Silvia Montes-Jovellar Folch dirige el Área Nacional de la Fundación Real Madrid con el entusiasmo de un hincha merengue, la potencia de uno de sus famosos delanteros y la precisión de un siempre pendiente pívot. Vive el deporte intensamente, pero lo hace desde una perspectiva inédita que deja a un lado la competición y se centra en sus valores educativos. Está convencida de que gracias al deporte es posible mejorar la sociedad, lograr un mundo mejor, más respetuoso y solidario.
Pero Silvia Montes-Jovellarno es una de esas estrellas deportivas reconvertidas. Tiene un currículo impresionante difícilmente resumible en unas pocas líneas, en sus orígenes muy técnico, después muy social, y que al final ha culminado con un revolucionario proyecto social madridista. Economista de formación, inició su carrera en la banca, pero desde 2008 ha centrado su carrera profesional en la Responsabilidad Social Corporativa y la Cooperación Internacional al Desarrollo. Antes de que Florentino Pérez la fichara en 2013 para la Fundación Real Madrid ha trabajado para Manos Unidas en Angola, Sierra Leona y Mozambique.
Silvia Montes-Jovellar protagoniza una nueva Charla en Verde a través de los directos de SIGNUS Ecovalor en su canal de Instagram. Éste es un resumen de esa entrevista:
- Os definís como el alma del Club Blanco, pero ¿a qué se dedica exactamente la Fundación Real Madrid?
Utilizamos el deporte como un instrumento educativo para transmitir valores. No es cantera y no hacemos tecnificación, no competimos. Hemos creado un programa que denominamos escuelas sociodeportivas. En un principio nos dirigíamos más a niños y niñas de 5 a 17 años, especialmente a colectivos en riesgo de exclusión o con algún tipo de vulnerabilidad, pero a medida que han ido pasando los años hemos terminado trabajando con infancia, juventud, adultos y adultos mayores.
- ¿Cómo son las escuelas sociodeportivas de la Fundación Real Madrid?
No os imaginéis un edificio. Es un programa que desarrollamos en instalaciones públicas. Después del colegio los niños vienen a jugar con nosotros una hora y media cada día en el caso del fútbol y una hora en el caso del baloncesto. Siempre con una metodología propia que se llama por una educación real en valores y deporte. Con ella intentamos transmitir esos valores que nosotros consideramos que son los del deporte: respeto, trabajo en equipo, autonomía, autoestima, hábitos de vida saludable, igualdad y compañerismo. Con esos objetivos específicos cada mes se trabaja un valor y se desarrollan una serie de ejercicios que practicamos con ellos a través del juego para que los incorporen como algo absolutamente natural.
- ¿Es difícil entrar en esas escuelas?
Como no competimos ni buscamos talentos no hay proceso de selección. El que quiere jugar entra a jugar y nos da igual que sea bueno, malo o regular, que tenga aptitudes físicas o recursos económicos, da igual. El que quiera puede venir a jugar con nosotros. Por supuesto, nuestros equipos son mixtos; juegan juntos niños y niñas. Creemos que toda persona que quiera hacer deporte puede hacerlo.
Tenemos programas para personas con discapacidad o para personas mayores que están jubiladas y que vienen dos veces a la semana con nosotros para hacer actividades físicas. Y para colectivos que están en situación de exclusión social también tenemos programas en centros de acogida de internamiento de menores o de ejecución de medidas cautelares. También hay programas en centros penitenciarios, para personas sin hogar y desempleados de larga duración.
- ¿Estáis también en el extranjero?
Estamos en los cinco continentes y tenemos más de 1.000 escuelas repartidas por todo el mundo. En Colombia y México se ha convertido en un instrumento de cooperación para el desarrollo. Establecemos alianzas con ONG’s locales que ya están trabajando sobre el terreno en zonas bastante vulnerables y nosotros les incorporamos la pata del deporte.
El escudo del Real Madrid es un buen gancho. Cuando los niños se ponen una camiseta de la Fundación Real Madrid no te imaginas el sentimiento de pertenencia que supone para ellos. Notan que forman parte de un club enorme en el que hay niños como ellos por todo el mundo. Dependiendo de en qué zonas estés trabajando, muchos están carentes de esa autoestima, de esa motivación o sentimiento de arraigo tan importante.
- Pero no se trata de entrar a jugar en el equipo del Real Madrid, ¿verdad?
Se trata de participar en una escuela sociodeportiva, no de competir. En España tenemos 141 proyectos que se pueden consultar en nuestra página web. Estamos en todas las comunidades autónomas. Lo único que puede pasar es que no haya plazas. Gracias a Dios, tenemos mecenas muy importantes que nos están apoyando para que el 70% de nuestros niños estén becados.
- ¿Estáis intentando mejorar la sociedad a través del deporte?
Exacto, así es. Gracias a estos valores que inculcamos de educación en el respeto y la solidaridad. Así intentamos crear un mundo más justo. Educar en valores es algo que al final ayuda a mejorar la sociedad.
- La práctica del deporte también nos hace abrazar una vida más saludable. ¿Sois la mejor vacuna contra la vida sedentaria y el sobrepeso?
Lo hemos visto la vuelta del confinamiento, el entusiasmo y la necesidad que tenía la gente de volver a las escuelas. No sabíamos si nuestros alumnos se iban a atrever a regresar, pero ha sido justamente lo contrario, la gente estaba deseando volver. Me ha sorprendido mucho en el caso del programa de mayores de 65 años. Normalmente tenemos 250 usuarios en Madrid y pensaba que no iban a querer venir porque son personas vulnerables ante la pandemia, pero para nada, estaban llamándonos y sus hijos diciendo que querían volver.
Pero volviendo a la pregunta, yo sí que creo que es necesario, y que la gente lo sabe. A la vuelta del confinamiento ha sido increíble ver lo necesitados que estábamos de hacer deporte. Porque es bueno para la mente y para tu cuerpo, pero sobre todo para quitarte todo ese estrés de encima.
- Cada vez hay más niñas y mujeres interesadas en hacer deporte. ¿Notáis ese mayor interés?
La igualdad está en nuestro ADN; nuestras escuelas siempre han sido mixtas. Y así lo hacemos en todos los países en los que estamos. Sí que es verdad que últimamente se ve, sobre todo en el mundo del fútbol, cómo están tomando más importancia los equipos femeninos. Cada vez hay más niñas interesadas en jugar con nosotros y se está normalizando su presencia.
Nosotros utilizamos el deporte como un instrumento educativo de integración e inclusión. Gracias a esas becas que podemos otorgar se mezclan niños que no tienen capacidad económica para hacer deporte con los que sí pueden pagarlo y así favorecemos esa integración. En un campo de juego da igual tu condición económica, da igual a quién le pases el balón. Quieres conseguir un objetivo y te da igual quién sea tu compañero. Nos necesitamos todos, es el trabajo en equipo. Y también se genera comunidad entre los padres, se hace un proyecto comunitario. Dentro del campo no hay barreras.
- En esa aspiración por promover una educación integral también incorporáis el respeto al medioambiente.
Es un punto muy importante, claro. Gracias sobre todo a entidades como SIGNUS Ecovalor, que nos enseñan a enseñar a los niños la importancia de cuidar el medio ambiente. La sociedad está ahora mucho más concienciada que nunca. Solo tenemos un mundo y hay que cuidarlo.
- Preocupan esas estadísticas que aseguran que nuestros niños y jóvenes están cada día más pegados a las pantallitas y menos dispuestos a salir a la calle, jugar y practicar algún deporte. ¿Cómo podemos evitar ese encierro en burbujas virtuales?
A mí también me preocupa mucho. Donde más lo notamos es a partir de los 14-15 años. La labor educativa por parte de las familias y de los centros educativos es fundamental. Las escuelas de pequeñitos están llenas porque los padres estamos muy encima de ellos y todavía nos hacen caso. Pero estamos preocupados por esta tendencia.
Desde la Fundación Real Madrid insistimos mucho en que no es lo mismo estar con una consola que jugando en el terreno. Y se pueden hacer las dos cosas, no tiene porqué ser una cosa en detrimento de la otra.
- También necesitamos socializar. Y nada hay más sociable que el deporte
Efectivamente. Esa es precisamente una de las cosas que más aprecian los mayores, tanto los jubilados como los que están en residencias de mayores. Socializar, salir de casa, compartir con el compañero, el trabajo en equipo, hablar, aceptar las diferencias. No nos damos cuenta de lo importante que es socializar. Bueno, nos hemos dado mucha cuenta durante la pandemia, ahí sí.
Socializar es algo que también fomentamos mucho en los torneos amistosos que organizamos los fines de semana. Son amistosos porque no existe competición. Nosotros no tenemos ni tarjeta roja ni amarilla. Solo tenemos la tarjeta blanca, y sirve para premiar que el niño está aprendiendo muy bien los valores que le estamos transmitiendo durante los entrenamientos. Pero esa tarjeta blanca no lo damos nosotros, se la dan sus propios compañeros, que deciden quién se lleva la tarjeta blanca.
- Trabajar con niños no es fácil. ¿Cómo hacéis para lograr tan buenos resultados?
Yo creo que es porque tenemos unos excelentísimos entrenadores, que antes de todo son educadores. Y esto es muy vocacional. Aquí tienes que entender que el deporte se está utilizando de otra forma. Para mí son unos cracks, me asombra esa pasión que tienen por enseñar. Y todos están formados con nuestra metodología.
- Más difícil que trabajar con niños es lidiar con sus progenitores ¿Valoran los padres vuestro esfuerzo?
Nos apoyan mucho. Cuando abrimos una nueva escuela les explicamos nuestra metodología. Sus hijos no van a competir. Si quieren una liga federada ésta no es la puerta. Nosotros hacemos otra cosa. Les dejamos muy claro desde el principio qué es lo que hacemos. Y están muy contentos porque encuentran un deporte que a ellos les gusta para sus hijos y sus hijos están encantados con nuestra forma de trabajar. Tenemos muy buena comunicación con ellos y muy directa.
- ¿Cómo se financia la Fundación Real Madrid?
El Real Madrid hace una dotación económica para que la Fundación Real Madrid exista y hay que agradecerlo muchísimo. Somos más de 70 personas trabajando en la Fundación, más luego todos los entrenadores que están repartidos por España, unos 150. Todo eso es apoyo del club, que además nos respalda con sus infraestructuras, pues podemos utilizar todos los fines de semana la Ciudad Deportiva del Real Madrid para hacer nuestros torneos amistosos. Y luego tenemos el apoyo de los mecenas, empresas que creen en nuestro proyecto, les gusta como trabajamos con el deporte y se unen a nosotros para de esta manera poder dar becas al 70% los niños que están con nosotros.
- SIGNUS Ecovalor es una de esas empresas colaboradoras. ¿En qué consiste su ayuda?
SIGNUS Ecovalor nos dio enseguida todo su apoyo para la escuela sociodeportiva en silla de ruedas de Getafe, para niños que tienen parálisis cerebral y otros tipos de discapacidad. Los niños con diversidad funcional están becados o semi becados, y este apoyo empresarial es fundamental pues para poder desarrollarlo se requiere mucho material y personal.
- ¿Es complicado trabajar el deporte con personas con discapacidad?
No. Es cuestión de ganas. Ellos vienen felices. Es la lección que nos dan todos los días, las ganas que tienen de jugar. ¿Por qué no van a poder acceder al deporte? ¿Por qué no van a poder jugar al baloncesto? Los programas de nuestras escuelas deportivas se hacen adaptados para que ellos puedan jugar, igual que hacemos con los que tienen autismo o síndrome de Down. También hacemos jornadas inclusivas en las que participan niños con silla de ruedas y otros que no tiene problemas de discapacidad y juegan juntos. Al final aprendemos todos unos de otros.
- ¿El deporte nos hace mejores?
Yo creo que sí. Soy muy optimista y positiva. Piensa en un gran acontecimiento deportivo, cómo nos unimos, cómo seguimos todos juntos un partido de tenis de un Nadal (a quien adoro), o un mundial. Ese compañerismo que se genera, ese orgullo. Necesitamos muchos chutes de entusiasmo y te los da el deporte. El deporte nos hace mejores personas y hace un mundo mejor. Y cuanto más esfuerzos unamos será todavía mucho mejor.