Aunque las energías renovables son una alternativa mucho más sostenible y amigable con el medio ambiente que los combustibles fósiles, también presentan, como cualquier otra tecnología, ciertos desafíos y peligros que deben ser abordados adecuadamente. El boom de la energía eólica y solar en España durante los últimos años ha abierto un debate necesario sobre los límites de las energías limpias y cómo debería ser la transición energética hacia un modelo socialmente justo y ambientalmente sostenible.
Mientras el sector de las renovables pone el énfasis en la emergencia climática y la necesidad de aumentar de manera acelerada la producción de energías limpias para cumplir con los compromisos internacionales de España en la lucha contra el cambio climático, un grupo de organizaciones locales y conservacionistas cada vez más amplio muestra su preocupación por el impacto de las instalaciones solares y eólicas sobre el territorio.
Futuro del medio rural
Estos colectivos están a favor de las energías renovables, pero siempre y cuando sean compatibles con un modelo de desarrollo rural basado en el territorio, en sus gentes y en la riqueza de sus paisajes y su biodiversidad. “La mayoría de las instalaciones renovables se sitúan en comunidades autónomas con grandes espacios naturales y una baja densidad de población, como Castilla-La Mancha, Castilla y León, Extremadura, Andalucía y Galicia”, señalaba Emilio Menéndez, miembro de la Plataforma por un Nuevo Modelo Energético, durante la celebración del último Congreso Nacional del Medio Ambiente. “Estas regiones son las grandes sacrificadas en el actual modelo energético. Es importante estudiar cada caso con calma, darle tiempo al tiempo, y cumplir con todos los requisitos legales y todas las garantías ambientales para evitar posibles errores”.
La película ganadora de los premios Goya este 2023 hace referencia a uno de estos proyectos, donde entran en contradicción intereses económicos con desarrollo rural, usos y costumbres centenarias y grandes espacios naturales
Movimientos ciudadanos como España Vaciada son conscientes del rechazo social que las renovables están provocando en parte de la población y advierten sobre las consecuencias negativas que pueden tener estos proyectos en la lucha contra la despoblación: “ponen en riesgo actividades tradicionales como la agricultura y la ganadería”, motores de desarrollo fundamental en el entorno rural. También afectan gravemente a “sectores como el turismo de naturaleza, donde se han realizado inversiones tanto públicas como privadas generando empleo donde escasean las alternativas”, indican desde España Vaciada.
La película ganadora de los premios Goya este 2023 hace referencia a uno de estos proyectos, donde entran en contradicción intereses económicos con desarrollo rural, usos y costumbres centenarias y grandes espacios naturales. Concretamente a la instalación de cuatro parques eólicos (dos de ellos ya aprobados por la Xunta) en los montes de Sabucedo, en Galicia, hogar de una de las últimas poblaciones de caballos salvajes en Europa Occidental. Son las bestas (bestias, en gallego) que dan nombre a la película, y que son un elemento único en la biodiversidad de esta zona con más de 450 años de tradición.
Impactos sobre la biodiversidad
A los impactos en el mundo rural se unen los impactos ambientales. Los parques eólicos están relacionados directamente con la mortalidad de miles de aves y quirópteros en áreas de elevado valor paisajístico, mientras que los grandes proyectos fotovoltaicos amenazan amplias extensiones de áreas de cultivo, pastizales y estepas naturales de gran importancia. La desaparición de los usos tradicionales del territorio suponen la merma y fragmentación de hábitats, la erosión del suelo, la pérdida de cubierta vegetal, la disminución de la retención de agua e incluso el cambio de las condiciones climáticas en el entorno de las instalaciones.
Además, hay que tener en cuenta el impacto ambiental de la creación de nuevas infraestructuras eléctricas (subestaciones, líneas de alta tensión y demás proyectos de interconexión eléctrica) a lo largo de todo el territorio.
Aceleración de proyectos en España
La autorización de 150 macroproyectos a principios de año ha avivado aún más la polémica sobre las renovables, después de que la UE redujera los controles y estudios medioambientales en parques eólicos y solares como solución al problema económico y energético actual. La aprobación de estos proyectos permite superar la potencia instalada fotovoltaica para 2030, con una superficie superior a las 42.000 hectáreas, una extensión parecida a la que ocupa Andorra (46.800 hectáreas) o el equivalente al 0,08% del territorio de España.
Ante esta situación, la alianza por la energía y el territorio, Aliente, insiste en que existe otro modelo para el despliegue de las energías renovables, con el que es posible no sólo evitar el grave deterioro ambiental y el perjuicio para el futuro del medio rural en la España vaciada, sino también lograr una distribución de la energía más sostenible y eficiente para el país. Se trata del impulso del autoconsumo y las comunidades energéticas en el ámbito urbano.
La tesis de Aliente se apoya en un estudio reciente desarrollado por el Observatorio de Sostenibilidad, en el que se demuestra que en España existen más de 300 mil hectáreas (308.308 hectáreas) en tejados solares, zonas industriales, vertederos, escombreras, minas abandonadas, redes de carreteras, vías férreas e invernaderos, en los que se podría implantar estas tecnologías sin causar perjuicio alguno para el desarrollo rural o la biodiversidad. El total de todas estas superficies sería suficiente para instalar 181 GW que producirían más de 272.037 GWh/año en energía fotovoltaica, una cantidad de energía superior al consumo energético anual en España en 2021 259.905 GWh.
Excelente artículo que pone de manifiesto otras alternativas a las actuales propuestas.
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