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Juliette Feck Juliette Feck

Juliette, la artista que de niña se convertía en una sirena entre neumáticos

Descubrir a la artista francesa Juliette Feck es un soplo de autenticidad, de entrar en un universo en el que lo transversal de la preocupación por el medioambiente se materializa de verdad. Lo suyo es SOStenibilidad. Desde su infancia como una sirena entre los neumáticos de un aislado garaje a su actual pasión por los dioses bálticos de la lluvia, los bosques y los truenos

Ahora que aún estamos con la resaca de la Cumbre del Clima en Madrid, de discretísimos resultados, (pocas veces tanto ruido de tanta gente durante tanto tiempo para tan poco), descubrir a la artista francesa Juliette Feck es un soplo de autenticidad, de entrar en un universo en el que lo transversal de la preocupación por el medioambiente se materializa de verdad. Lo suyo es SOStenibilidad. Desde su infancia como una sirena entre los neumáticos de un aislado garaje a su actual pasión por los dioses bálticos de la lluvia, los bosques y los truenos . Juliette es distinta.

No es postureo, no es forzarse, no es una campaña, no es un tema, no es un proyecto, no es algo parcelado, sectorial, sino que se convierte en actitud, comportamiento, una manera de ser y estar. Hemos hablado con ella. Realmente es una artista diferente, en cómo crea y en cómo lo cuenta, con un fuerte arraigo en el compromiso ambiental.

Atención a cómo su proceso creativo es puro reciclaje, upcycling, un círculo de SOStenibilidad: “Ante todo, decir que soy una artista transmedia que se sirve de imágenes. La fotografía me sirve de guía, me ayuda a filtrar los ciclos en los que me veo envuelta y en los que evoluciono. Genero imágenes que participan en mis esculturas e instalaciones, que a su vez generan nuevas imágenes que sirven para nuevas obras… Y así hasta el infinito”.

Tus imágenes nos atrapan. Háblanos de tus principales temas de inspiración.

“El territorio, el paisaje, los detalles como foco para abordar ciertos temas. La naturaleza que acorrala automóviles carbonizados. El fuego. Sí, el fuego ha sido un tema predominante en mi trabajo durante un tiempo. Y los elementos automovilísticos están muy presentes en mi trabajo, algo que está muy relacionado con el ambiente en que crecí: una gasolinera-garaje situada cerca de un bosque”.

Liga su historia personal con el término Antropoceno: “Es en esta historia personal en la que se sostiene la coherencia de mis obsesiones y los asuntos sociales que toco. Manteniendo un universo muy íntimo, entro en temas de actualidad, pasando de las Ciencias Naturales al Antropoceno, los dos a menudo interconectados”.

Atención a cómo hila su mensaje por el planeta: “El fin de nuestra civilización sigue siendo un punto central en mi trabajo, matizado por los uróboros”.

¿Uróboros? ¿Qué son los uróboros?

Un uróboro es un animal mitológico que tiene mucho que ver con el símbolo universal del reciclaje y de la economía circular; se trata de un animal serpentiforme que engulle su propia cola y forma un círculo con su cuerpo. El uróboro simboliza el ciclo eterno de las cosas, o el esfuerzo eterno, o la lucha eterna.

“Nada muere” nos dice Juliette.

Y argumenta (atención, que no tiene desperdicio cómo vuelve a ligar su historia personal con una visión SOStenible de la vida): “¡Basura, residuos…!, ¡es siempre lo mismo! Es obvio que generamos demasiada basura. Me gusta la gente que la recupera. Mi padre nunca tira nada. Puede sonar un poco extremo, pero nunca le he visto, o muy rara vez, en contadas ocasiones, comprar algo nuevo. ¡Si todos consumiéramos como lo hace él, el planeta sería sin duda mucho mejor! ¡Es un hombre extraordinario!”.

Cuando usas plásticos en tus obras, ¿nos estás queriendo enviar un mensaje sobre nuestra sociedad y nuestro modo de vivir y consumir?

“No uso muchos plásticos en mi trabajo, a excepción de mi reciente trabajo con uñas falsas para Plastic Attack! Es una serie de fotos y vídeos que evocan un mundo cosmético e instagrameable; un trabajo muy pensado para Instagram. [Su cuenta en esta red es muy especial]. Me pongo uñas falsas plásticas y translúcidas para descubrir un universo táctil, un universo en el que el tacto importa. Para este trabajo, desarrollado en Bretaña, me centré en tocar cosas muertas del océano. Por eso lo llamé irónicamente Plastic Attack! ¡El encuentro entre mis falsas uñas translúcidas y la gran medusa muerta que apareció en la playa fue el clímax de esta experiencia! En resumen, así evoco lo absurdo y lo decadente de nuestra paradójica sociedad”.

Y esa fuerte presencia de coches y neumáticos, ¿de dónde te viene?

“El lugar donde crecí es un buen punto de partida para contestar a esta cuestión”.

Y la historia que nos cuenta extraída de sus recuerdos de niña tiene algo/mucho de cuento navideño:

“Una gasolinera fue mi patio de recreo en la infancia, un contexto muy masculino, pero yo disponía de mi propio universo femenino. Tras cruzar el garaje con olor a gasoil y lubricantes, en el que todo tipo de repuestos colgaban de cadenas, una amiga y yo nos internábamos en un patio interior donde se almacenaban montones de neumáticos y vehículos a la espera de ser reparados. Y ahí nosotras disponíamos de nuestra propia caravana. ¡Sólo nosotras teníamos la llave! Y nos transformábamos en sirenas, en princesas… Ahí aprendí a pintarme las uñas con esmalte, a maquillarme, a transformarme en una ninfa del parking. ¡A través de una pila de neumáticos subíamos hasta el cielo! ¡Era nuestro propio palacio, hecho de caucho! Y como dijo un hombre en el que a menudo me veo muy reflejada, el escultor Auguste Rodin: “Lo que es profundamente verdad para un ser humano lo es para todos”.

Los coches, el olor a gasoil y a lubricantes, y los neumáticos transportaban a la Juliette niña a un paraíso muy particular. Pero con el tiempo, la Juliette artista, la Juliette adulta, también ha visto el infierno en esos elementos. “Los coches, el petróleo, los residuos que genera un coche, su mantenimiento… ¡Todo eso es el infierno! Por no mencionar lo que contaminan, desde el ruido a la contaminación atmosférica y visual. ¡Transforman nuestras ciudades en infiernos! Y Marsella [la ciudad donde ha vivido buena parte de su vida] está muy lejos de manejar correctamente este problema (¡sí, es un pequeño mensaje para los políticos!). En el distrito norte, concretamente el lugar donde vivía cuando llegué a Marsella, los coches que servían para cometer todo tipo de crímenes eran después quemados; una actividad que llegó a ser objeto de estudio e investigación y que dio lugar a algunas de mis creaciones. Creé esculturas, performances e incluso vídeos 3D. Los coches y sus residuos se infiltraron por todas partes en mi trabajo”.

Plastic Attack!, como otras de sus últimas creaciones, Meduso (Memorial Fountain) y Shells Make U Great Again, parten de su investigación ligada al territorio que desarrolló en una residencia en la que participó el verano pasado en la playa de Kervel (Douarnenez, Bretaña, Francia). “Un hermoso lugar dirigido por dos brillantes mujeres que refrescan el paisaje francés”.

Ahora Juliette Feck vive en Lituania, vinculada a la Nida Art Colony de la Vilnius Art Academy, un centro abierto a las artes digitales, donde Juliette se ha volcado en creaciones de vídeo mapping (utilización de proyectores de vídeo para desplegar una animación o imágenes sobre superficies reales para conseguir un efecto artístico basado en los movimientos que crea la animación –2D y 3D– sobre dicha superficie).

Juliette Feck ha pasado del fuego al agua.

Lo cuenta ella para terminar: “Saqué de mi bolso un objeto heredado de un amigo fallecido. Se me ocurrió usar ese objeto sin saber cómo. Es un reflector de luz de los que se emplean en estudios de fotografía. Tenía en mente una imagen que hice en Turquía en 2014. ¡La luz de ese día sobre el Báltico era maravillosa!

Encontré un gran trozo de madera flotando de una forma muy expresiva, como si fuera la rodilla perdida de un caballo de Perkünas (el dios báltico del trueno, la lluvia y las montañas). Gracias a una fuerza mágica logré combinar en equilibrio el reflector y el gran trozo de madera, ¡todo frente al mar! Tomé algunas fotos y decidí trabajar en torno a este conjunto. Lo coloqué en un espacio con cortinas y creé un vídeo sobre el mito que me inspiró el lugar, esa madera, la muerte, la vida, el agua, el fuego, lo mágico… Es el proyecto Busco el Sol bajo el Mar, una fantástica y apocalíptica visión del mundo, de la Tierra. Esas son las líneas principales de mis creaciones en las últimas semanas (¡meses!). Los proyectos futuros se mueven en la misma dirección. La exposición en la que estoy trabajando para la próxima primavera está muy enfocada a la escultura y el vídeo mapping. La creación de un universo inmersivo. Una colaboración muy estrecha con el comisario artístico que adoro y con el que suelo trabajar: Leo Marin. Se trata de una lucha entre el agua y el fuego. O una comunión entre ambos elementos. Quién sabe”.

Quién sabe.

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