Es el bosque tropical más grande de todo el mundo. Y es una selva que se encuentra en serio peligro. Las talas de árboles y los incendios forestales son dos de los problemas más acuciantes del que es considerado como uno de los pulmones del planeta y que desempeña un papel clave en la absorción de CO2. Y existen diferentes estudios que afirman que la Amazonia ha dejado de ser un sumidero de dióxido de carbono para convertirse en un emisor más.
El problema es tan grave, que aunque las talas se pararan y los incendios disminuyeran, podemos encontrarnos en un punto de no retorno. Por ese motivo, se han desarrollado diferentes tecnologías con el objetivo de recuperar el Amazonas.
IA para salvar el Amazonas
Aunque el gran público identifica a Chat GPT con la inteligencia artificial, lo cierto es que se trata de una tecnología que ya lleva muchos años desarrollándose y sí, la IA para salvar el Amazonas, es una realidad que pretende acabar con los muchos problemas que tiene la selva sudamericana.
El último de esos programas es bastante reciente y viene de la mano de Microsoft. Se trata del Proyecto Guacamaya, impulsado por la multinacional norteamericana junto al Instituto Alexander von Humboldt, el Instituto SINCHI y el Centro de Investigación CinfonIA de la Universidad de los Andes. Para saber en qué consiste, hay que entender primero cómo funciona cualquier inteligencia artificial. Como hemos venido diciendo en varios artículos de este blog, la IA se basa en datos. Gracias a la ingente cantidad de información a la que tiene acceso y a su capacidad para establecer conclusiones rápidas, los humanos podemos tomar decisiones de una forma más veloz gracias a que no tenemos que analizar nosotros mismos esos datos.


Y, ¿qué es lo que hace la IA del Proyecto Guacamaya? Pues ni más ni menos que estudiar los abundantes datos que existen sobre la Amazonia. Gracias a la tecnología y al uso de la inteligencia artificial se puede tener un conocimiento más completo de este bosque tropical. Para ello se lleva a cabo una monitorización permanente de todo el Amazonas y de la biodiversidad que lo compone. A partir de ahí se pueden identificar las amenazas y la IA devuelve toda esa valiosa información a los gobiernos para que puedan ejecutar políticas públicas de conservación, apoyar proyectos de producción sostenible o compartir el conocimiento con otros países para que puedan ayudar en las propuestas.
Los datos con los que se alimenta la IA del Proyecto Guacamaya provienen de diferentes fuentes, instituciones y organizaciones. Todos esos datos se limpiaron para evitar duplicidades o eliminar información poco relevante. Se fueron incorporando nuevas fuentes de información y se desarrollaron diferentes modelos de IA para procesar la información de una forma eficaz a fin de que proporcionara conclusiones fiables. Asimismo, se automatizaron tareas con poco valor lo que permitió que los científicos pudieran acelerar sus investigaciones. De esta forma nos encontramos ante un proyecto muy amplio en el que la IA trabaja con datos como sonidos de diferentes partes de la selva que permiten monitorizar y medir la biodiversidad animal y que permite detectar especies y estimar su abundancia o densidad. Con esos sonidos con los que se alimenta a la inteligencia artificial del Proyecto Guacamaya y que incluye miles de horas de grabaciones el programa puede identificar diferentes razas de animales y es capaz de detectar la presencia de amenazas como sonidos de motosierras o retroexcavadoras.
Cámaras y satélites
La información con la que trabaja también incluye cámaras e imágenes por satélite. En el caso de las primeras, cuentan con sensores infrarrojos que se activan en el momento en que un animal pasa delante de ellas. Con esas imágenes se obtiene una evidencia de especies raramente vistas y consideradas en peligro de extinción. Con esos datos, la IA ofrece información a los investigadores que les sirve para detectar si se están produciendo cambios en la población de la fauna, especialmente frente a la deforestación y destrucción del hábitat.


En el caso de las imágenes por satélite se emplean para identificar las áreas deforestadas con la ayuda de imágenes satelitales. Gracias a ella se puede observar el avance de la deforestación en la Amazonia. Estas imágenes, es cierto, ya se empleaban antes, pero la gran ventaja de la IA del Proyecto Guacamaya es que son capaces de procesar las imágenes con mayor precisión. Gracias a ello, los procesos manuales de análisis de la información que antes realizaban los científicos y que tardaban una media de 18 meses en ejecutar, ahora, lo pueden hacer en un 10% menos de tiempo.
Otros proyectos interesantes
El Proyecto Guacamaya es la última de las iniciativas que incluyen el uso de la IA, pero ha habido proyectos que, aunque menos llamativos, también incluyen el empleo de la inteligencia artificial. Uno de ellos es la herramienta PrevisIA. Desarrollada por la ONG brasileña Imazon, también con la ayuda de Microsoft, el objetivo de esta Inteligencia Artificial es predecir dónde se va a producir la siguiente deforestación, bien por la posibilidad de que se produzca una tala masiva o bien por el riesgo de que haya un incendio.


La idea comenzó a desarrollarse en el año 2016 y buscaba anticiparse al daño ambiental, ya que los desarrolladores recibían las notificaciones de alerta demasiado tarde y cuando el daño ya se había producido. Esta inteligencia artificial integró datos históricos y geoestadísticos de lo que ha sido la deforestación de la Amazonia durante años. Con esos datos, que se pueden analizar de forma muy rápida, ahora se anticipan a los acontecimientos que es probable que puedan producirse y se pueden llevar a cabo actuaciones que permiten que no suceda el acontecimiento. Por ejemplo, en el caso de incendios la IA se utiliza para predecir la probabilidad de incendios en función de diversas variables, como el clima, la humedad del suelo y patrones de deforestación. Esto permite una respuesta más efectiva para prevenir y combatir incendios.
Además existen distintos proyectos, más pequeños para por ejemplo, detectar la caza furtiva en áreas protegidas del Amazonas. Gracias al análisis de datos de cámaras y sensores, se pueden identificar actividades sospechosas y alertar a las autoridades. Asimismo, la inteligencia artificial está ayudando en la creación de modelos de conservación para identificar las áreas más críticas para la preservación de la biodiversidad. Estos modelos pueden guiar la toma de decisiones en políticas de conservación y gestión de recursos.