Los árboles y el papel

“Ahorra papel, salvarás la vida de un árbol”, esta frase es un paradigma. Sin embargo ahora que por fin estamos llegando a la era en la que toda la documentación, información y comunicación está dejando de tener el soporte papel como indispensable, me gustaría realizar una reflexión.
La industria papelera se ha preocupado desde principios del siglo pasado de “cultivar” árboles, para poder abastecerse de materias prima para su producto final. Los bosques nórdicos, canadienses, así como el incremento en un 32% de la superficie de los bosques en España en los últimos 25 años, están ligadas a los intereses económicos de esta industria
¿Qué va a pasar cuando las compañías papeleras abandonen la renovación, el cuidado y la explotación de estos bosques, al no tener rentabilidad? ¿Seguirá desarrollándose la superficie boscosa?, o simplemente ¿quedará abandonada a merced de la naturaleza salvaje, y la condición humana?
Entonces quizás nos lamentemos que la explotación racional de los recursos sostenibles del planeta debe de ser una opción defendible desde el punto de vista ecológico. Tenemos que ver un poco más allá del mañana y ver si con nuestras acciones realmente estamos contribuyendo a un mundo mejor.
Bajo esa perspectiva, quizás deberíamos reconsiderar la oposición existente a sustituir la incineración de combustibles fósiles por CSR “Combustible Sólido Recuperado”, procedentes del tratamiento de residuos, en algunos procesos industriales. Transformar en energía residuos, que de otro modo no tienen ningún valor añadido, debería estar mejor considerado en nuestro entorno. Al menos su consideración en los países del norte de Europa es totalmente distinta.
Si además el CSR añade material que se incorporan en los productos resultantes, reciclándolos, como es el caso del acero y sílice que contiene el neumático en el cemento resultante, todavía debería ser más celebrado.