ofrece una calidad muy similar a la del látex de la planta de caucho.

Por su parte, Michelin se apoya en un largo bagaje en la investigación de nuevos materiales para conseguir que todos los componentes del neumático sean sostenibles. Por citar algún ejemplo, el grupo trabaja en la producción de caucho sintético a partir de biomasa (residuos de madera, cascarilla de arroz, hojas y tallos de maíz) para sustituir el butadieno procedente del petróleo.
Asimismo, Michelin ha puesto en marcha una dinámica cuyo objetivo es utilizar la menor cantidad posible de materia prima en los neumáticos manteniendo el máximo de rendimiento y eficacia. Su fin último es limitar el impacto medioambiental e influir favorablemente en la resistencia a la rodadura del neumático, con la consiguiente reducción de las emisiones de CO2.
Hacia un cultivo de caucho sostenible
También cabe destacar el compromiso de algunas marcas de automóviles con el caucho natural 100 % sostenible, como el gigante norteamericano General Motors (GM) que en el año 2017 anunció su decisión de utilizar sólo neumáticos de caucho natural certificado en su cadena de producción. O la implicación de algunos de los principales proveedores de neumáticos del mundo, como Bridgestone, Continental, Goodyear y Michelin, a la hora de impulsar la industria del caucho natural sostenible para avanzar hacia la deforestación neta cero sin comprometer los derechos humanos y laborales de los agricultores en Tailandia, Indonesia o Brasil.

La organización Forest Stewardship Council (FSC) señala que la industria del caucho precisa un cambio tanto en el proceso de plantación como en el procesamiento y la distribución para resultar más sostenible. No en vano, el caucho natural sostenible evita la deforestación, contribuye a conservar y restaurar los bosques primarios, mejora la vida de las personas que viven de esta actividad y asegura la disponibilidad a largo plazo de un producto clave para la fabricación de neumáticos.
Certificación FSC
No hay que olvidar que, aunque se cultivan por su látex, estos árboles también producen madera de alta calidad, utilizada para todo, desde muebles y en la construcción hasta biomasa, y esto agrega valor a las plantaciones. La certificación FSC cubre ambos productos. Fabricantes y consumidores que compran látex o caucho natural certificado pueden hacerlo con la certeza de que éste fue producido en bosques o plantaciones con condiciones laborales seguras y buenas relaciones comunitarias, sin deforestación u otro daño ambiental.
El Programa para el Medio ambiente de la ONU (UNEP) ha puesto en marcha el Mecanismo de Financiación de Paisajes Tropicales, destinado a transformar las tierras degradas en plantaciones productivas que ofrezcan medios de vida a las comunidades vulnerables a los efectos del cambio climático, mediante una fabricación más resiliente y mejor planificada del caucho, y el establecimiento de áreas de cultivo con el fin de proteger los ecosistemas.

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