La moda, claro ejemplo del actual usar y tirar, es uno de los sectores con mayor impacto ambiental. Para evitarlo, uno de los principios de la economía circular, que transforma los residuos en recursos, propone el pago por uso en vez de comprar los productos, de manera que se recuperan sus materiales. A continuación ofrecemos dos ejemplos de empresas del mundo de la moda que se basan en esta idea.
El impacto ambiental de la moda
El modo en que nos vestimos afecta más al medio ambiente del que pensamos. Naciones Unidas asegura que la industria de la moda es la segunda del mundo, por detrás de la energética, que más agua utiliza, además de ser el responsable del 10% de las emisiones de dióxido de carbono (CO2), el principal gas implicado en el cambio climático.
Este sector es un claro ejemplo del modelo económico actual del usar y tirar: Cada año se pierden unos 440 mil millones de euros por desaprovechar las prendas, según el informe “Una nueva economía de los textiles: rediseñando el futuro de la moda” de la Fundación Ellen MacArthur. Los responsables de dicho informe aseguran también que el 87% de la fibra textil acaba incinerada o en vertederos y que solo 1% de los materiales se recuperan para fabricar nuevas prendas de ropa.
La Fundación Ellen MacArthur es una de las principales impulsoras internacionales de la economía circular. La idea consiste en sustituir el actual usar y tirar por un modelo basado en la naturaleza, donde los residuos no se desperdician, sino que se aprovechan para hacer nuevos productos.
Cómo se aplica el pago por uso en la moda
Las posibilidades de esta economía circular son muy diversas. Una de ellas, aplicada al mundo de la ropa, es el concepto de pago por uso o por servicio, también denominado “servitización”, que por cierto ya se usa desde hace tiempo en el sector de los neumáticos.
Y es que si se hacen números y se piensa en el medio ambiente, comprar un producto y tirarlo al de poco tiempo no es una buena idea. Lo más práctico, económico y sostenible es pagar por su uso. Mikel Ibarra, director de proyectos de Aclima, el clúster de empresas ambientales del País Vasco que defienden la necesidad de la economía circular, destaca que “es un cambio en el modelo de consumo de las cosas en el que todos ganan”. Según este experto, “el producto se adapta a las necesidades reales del cliente, y el fabricante fideliza al cliente y se asegura de que recuperará los materiales para hacer nuevos productos, siendo más sostenible porque le interesa que duren más y sean más eficientes”.
Dos ejemplos de pago por uso en la ropa
Algunas empresas del sector de la moda ya están intentando aplicar este modelo. A continuación señalamos dos ejemplos creados en Holanda.
Por un lado, la empresa Van Hulley confecciona y vende ropa interior a partir de camisas viejas. La idea se le ocurrió hace unos años a su creadora, Jolijn Creutzberg, cuando aprovechó una camisa de su marido a la que tenía mucho cariño para hacerle con ella unos calzoncillos bóxer. Tras darle varias vueltas hasta que definió cómo le daría vida a su idea, Creutzberg lanzó esta tienda on line que aprovecha esa ropa que se ha llevado a gusto pero que una mancha, un pequeño desgaste o la tiranía de la moda ha condenado al olvido en el armario o al contenedor de basura. En este vídeo se ve a su creadora y a la empresa:
Se consigue un producto de alta calidad, resultado del trabajo de unas mujeres con problemas de inserción laboral, por lo que la empresa tiene además un componente social. El sistema funciona de la siguiente manera: el cliente realiza el pedido en la tienda on line del tipo de prenda que quiere, envía la prenda vieja a la empresa, que en unos cinco días tras recibirla se encargan de crearla, y mandársela a la dirección del cliente. En la web se pueden encontrar bóxer de hombre y de mujer, por un precio de 29,50 euros.
Por otro lado, la marca de vaqueros Mud Jeans propone a sus clientes alquilar unos vaqueros durante un año con la opción de quedárselos, intercambiarlos o devolverlos. Durante ese tiempo, pueden beneficiarse de un servicio de reparación gratuito, y si optan por quedárselos, pueden devolverlos para su reciclaje cuando estén del todo gastados. Los materiales de los pantalones devueltos se reprocesan para convertirse en ropa nueva, reduciendo residuos y ahorrando energía, agua y materias primas. En este vídeo la modelo belga Hannelore Knuts enseña la idea:
El cliente paga una inscripción de 20 euros, un coste que no paga después si quiere usarlo más veces. Tras recibir los pantalones, paga 7,50 euros mensuales durante 12 meses. Mud Jeans ofrece la posibilidad de elegir entre varios modelos masculinos y femeninos, con un precio de venta al público de unos 100 euros. Si se devuelven, la empresa corre con los gastos de devolución y ofrece un descuento de 10 euros para comprar un nuevo pantalón o una mensualidad. Mud Jeans hace envíos a España, donde trabajan con la empresa valenciana Royo, que se encarga de reciclar sus pantalones y hacer nuevos tejidos.