Prácticamente todas las acciones necesarias para la producción de bienes y servicios y su consumo llevan asociados impactos ambientales. Por eso, las decisiones de todos y todas, en ambos lados de la cadena, productores y consumidores, son importantes.
En el caso del comercio electrónico (que obviamente tiene muchas ventajas tanto para los consumidores como para quienes producen y venden) conlleva una serie de prácticas que difícilmente encajan con el concepto de sostenibilidad, tanto desde el punto de vista ambiental como social. Y que, además, contribuyen a reducir el impacto positivo que pueda tener el hecho de que lo vendido y consumido por esta vía sí sean productos sostenibles.
Merece la pena tenerlo en cuenta, ya que el comercio electrónico no solo creció durante el confinamiento y la desescalada, cuando en España aumentó hasta un 67%, sino que ha continuado después y las previsiones son que siga así en los próximos años. De hecho, solo en el cuarto trimestre de 2021 en España la facturación por ventas online aumentó un 15% interanual y alcanzó casi 17.000 millones de euros, según los datos de la CNMC (Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia). Y el de las prendas de vestir es el sector que más actividad, con el 8% de la facturación total.
En este contexto, ¿cómo hacer las cosas, para que comprar y vender a golpe de click sean menos lesivo para el medio ambiente? Tanto los consumidores como las empresas pueden desempeñar un papel positivo y eficaz para lograrlo.
Empresas por la Movilidad Sostenible
Desde la parte de los consumidores lo primero es ser consciente de que “con nuestra decisión de compra podemos premiar algo que está beneficiando o perjudicando al medio ambiente”, explica May López, directora de Desarrollo de la plataforma Empresas por la Movilidad Sostenible. Para ella, está muy claro que “cualquiera de nosotros puede marcar la diferencia en el comercio electrónico, que está creciendo mucho y con ello teniendo más impacto. Por eso, nuestro poder como consumidores es importante utilizarlo para reconocer a las organizaciones que apuestan, no solo por los productos sostenibles, sino también por ponerlos en el mercado con soluciones que contribuyen a la sostenibilidad económica, social y ambiental”.
Con todo ello presente, esta plataforma impulsó hace un año la iniciativa entregasostenible.org, con el objetivo de “promover un consumo responsable entre la sociedad y generar mayor compromiso ambiental en toda la cadena de valor del comercio electrónico”. En definitiva se trata de “garantizar que ese e-commerce sea responsable”, tal como se expone en su página web.
Este compromiso es visible a través del sello creado por la plataforma para que los consumidores puedan identificar a las empresas se han propuesto avanzar en su sostenibilidad logística y trabajan en la mejorara de sus operaciones de reparto y las actividades asociadas.
Con este sello también los consumidores pueden contar con alternativas sostenibles para la recepción de sus pedidos e identificarlas. Porque otro de los compromisos de las organizaciones adheridas es ofrecer información que facilite elegir la opción más sostenible en el momento de la compra, aplicando criterios como el tipo de envío, forma de entrega, devolución y embalaje, entre otros.
Entregasostenible.org
Un año después de lanzarlo, más de 50 empresas y organizaciones se han comprometido con los objetivos de sostenibilidad que implica el sello. Son tanto empresas que producen y/o comercializan como de reparto. Que tratan de poner en el mercado y transportar los productos de otros “de la forma más sostenible posible, lo que incluye criterios de economía circular, prácticas de buen gobierno y compromiso con su cadena de valor”.
Precisamente, May López destaca cómo “para empresas que se esfuerzan para que sus productos sean sostenibles, y para las que la venta electrónica es una manera de llegar a más consumidores tanto en ciudades como en localidades pequeñas, se encuentran luego con que no lo pueden hacer llegar a sus clientes de la misma manera. Por ejemplo, las que están en la organización Slow Fashion Next, referente en moda sostenible, tenían esa necesidad y, de hecho, fueron las primeras en aliarse con este movimiento».
Para sumarse a este objetivo y poder hacer uso del sello, “hay que cumplir con unos criterios. Se trata de que se siga en esa mejora continua en términos de transporte, de embalaje, de fiscalidad, de transparencia y de consumo responsable. Es decir, de sostenibilidad en definitiva. Y, también, de comunicación. Que no es lo mismo que publicidad, sino que tiene que haber algo real detrás. Por eso, el sello lo obtienen las entidades que cumplen con todo ello, no todas las que lo solicitan”.
Claves para el comercio electrónico «sostenible»
El planteamiento de entrega promovido por la plataforma de Empresas por la Movilidad Sostenible define cuatro aspectos claves para alcanzar un comercio electrónico que encaje con ese concepto. Que se refieren a sus dos de sus áreas de mayor impacto, el transporte y el embalaje, así como a la comunicación y a la concienciación de los clientes.
Sobre el transporte, se debe evitar la superurgencia y facilitar la consolidación de envíos, además de dar alternativas a la entrega a domicilio, como la centralizada en puntos de recogida, y priorizar a proveedores de transporte comprometidos con la sostenibilidad.
En cuanto al embalaje, que tan habitualmente es exagerado y redundante, se debe ajustar su tamaño al producto para reducir el consumo de materia prima y optimizar el transporte, eliminar rellenos innecesarios que no afectan a la seguridad del producto, así como seleccionar materiales reutilizables o reciclables que garanticen un mínimo impacto ambiental, como aquellos con certificación PEFC o FSC.
Otra clave está en el consumo responsable, que debe ser impulsado, y, por el contrario, desincentivar la compra compulsiva que produce devoluciones, priorizar la compra de productos de proximidad, duraderos o de segunda mano, y elegir organizaciones que tengan un compromiso real con la sostenibilidad, con la transparencia y buen gobierno, y una conducta fiscal responsable.
Y, finalmente, comunicar que existen y se practican estas acciones para extender el compromiso con la sostenibilidad a toda la cadena de valor, clientes, proveedores y sociedad en general.