Aunque ninguna etiqueta ecológica es perfecta, – todas han recibido críticas o al menos propuestas de mejora -nos ayudan a consumir de forma más ecológica y sostenible que con otros productos que no las llevan. Aquí van las más extendidas y fiables.
Etiqueta de eficiencia energética
La eficiencia energética consigue un menor gasto en cualquier aparato o sistema. De esta manera, se reduce el impacto ambiental del consumo de energía, y nuestro bolsillo también lo agradece, ya que puede ahorrar hasta el 50% en la factura eléctrica. Aunque los aparatos eficientes suelen costar más, a lo largo de su vida útil el gasto inicial se recupera, sobre todo si se adquieren gracias a algún Plan Renove, y se acaba ahorrando dinero.
En la Unión Europea (UE), la etiqueta de eficiencia energética se utiliza desde 1995 y se ha extendido a productos como electrodomésticos, bombillas, neumáticos o edificios. Los productos se clasifican por letras y colores, desde la A y el verde los más eficientes hasta la G y el rojo los más ineficientes.
Su éxito y el avance de la tecnología llevó a introducir tres nuevas clases, A+, A++ y A+++. Con esta clasificación actual, alguien al comprar un producto de clase A+ podría pensar que es de los más eficientes del mercado, cuando, en realidad, es un producto medio o incluso poco eficiente. Por ello, la UE aprobaba el año pasado volver a la clasificación original de la A a la G, si bien las nuevas etiquetas comenzarán a utilizarse desde el 1 de marzo de 2021.
Etiquetas de edificios sostenibles
Gran parte de los edificios se han levantado sin pensar en el medio ambiente. La UE estima que las edificaciones gastan un 40% de toda la energía demandada en Europa. Por ello se aprobaba también el uso de la etiqueta de eficiencia energética en la compra-venta y alquiler de viviendas.
Además de con la energía, los edificios pueden ser más sostenibles con otros aspectos. En su fabricación pueden utilizarse materiales más ecológicos, reducir el consumo de recursos básicos como el agua, disminuir la generación de residuos o climatizar su interior sin apenas consumir recursos. Para impulsar estos edificios ecológicos se han creado varios certificados de construcción internacionales y españoles, como LEED, Passivhaus, Minergie, BREEAM o el Certificado Verde del GBCe.
EU-Ecolabel
Creada en 1992, la EU-Ecolabel es una etiqueta de excelencia ambiental europea para productos y servicios que cumplen con altos estándares ambientales a lo largo de su ciclo de vida: desde la extracción de materias primas hasta la producción, distribución y eliminación. La etiqueta ecológica de la UE promueve la economía circular, alentando a los productores a generar menos residuos y CO2 durante el proceso de fabricación, y a desarrollar productos duraderos, fáciles de reparar y reciclar.
Según sus impulsores, la etiqueta ecológica de la UE proporciona pautas exigentes para las empresas que buscan reducir su impacto ambiental y garantizar la eficiencia de sus acciones ambientales a través de controles de terceros. Además, muchas empresas recurren a sus criterios para orientar sus productos hacia mejores prácticas ecológicas.
FSC para productos forestales sostenibles
La deforestación es uno de los principales problemas ambientales del planeta, que además incide en otros, como el cambio climático o la pérdida de biodiversidad. Para combatir este problema, en 1993 se creaba el Forest Stewardship Council (FSC), una organización internacional sin ánimo de lucro que identifica de forma creíble a los bosques bien gestionados, así como los productos de madera fabricados responsablemente.
Los productos con la etiqueta FSC son cada vez más variados y numerosos: suelos y puertas de madera, ventanas, todo tipo de papel y cartón, cuadernos, cepillos para el pelo, cuadros para marcos, mobiliario urbano y de oficina, etcétera. La certificación forestal no tiene por qué encarecer siempre los productos y, de hecho, hay algunos con el mismo precio que los convencionales o con un aumento inapreciable para el consumidor final, destacan sus responsables.
Video de FSC España:
MSC para productos pesqueros sostenibles
En sólo 40 años, las poblaciones de las especies marinas se han reducido en un 39%, de media, en todo el planeta, y una de las causas es la sobrepesca, aseguran desde WWF. Por ello, esta organización conservacionista, y la empresa Unilever, creaban en 1997 el sello Marine Stewardship Council (MSC), un estándar internacional (independiente desde 1999) para la pesca sostenible y la trazabilidad de los productos pesqueros.
Según sus responsables, la etiqueta MSC garantiza que las poblaciones de peces se mantienen en un estado saludable, que las técnicas de pesca minimizan su impacto ambiental y que se realiza una buena gestión. Si bien en general los productos MSC son un poco más caros, se trata de una inversión porque contribuyen a que haya pesca en el futuro y a reducir los gastos de recuperar ecosistemas destruidos por la sobrepesca.