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Así ayuda la Inteligencia Artificial a lograr un planeta más sostenible

La inteligencia artificial está aquí para quedarse y sus aplicaciones son múltiples y beneficiosas. También en el caso de los retos medioambientales que se nos plantean de cara a los próximos años.

Sí, seguro que has escuchado hablar de la inteligencia artificial y, casi con certeza, son numerosas las dudas que te albergan sobre si ofrece más bondades que perjuicios. Como cualquier tecnología novedosa, la inteligencia artificial, también denominada IA, genera muchas incertidumbres entre la sociedad, muchas de ellas por puro desconocimiento. En general, todas ellas vienen motivadas por dos elementos: el económico y el apartado de la privacidad.

En el primero de ellos, viene motivado por el miedo a las pérdidas de empleo que se pueden producir. La IA junto con la automatización y otras tecnologías están haciendo posible que determinadas tareas que hasta ahora realizábamos los humanos pasen a ser realizadas por máquinas. De ahí el temor a que sean muchas las personas que puedan perder su trabajo, aunque lo cierto es que tras esa renovación tecnológica aparecen nuevos empleos, más cualificados y también, mucho mejor remunerados.

Inteligencia artificial y privacidad

El apartado de la privacidad, sin embargo, si es un apartado preocupante y en el que, además de adoptar una legislación apropiada para proteger a los usuarios, también se deben implementar actuaciones encaminadas a educarlos. Porque somos nosotros mismos los que normalmente concedemos permisos a aplicaciones o webs en las que cedemos gratuitamente datos e información personales que pueden ser utilizados con fines pocos éticos. Facebook y Alphabet, la empresa que gestiona todos los servicios de Google, saben mucho de esto. Para sacar valor de esos datos que los usuarios damos de forma gratuita y obtener un rendimiento económico de los mismos, muchas empresas emplean algoritmos e inteligencia artificial para extraer el máximo valor de los datos.

Y es que, la inteligencia artificial se emplea de forma constante. Netflix, gracias a su uso sabe perfectamente los gustos que tiene cada suscriptor para ofrecerle la película o la serie que desea ver. Amazon sabe, gracias a la utilización de sus algoritmos y de las compras que realizamos a través de su portal, qué productos son los que más nos atraen o, si compramos en su supermercado, conocer cuándo se te va a acabar el detergente para que lo vuelvas a comprar. Las aerolíneas, utilizan la inteligencia artificial para conocer cuándo se va a producir una mayor demanda de vuelos y ajustar el precio de forma precisa a esa demanda. Pero no sólo las empresas se aprovechan de las ventajas que proporciona la inteligencia artificial: también lo hace tu móvil, tu reloj, tu altavoz inteligente o tu nevera. Todos ellos, gracias al denominado machine learning, aprenden de tus costumbres y así, conocen cuando te sueles levantar, a qué hora usas el móvil por primera vez, conocen si tu ritmo cardíaco es más elevado de lo habitual o te pueden informar de cuándo está a punto de caducar un determinado alimento. En definitiva, la IA ya nos rodea, aunque nosotros no seamos conscientes de ello.

¿Hay peligro en la inteligencia artificial?

Pues como en cualquier tecnología, depende del uso que se le dé. Un automóvil sirve para desplazarnos, pero los terroristas también lo han empleado para cometer atentados. ¿Quiere eso decir que debemos prescindir de él? No. Lo mismo ocurre con la IA que nace como una ayuda a casi cualquier tarea que realizamos, con una ventaja: no comete errores.  Una inteligencia artificial que está programada para realizar una determinada labor no va a fallar nunca. Nosotros, por contra, sí, por muy entrenada que tengamos una determinada tarea. Además, una inteligencia artificial es más barata y también más eficiente.

La IA está aquí para quedarse y sus aplicaciones son múltiples y beneficiosas. Y está avanzando, de tal forma que, a pesar de los recelos, la sociedad ve beneficiosa la utilización de la Inteligencia Artificial. Según el Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (ONTSI), dependiente del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, hay varios sectores en los que los usuarios quieren tener Inteligencia Artificial. Según un informe realizado por el organismo sobre la aplicación de la IA, es en el mundo de los vehículos a motor donde la sociedad quiere ver más avances. Un 55% de los encuestados quieren ver el uso de la IA en los coches. También ven útil que la inteligencia artificial sea un prescriptor de compras digitales y, sobre todo, un 40% se muestra entusiasmado con el uso de la IA en el entorno médico, aunque también es verdad que un 31% de usuarios no confía en absoluto en el uso de la Inteligencia Artificial en medicina.

IA y sostenibilidad

Ya hemos explicado en este blog que la tecnología consume recursos y la Inteligencia Artificial, también. Fundamentalmente, esos recursos que se consumen provienen de las fuentes de energía que las máquinas necesitan para funcionar. Al igual que en el resto de tecnologías cuanto más sostenible y verde sea la fuente de procedencia, menor impacto ambiental tendrá en el planeta. La adopción por parte de las empresas de tecnologías de IA consumen muchos recursos. Así, un estudio de la Universidad de Massachusetts afirma que el entrenamiento de modelos de IA (el machine learning del que hablábamos antes) para por ejemplo realizar procesamiento del lenguaje natural (en que se emplean en los asistentes virtuales) puede producir el equivalente de dióxido de carbono de 5 veces las emisiones de por vida de un automóvil o el equivalente de 300 vuelos de ida y vuelta entre San Francisco y Nueva York. El problema es que el uso de la inteligencia artificial va a seguir en aumento, y por tanto, también va a ser más necesaria la utilización de energía.

Sin embargo, a pesar de estas cifras, que pueden resultar alarmantes hay dos factores a tener en cuenta. La industria tecnológica es quizá la más comprometida con el mantenimiento de un entorno sostenible y lo mejor de todo: la IA es un elemento esencial para poder cumplir los ODS y luchar contra el cambio climático. Veamos.

La IA ayuda a cumplir los ODS

La revista Nature ya advertía en 2020 de las bondades del uso de la Inteligencia Artificial en la lucha contra el cambio climático y en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, aunque también advertía que un mal uso de la misma podría llevar no sólo a no cumplir esos objetivos, sino a empeorarlos. En general quien hace un descubrimiento o inventa algo, lo hace con la intención de mejorar el mundo y la sociedad, así que nos vamos a centrar en las posibilidades. El estudio señala que, entre otros aspectos la IA puede actuar como un facilitador para todos los ODS al apoyar la provisión de servicios de alimentación, salud, agua y energía a la población. También puede sustentar sistemas bajos en carbono, por ejemplo, apoyando la creación de economías circulares y ciudades inteligentes que utilicen sus recursos de manera eficiente gracias a la utilización de un conjunto de tecnologías interconectadas, como vehículos autónomos eléctricos y electrodomésticos inteligentes que pueden permitir la respuesta a la demanda en el sector eléctrico. La IA también puede ayudar a integrar energías renovables variables al habilitar redes inteligentes que igualan parcialmente la demanda eléctrica a los momentos en que brilla el sol y sopla el viento.

IA para preservar el medio ambiente

Pero es en el apartado medioambiental donde la Inteligencia Artificial puede jugar un papel más importante. Los beneficios de la IA podrían derivarse de la posibilidad de analizar bases de datos interconectadas a gran escala para desarrollar acciones conjuntas destinadas a preservar el medio ambiente. Por ejemplo, en lo que se refiere a la acción climática, ya en la actualidad la Inteligencia Artificial muestra evidencias y datos de una forma cada vez más fiable que permiten comprender mejor el cambio climático y el impacto que va a tener en las diferentes partes del planeta. Es decir, la IA nos puede permitir tomar decisiones basándonos en modelos predictivos casi exactos y adelantarnos a los posibles efectos perniciosos.

Otro apartado importante es que gracias al uso de la Inteligencia Artificial nos permitirá integrar diferentes energías renovables, saber cuándo es el mejor momento para que empiece a funcionar un parque eólico o cuando podemos depender de un panel solar y cuando no. Es decir, en estos caso la Inteligencia Artificial permitirá tener una mejor eficiencia energética, de tal forma que podamos aprovechar al máximo toda la energía que necesitemos y no derrocharla. la modelización de sus posibles impactos.

El último punto importante es que que tiene que ver con la salud de los ecosistemas. Ya hay proyectos que mediante el empleo de la inteligencia artificial, se ha logrado reducir la contaminación marina de todo tipo, identificando, por ejemplo cuando se produce un derrame de petróleo o hacía que lugar del océano se dirige una gran cantidad de plástico. Además la IA puede ser utilizada para mejorar la calidad de los suelos o saber el estado en el que se encuentra un bosque o una selva prácticamente en tiempo real. Gracias a ella se puede saber, por ejemplo, si un área como el sudeste español está en un proceso de desertificación más o menos rápido. Todo ello, permite realizar una planificación ambiental, tomar de decisiones e impedir que esa desertificación se amplie y poner soluciones a la misma.

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