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Las inquietantes esculturas de ‘neumáticos mutantes’ de Yong Ho Ji

Cerramos el círculo del año 17 con, seguramente, el mejor artista del mundo en el uso de neumáticos en sus esculturas. Ha servido de inspiración a Ángel Cañas, uno de nuestros primeros invitados en esta serie, y ahora queremos que sea él, el surcoreano Yong Ho Ji, quien cierre el curso. Es el artista 10. Porque es la entrega diez de la serie, y porque lo que hace es redondo.

Ha tenido exposiciones individuales en Seúl, Nueva York, Amsterdam, Hong-Kong, Abu Dhabi…, ha participado en colectivas en el Victoria & Albert de Londres, en Japón y en la Bienal de Sevilla en 2008. Yong Ho Ji, artista surcoreano instalado en Nueva York, de 39 años, lleva mostrando sus extraordinarias criaturas desde 2004.

Pero antes de seguir leyendo, os invito a que pinchéis este vídeo para que comprobéis con imágenes de lo que estamos hablando. Luego viene ya la letra, el concepto, la explicación. Pero antes, un poco de espectáculo:

Yong Ho Ji reivindica la reutilización de los neumáticos para la creación de sus imponentes figuras, algunas de hasta 3 metros de altura, complejos esqueletos de hierro, madera y resinas diseñados a partir de detallados bocetos y cubiertos de tiras de neumáticos, y cuyo proceso en algunas ocasiones le ha durado hasta tres meses. Pero no se queda en el realismo, en lo plenamente figurativo; sino que, inspirado por el poder de este material, dota a su figuras de un toque sobrenatural, titánico. Así, distorsiona la realidad y su catálogo abarca animales sobredimensionados, para después adentrarse en mutantes, híbridos entre humanos y animales, que impresionan y sobrecogen. Como sucede en los artistas que vamos trayendo a esta serie, con el reciclaje de los neumáticos se refiere al ciclo natural que sigue un producto como este, que procede de la naturaleza, es ampliamente utilizado en la sociedad moderna y en su taller renace con otra vida en una especie de reencarnación funcional.

La mutación está en el trasfondo de su creatividad, tanto respecto al material que emplea como a las figuras en que lo transforma. Así, debemos entender los neumáticos como extensiones más poderosas de los músculos de humanos y animales. La obsesión de lo mutante.
Algo que le viene de una lectura que le marcó en la escuela, El origen de las especies, de Charles Darwin, como él mismo ha reconocido, y también de la intensa afición y debate que existe en Corea del Sur por la ingeniería genética.

En estas figuras, los neumáticos intensifican lo grotesco de crear figuras como de ciencia-ficción. Muchos ven en estas esculturas símbolos de la industrialización, que incluyen materiales industriales, desechos industriales e incluso contaminación industrial. ¿Es la intención de Yong Ho Ji enviar un mensaje de alerta sobre la destrucción del medioambiente o es solo un ejercicio de imaginación en torno a la ciencia ficción? Hay más. También hemos de buscar en su arte un entronque con lo rural y el contacto con la naturaleza, ya que Yong Ho Ji se crio en un pequeño pueblo donde sus abuelos se dedicaban a criar ganado y donde el vehículo todo-terreno era imprescindible, su conexión con el mundo; seguramente en la mente de aquel niño se quedó alguna fijación con las ruedas de aquel jeep al que idolatraba.

Veamos ahora en otro vídeo su proceso creativo, antes de seguir husmeando en lo que expertos y él mismo ven en sus obras:

Kim Young-Kee, presidente de la escuela Kaywon de Arte y  Diseño de Seúl, ha subrayado que sus trabajos “deberían ser vistos como un poderoso aviso en torno al ser humano” y las relaciones entre la civilización y la naturaleza, que deberían coexistir en armonía, y sin embargo… Algo que explica que en sus últimas creaciones Ho Ji haya cambiado los neumáticos por materiales como huesos y conchas.

El propio artista declara: “Mi anterior serie, titulada Mutantes, estaba compuesta por figuras distorsionadas y exageradas de seres humanos y de animales, con todas sus implicaciones sociales, científicas, éticas y filosóficas. Pero quería ir más allá”. Origin, el tema de sus trabajos más recientes, significa un nuevo comienzo, y se refiere más que a lo que es representado a lo que se es en sí mismo. “Intento producir esculturas que, a través de formas puras creadas por mí mismo, sean capaces de dar un significado por sí mismas, sin ninguna referencia a las figuras existentes en la realidad. Desde luego que solo Dios es capaz de crear algo de la nada, pero yo me fijé en la cantidad de materiales de lo más diverso que se han reutilizado para crear algo nuevo en el arte contemporáneo, desde la fuente de Duchamp, y eso me llevó a muchos ensayos de prueba y error. Por ejemplo, elegí neumáticos usados en la serie Mutante porque pensaba que es el material más apropiado para expresar fuerza”. Y eso le llevó a siete años de intenso trabajo con ese material. “Ahora estoy intentando buscar nuevas expresividades a partir de los neumáticos”. “En la nueva serie, Origen, decidí cambiar la dirección y comencé a buscar materiales en la naturaleza”. Finalmente, tras muchos ensayos de esos de prueba-error que él reconoce, encontró las conchas como material más apropiado para sus nuevas creaciones. “Mientras que los neumáticos son asociados con la tierra, las conchas significan reminiscencias del mar”.

Ryu Han-Seung, crítico de arte y comisario en el Museo Nacional de Arte Contemporáneo de Corea, ha escrito sobre la obra de nuestro artista invitado hoy: “Lo primero en lo que te fijas en las obras de Ji Yong-Ho es en los neumáticos, un material relativamente extraño en el arte. Él sabe combinar distintos tipos para crear sus esculturas. Claro que hace falta tener habilidades y técnicas para saber manejar y moldear los neumáticos, pero no debemos quedarnos ahí; los neumáticos son solo un medio para alcanzar lo que él desea expresar. Su trabajo se refiere a la mutación, entendiendo por ello algo que está en proceso de  cambio. Y Ji Yong-Ho está especialmente interesado en la mutación artificial”.

Pero algo que debemos hacer notar de los seres mutantes –por alteraciones en su código genético- es su dificultad para adaptarse al entorno, para sobrevivir y para reproducirse. “De ahí que”, concluye Ryu Han-Seung, “sus criaturas parezcan terroríficas y fuertes cuando lo cierto es que son frágiles e inestables, inseguras y vulnerables. No hay más que mirarles a los ojos, hechos de bolas de acrílico, y ahí veremos tristeza y desolación, como alusión directa al trágico futuro que les espera”.

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