El hogar inteligente se ha ido incorporando a nuestra cotidianidad diaria. Casi sin darnos cuenta hemos ido añadiendo elementos tecnológicos con una única finalidad: hacernos la vida más fácil. Así, en los hogares se han incluido asistentes de voz como Alexa o Google Assistant, a los que les damos órdenes para que seleccionen una determinada película, nos informen del tiempo que va a hacer durante el día o cuál es el estado del tráfico y cuál es el mejor momento para salir de casa. Además, y siempre pensando en la comodidad, hemos ido introduciendo diferentes soluciones de domótica cómo robots aspiradores, luces y bombillas inteligentes que se encienden cuando entramos en una habitación, robots para cortar el césped, enchufes inteligentes para controlar diferentes aparatos, sistemas de seguridad,…
Nuevas casa más sostenibles
Pero el hogar inteligente del futuro es mucho más que implementar ciertos dispositivos y aplicaciones. ¿Y si además de pensar en nuestra comodidad, pensamos en el apartado de la sostenibilidad? Muchas de las soluciones y productos que ya se desarrollan permiten que tengamos una casa más sostenible y respetuosa con el medio ambiente. Y no sólo eso, sino que también nos permitirá ahorrar unos euros en nuestras facturas de electricidad y de gas. Lo que hará que un hogar sea inteligente no es tener Alexa en el estante o un termostato inteligente que nos permita regular la temperatura de la casa a través del móvil. El hogar inteligente debe basarse en lo que se supone que debe proporcionarnos una casa: calor, luz, energía y refugio. Y esto significa reducir el consumo de fuentes energéticas primarias que en buena parte son contaminantes.
Todas las edificaciones nuevas ya empiezan a incorporar elementos sostenibles desde el principio: uso de energía solar o geotérmica, cisternas de almacenamiento de agua de lluvia, productos de construcción sostenibles, etc. El objetivo de estos nuevos hogares inteligentes es el de no depender de forma constante de proveedores externos. Las fuentes de energía que empleamos son finitas y, como estamos viendo estos días, son caras o dependen de que un estado suministre esa energía. En otras palabras, una casa inteligente es aquella que cuando el proveedor de energía no pueda darnos esa energía, la casa inteligente pueda seguir funcionando gracias a la energía solar, la eólica, geotérmica o pueda tirar del agua de lluvia almacenada en el caso de que, por ejemplo, se haya producido la rotura de una tubería.
Y si mi casa no es nueva…
El futuro ya está aquí, pero la realidad es que la mayoría de la población vive en casas que fueron construidas hace años cuando la sostenibilidad no estaba incluida entre los principios de construcción. Tendemos a pensar que los mayores emisores de CO2 son los automóviles o las industrias, sin embargo, los hogares son los responsables del 34% de la totalidad de ellas y se espera que en unos años, las casas sean las mayores demandantes de electricidad. Los datos corroboran que vivimos en casas que son poco eficientes.
Y todo ello a pesar de haber incorporado determinados elementos tecnológicos como los termostatos inteligentes que permiten controlar la temperatura de una casa o programarla o de incorporar bombillas inteligentes que sólo se encienden cuando hay alguien en una determinada estancia. Y es algo que no controlamos: por mucho que se tenga una app instalada en el móvil no sabemos cuándo consumimos energía, ni que aparatos son los que más consumen ni en qué habitaciones de una casa se produce un mayor derroche. En definitiva, desconocemos si estamos consumiendo o desperdiciando más energía de la esperada, por lo que gestionar y controlar el consumo es prácticamente imposible. , lo que hace que sea imposible de gestionar.
Siempre es posible hacer un hogar más eficiente
A pesar de estas dificultades, sí se puede hacer un hogar más eficiente. Evidentemente no lo va a ser tanto como una vivienda de nueva construcción. Por ejemplo, ya se están desarrollando sensores que se adaptan a los electrodomésticos y que recopilan datos de los consumos energéticos de cada uno de ellos. Esto nos permite tener un control del gasto que hace y permitiría tomar decisiones para reducir el consumo. Para hacer esto, necesitamos crear más oportunidades para recopilar datos de nuestros hogares. Asimismo y por ejemplo, con el empleo de inteligencia artificial y de otros sensores, un hogar inteligente detecta cuando debe encender el aire acondicionado o apagar la totalidad de los elementos que se encuentran en situación de stand-by. Son tecnologías que ya se aplican en grandes compañías o en centros comerciales y que, poco a poco, iremos introduciendo en nuestros hogares.
Otro de los problemas que se encuentran es que tenemos diferentes dispositivos de Internet de las Cosas (IoT) en los hogares pero cada uno de ellos cuenta con una aplicación diferente, con unas claves de acceso distintas y que cada vez cuesta más controlar. Sí, Alexa o Google Home, permite incorporar cada uno de los dispositivos que están conectados a la wifi de casa, pero se controlan por separado dentro de la misma aplicación. Una gestión integral a través de una única plataforma, a la que se le dan unos parámetros concretos y que además, gracias al Big Data, la Inteligencia Artificial y el Machine Learning aprende de nuestras costumbres y hábitos, adaptaría los consumos energéticos a nuestros hábitos y costumbres. Además, podría bloquear el funcionamiento de la lavadora o el lavavajillas por sí misma para adaptar su funcionamiento a la mejor franja horaria o cuándo el proveedor de energía está empleando energías limpias en lugar de utilizar combustibles fósiles.
5 productos con los que empezar
Los consumidores quieren que sus hogares sean más sostenibles y eficientes, aunque sólo sea por ahorrarse unos euros en su factura, pero son pocas las personas que quieren administrar el uso de energía día a día. La inteligencia artificial (IA) y el aprendizaje automático (ML) serán clave para lograr el hogar inteligente y sostenible. Con todas estas tecnologías, los usuarios podrían reducir el consumo de energía y los costes de climatización hasta en un 50 % sin tener que comprometer la comodidad.
En definitiva, nosotros mismos podemos empezar a crear desde ya un hogar inteligente basado en la sostenibilidad y no sólo en la comodidad. A continuación destacamos cinco productos para poder empezar:
1.- Para controlar la calefacción: Netatmo Termostato Wifi Inteligente.
Fácil de instalar, este termostato, permite controlar la temperatura de la casa a través del móvil. Se le pueden programar las temperaturas que queremos tener en el hogar y apagar por completo la calefacción si no se está en casa. Si además se le añaden las válvulas inteligentes controlaremos la temperatura de cada estancia de una casa. Su utilización puede suponer un ahorro de entre 10 y un 30% de consumo de calefacción.
2.- Para controlar toda la iluminación: Philips Hue Bridge
Para tener control sobre la totalidad de bombillas inteligentes de una casa (se compran aparte), este producto permite conectar y controlar hasta 50 luces y accesorios. Tan sólo necesita ser conectado y mediante la app del móvil, configurar las rutinas de los habitantes de la casa, saber que luces están encendidas en un determinado momento en habitaciones que están vacías. Supone un importante ahorro de costes en el consumo eléctrico.
Enchufar, descargar la aplicación y conectarlo a la wifi de casa. Así de simple. Y además, es barato. Si no queremos gastarnos la cantidad de dinero que cuesta el producto anterior, con los enchufes inteligentes podemos controlar los productos que se conectan a la red eléctrica como los electrodomésticos o las lámparas.
4.- Sistema de monitorización de energía.
Con este sistema sabremos qué aparatos de los que están conectados a la red eléctrica son los que más están consumiendo, cuáles son los más ineficientes y cuáles son los que están encendidos sin que lo sepamos. Se conecta a la caja eléctrica y ofrece la información en el móvil.
5.- Limitador de flujo de agua.
Y no todo va a ser tecnológico. Algo tan simple como estos pequeños limitadores, nos va a permitir ahorrar importantes cantidades de agua, sobre todo a la hora de la ducha. Por el precio de un par de cervezas, notarás de forma clara el ahorro en tu siguiente factura de agua.