Miguel López es periodista ambiental, abogado y experto en comunicación. Malagueño de un pueblecito de la Serranía de Ronda, Jimera de Líbar, resulta lógico su entusiasmo por la naturaleza y el mundo rural. Después de dos años y medio como director adjunto de Comunicación en el Ministerio para la Transición Ecológica ha vuelto a SEO/BirdLife como director de Organización, entidad en la que había sido coordinador de Comunicación.
SEO/Bird Life, por si alguien no lo sabe, es la decana del movimiento conservacionista español. Fundada en 1954, su misión sigue siendo la misma desde entonces: con las aves como bandera, quiere conservar la biodiversidad con la participación e implicación de la sociedad. Para lograrlo cuenta con más de 20.000 socios, pajareros orgullosos del campito.
Miguel López reconoce tener en la cabeza mucha biodiversidad, cambio climático y defensa ambiental. Y pájaros, también muchos pájaros. Pero en los últimos años, lo que le trae de cabeza es el despliegue de las energías renovables.
En la obligada y urgente lucha contra la crisis climática, SEO/BirdLife ha popularizado el concepto de “renovables responsables”, aquellas instalaciones, ya sean eólicas, hidráulicas o fotovoltaicas, que estén reconciliadas con el mundo rural y sean compatibles con la biodiversidad y el paisaje.
Los ecologistas llevan décadas pidiendo abandonar los combustibles fósiles para luchar contra el cambio climático y ahora que se empieza a apostar por las renovables se lanzan a la calle para protestar contra algunas de ellas por su elevado impacto ambiental. ¿Qué está pasando? ¿Hay que tumbar en el diván a los ecologistas?
Miguel López protagonizó una nueva Charla en Verde a través de los directos de SIGNUS Ecovalor en su canal de Instagram donde lo deja muy claro: “La implantación de las renovables nos ha pillado sin tener los deberes hechos”. Y no íbamos por mal camino, asegura. En 1993 y de la mano del CSIC ya se hizo una primera aproximación a este problema para tratar de reducir sus impactos negativos.
¿Qué pasó ese año con las renovables?
En 1993 se hizo en Tarifa el primer gran parque eólico español, a pesar de ser un importante corredor para las aves migratorias. Desde el minuto uno ya se dijo que esa ubicación no era la más idónea, pero gracias al trabajo desarrollado junto con los científicos aprendimos mucho sobre el impacto que tenían este tipo de infraestructuras sobre la avifauna y nos puso sobre aviso respecto a que era necesario tener muy claro dónde, cuántas y cuándo se ponían.
Si en 1993 hubiéramos empezado a hacer un despliegue tranquilo de renovables habríamos podido evitar zonas de protección, desarrollándolas de una manera paulatina y participativa, trabajando con todos los agentes implicados. De esta manera las renovables se habrían convertido en un motor sostenible para la España vaciada.
Pero no se hizo. ¿Hemos empezado tarde, mal y con demasiada urgencia el desarrollo de las renovables?
Queríamos ir poco a poco, pero en cuestiones ambientales el ser humano es procrastinador por naturaleza y lo hemos dejado todo para el último momento.
Sabemos que una de las principales herramientas para luchar contra el cambio climático es un despliegue de energías renovables que, por la urgencia de este momento, tiene que ser grande e importante. Y tenemos que ponernos de acuerdo muy rápido para que ese despliegue sea sostenible.
Y es posible ubicar renovables en lugares que sean beneficiosos para todos. Porque como el propio sector reconoce, para cumplir con las necesidades que tenemos de aquí al 2030 solamente es necesario ocupar entre el 1% y el 3% del territorio nacional, y eso sin contar con el autoconsumo. Tenemos todo de nuestra parte para que las cosas salgan bien.
¿Y por qué no lo conseguimos?
El problema es que está imperando la ley del más fuerte. También probablemente por la configuración política de nuestro país, con diferentes gobiernos cuyas velocidades son muy diferentes y con intereses de todo tipo. Tenemos todo en contra y sin embargo también tenemos todo a favor para que este despliegue de las renovables salga bien.
Aunque con retraso, ¿lo estamos haciendo bien?
Siendo honestos, creo que hay cosas en las que se está avanzando rápido, como ocurre con las normativas. Lo más importante es que hay que incidir en que el desarrollo de las renovables tiene que ser lo más distribuido posible; que sea lo más pequeño y cercano a los lugares donde se consume, que casi siempre son las ciudades. Y esto pasa también por desarrollar mucho más el autoconsumo, promover reuniones en nuestras juntas de vecinos para poner placas fotovoltaicas en todos los tejados, algo que no solo será bueno para el planeta sino también para nuestro bolsillo.
¿Hacen trampas las eléctricas con sus estudios de impacto ambiental?
Las empresas deberían ser honestas y sus estudios de impacto ambiental objetivos. Pero en los últimos 20 meses, desde SEO/BirdLife hemos alegado unos 250 estudios de impacto ambiental en proyectos de renovables. Para una organización como la nuestra es una barbaridad que dediquemos tantos recursos y esfuerzos a algo que no debería ser así pues esos estudios tendrían que estar bien hechos.
El problema es que nos encontramos con estudios de impacto ambiental incompletos, con triquiñuelas y trampas que al final generan proyectos que pueden poner en riesgo a la biodiversidad y a especies en peligro de extinción.
¿Cuál son los peores impactos ambientales de las renovables?
Depende de dónde las pongas y cómo plantees el proyecto. No es lo mismo poner unas placas solares en el tejado de una casa en el centro de Madrid que en una zona protegida de reproducción del sisón, pues nos estaríamos cargando una zona fundamental para una especie que está en peligro.
SEO/BirdLife y el CSIC habéis celebrado las primeras jornadas por unas renovables responsables, social y ambientalmente. Pretendían lograr consensos que faciliten una transición ecológica respetuosa con la biodiversidad y aliada del reequilibrio territorial. ¿Se ha logrado?
Queremos construir un modelo de renovables que sea realmente responsable, porque es posible y además es positivo. Una conclusión importante que hemos sacado de estas jornadas es que los procesos participativos deben ser en pequeña escala, lo más cerca posible del territorio. También aprobamos un decálogo respecto a lo que tiene que ser el futuro, a dónde tenemos que ir. Y por otro lado, hemos dado una serie de recomendaciones sobre emplazamientos de energías renovables, dónde sí, dónde no y cómo hacerlo.
También consideramos muy importante hacer un análisis del impacto ambiental de todas las alternativas posibles que igualmente incluya la posibilidad de no hacerlo. Porque en muchos estudios de impacto ambiental ves cómo la decisión ya estaba tomada de antemano, y todas las alternativas se han construido a posteriori para justificarla.
Otro problema es que ahora mismo hay 10 veces más de proyectos planteados de los que España necesita para cubrir sus necesidades de renovables de aquí a 2030.
¿Estamos convirtiendo el mundo rural en el patio trasero de las ciudades?
Es importante generar un nuevo pacto de la ciudad con el campo. No podemos externalizar también nuestra generación de energía y que el campo se convierta en el enchufe del mundo urbano. Las ciudades tenían que estar ahora mismo con muchas instalaciones fotovoltaicas que demuestren ese compromiso por la sostenibilidad y las renovables. Sólo así podremos convencer al campo de que también nosotros estamos poniendo algo de nuestra parte.
Con renovables o sin ellas la factura de la luz no para de subir. ¿Qué podemos hacer los ciudadanos para reducir este gasto?
Es importante que nos empoderemos y controlemos los consumos energéticos. Debemos dominarlos como ya hacemos con otros consumos con cuya gestión nos hemos familiarizado, como por Internet o el móvil.
El nuevo modelo tarifario de electricidad te permite tomar decisiones sobre tus consumos y que lo puedas hacer cuando menos demanda energética hay, de tal manera que evitemos esos picos que son malos para el clima y para nuestro bolsillo. Estás tarifas también te permiten contratar diferentes potencias, pues no tienes por qué estar sobrepotenciado todo el día en casa.
Uno de los elementos disruptores que tienen las energías renovables es que convierten a los ciudadanos en parte activa de la generación energética. Si la ciudadanía se involucra va a cambiar para bien la manera en que generamos y consumimos energía.
Por eso creo que las renovables, social y ambientalmente responsables, no solamente son viables sino muy positivas.