La periodista María Navarro Sorolla (Palma de Mallorca, 1990), que profesionalmente se dedica en la actualidad a detectar y desmentir bulos en el Departamento de Verificación de RTVE, alimenta su parte más emocional con la fotografía. El resultado de esa pasión se ve ahora plasmado en el libro ‘Enfoques’ (https://libros.com/ ), que cuenta además con textos de personas influyentes en crear estados de opinión como Pilar del Río, Juan Carlos Mestre, Ana Pardo de Vera y Juan López de Uralde. SIGNUS ha colaborado también en su edición. Por todo eso, María Navarro es nuestra invitada de este mes en nuestra serie ‘Artistas en Verde’.
Lo último que ha hecho periodísticamente hablando ha sido una investigación sobre falsas ofertas de empleo que nos llegan al móvil por sms o whatsapp.
La última foto que ha hecho: “A mi sobrino Bruno, de dos meses”. Y las de su viaje a Senegal.

Enfoques recopila las fotografías que ha captado a lo largo de la última década. Y con un eje que lo vertebra y María lo explica en la contraportada del libro: “En un mundo cada vez más desprovisto de espacios para la pausa, los silencios y la reflexión, este libro pretende aliarse con el lector en la búsqueda de esos lugares. Pequeños rincones de calma en los que poder parar, respirar y mirar el mundo desde otra perspectiva. En mi caso, enfocándome en los pequeños detalles, esos que muchas veces pasan desapercibidos esperando a ser encontrados”.
Toda una declaración de principios la imagen elegida para la portada: unas viejas pinzas de madera esperando atender y tender alguna prenda, con una pared encalada de fondo. Lo pequeño, lo rural, las tradiciones, lo íntimo, la vida cotidiana, lo que permanece, el tacto, lo sencillo.

Frente a las urgencias y tensiones de la actualidad que ella ha de vivir como periodista, en la fotografía encuentra la calma y la emoción más íntima y perdurable. Lo cuenta María en la introducción: “De los distintos mundos y realidades que nos rodean, las resistencias que se enfrentan a quienes quieren romper esa convivencia, los refugios que construimos para protegernos del ruido y las esencias de la vida, que nos recuerdan de dónde venimos y hacia dónde debemos ir, hablan las imágenes y reflexiones de este libro. Porque es ahí donde reside, para mí, el valor de la fotografía, en captar un instante que, de forma incontrolada, remueva las mentes y emociones de quienes lo interpretan”. Por eso mismo, algunas de sus imágenes van acompañadas de los textos, de las reflexiones, de personas cercanas a la fotógrafa, desde su padre al político y activista ambiental Juan López de Uralde, desde las periodistas Ana Pardo de Vera, Ainhoa Goñi y Pilar del Río (que fue esposa de José Saramago) al gran poeta leonés Juan Carlos Mestre y la magistrada Victoria Rosell, que ha sido diputada y delegada del Gobierno contra la Violencia de Género en la anterior formación del Ejecutivo.
“Enfoques busca reunir, a través de la fotografía, reflexiones sociales de diferentes personas del ámbito de la cultura y la sociedad civil. Invitar a la reflexión a partir de imágenes. Porque, como en la vida, una misma imagen, un mismo hecho, puede suscitar distintas interpretaciones”. Son todas imágenes en blanco y negro, pero que responden a una actitud ante la vida que huye absolutamente del blanco o negro. “En unos momentos en los que cada vez pesa más la polarización, yo soy gran defensora de la multitud de matices de los grises”, nos dice María.

Tanto para vivir como para enfocar y disparar.
Y dentro de todos esos recovecos de la vida en que María –que se declara rendida ante maestros de la fotografía como Ramón Masats y Henri Cartier-Bresson– busca y encuentra sosiego, destaca la naturaleza y el mundo rural. A esos enfoques les dedica una buena porción del libro, como buena artista en verde que es. Con delicadas y detallistas fotos del mundo vegetal, captado desde el parque del Retiro al jardín de su padre en Getafe. Y con sentidas instantáneas de los pueblos de su padre, Valderrobres (en el despoblado Teruel, en la bellísima comarca de Matarraña), y de su madre, Cabezuela de Salvatierra (Salamanca), una pequeñísima localidad de apenas medio centenar de vecinos. Sus refugios desde niña. Y con una preocupación que reconoce: “La contaminación de las ciudades. Necesitamos ciudades distintas, más naturales”. Y cree María que en un mundo tan individualista y cortoplacista como el que habitamos, hemos de apoyar a todos aquellos que saben mirar más allá, que ven el horizonte y luchan para que sea diferente, más limpio e ilusionante.
Nosotros nos quedamos aquí con algunas de esas imágenes del capítulo Esencias –“la parte más zen del libro”– y con los textos que las acompañan.
