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PlásticosReciclaje

Los envases 100% reciclables no existen

Estamos rodeados de plásticos. Muchos de ellos de un solo uso. Y pese a que cumplamos con nuestra labor de buenos conciudadanos y los depositemos en el contenedor amarillo, buena parte de ellos no se podrán reciclar, y si se pudieran reciclar, resultaría tan costoso que no merecería la pena ni desde el punto de vista económico ni ambiental.

La Unión Europea ha adoptado medidas para reducir estos desechos plásticos, y ha logrado una importante reducción de botellas de plástico, bolsas ligeras, pajitas, vasos, cubiertos… de usar y tirar, pero aún así no es suficiente. Aunque los cálculos oscilan según las fuentes, cada año se fabrican en todo el mundo entre 100 y 300 millones de toneladas, de las cuales apenas se reciclan eficazmente entre el 5 y el 9%. La estrategia europea para los plásticos se propone garantizar que todos los envases sean reutilizables o reciclables para 2030. ¿Es esto posible?

La recogida de los plásticos

Todo apunta a que sin una adecuada recolección y tratamiento de desechos o un etiquetado claro para el consumidor, la situación seguirá agravándose año tras año con una fuga de plásticos en forma de partículas que dañan los ecosistemas y pueden tardar varias décadas en degradarse. Para hacernos una idea de la magnitud de este problema, se estima que en la Unión Europea el gasto por limpiezas de costas y playas asciende a 630 millones de euros anuales.

Desde el punto de vista tecnológico, existen tantas variedades de plástico como procesos de fabricación. Greenpeace advierte de que no es posible reciclar los plásticos que están mezclados con otros materiales como pegamento, aluminio o resinas porque es muy difícil separarlos; tampoco es posible reciclar plásticos de color, plásticos degradados por el sol o aquellos cuya composición se desconoce. Además, algunos tipos de plástico, como el PVC, desprenden algunas partículas tóxicas, por lo que no es un material apto para ser reutilizado en alimentos ni para ser incinerado. Y hay otros tipos de plástico que requieren un procedimiento químico de reciclaje costoso, ineficiente y muy contaminante. Desde la organización afirman que el cubo amarillo no es capaz de gestionar todos los envases que se ponen en el mercado y que muchos de estos plásticos acaban en vertederos, incineradoras o sencillamente abandonados.

Lejos de ayudarnos en nuestro proceso de compra responsable, la proliferación de etiquetas con afirmaciones inciertas sobre reciclabilidad puede generar confusión. Raquel Iglesias, directora general de Dríade Soluciones Ambientales, señala que “algunas entidades indican que su envase es reciclable solo porque se puede depositar en el contenedor amarillo, cuando el simple hecho de su depósito no significa necesariamente que se pueda reciclar o sea reciclable”. Sin embargo, aunque hay firmas que buscan maquillar la realidad, otras están trabajando en mejorar la reciclabilidad real de sus envases, explica. Por este motivo, algunas empresas parecen más preocupadas en aparentar que son 100 % sostenibles que en serlo de verdad: “Deberían ser inadmisibles mensajes como botella 100 % reciclable y de material 100 % reciclado cuando el envase no es sólo la botella. Igualmente debería ser inaceptable hablar de envases 100 % reciclable cuando el recipiente en cuestión no se recicla en la práctica”, señalan Raquel Iglesias y Pere Fullana, director de la Cátedra Unesco de Ciclo de Vida y Cambio Climático de ESCI-UPF, que han colaborado en el desarrollo de una metodología para medir la reciclabilidad real de los envases de la que ya te hablamos en este blog.

Técnicamente reciclable, ¿realmente reciclable?

Pero centrándonos en aquellas empresas que han puesto en marcha sus propias iniciativas en beneficio de la economía circular, Dríade encuentra en su labor de consultoría ambiental envases que presentan un diseño perfecto para su reciclado, si bien no son reciclables y no tienen opciones de serlo porque no existe un sistema de clasificación ni de reciclado efectivo en España. Por tanto, ¿qué debemos entender por envase 100 % reciclable? La directora general de DríadeSM advierte que no hay productos completamente reciclables a día de hoy: “En los procesos de reciclado, siempre hay alguna pérdida de cantidad, calidad del material o ambas”. Y nos ayuda a cambiar nuestra forma de ver la situación: “Nos han inculcado tanto que todo es 100% reciclable, que cuando los consumidores vemos que algo no alcanza ese porcentaje, pensamos que no es bueno”. Más bien, cuando un envase o producto indique ser 100% reciclable, debemos empezar a dudar de su veracidad.

El certificado y sello de reciclabilidad real desarrollado por DríadeSM, que cuenta, además, con SGS como entidad auditora, permite realizar pruebas físicas a los envases y productos teniendo en cuenta toda las fases del proceso de reciclado, ya que “un producto o envase puede ser altamente reciclable en una fase, pero cero en la siguiente”. Raquel Iglesias diferencia también entre envase post-industrial y post-consumo, ya no experimentan el mismo proceso de reciclado y, por tanto, su reciclabilidad no es la misma. Por ello, desde la compañía nos hacen ver que hay que valorar el proceso de reciclado con criterios ajustados al modo en que se realiza en cada país, y no mediante test teóricos que generan resultados irreales. El resultado es que ningún envase, tal y como llega al consumidor, es 100% reciclable, si bien los lineales están llenos de envases que indican serlo.

Estas apreciaciones son clarificadoras, pero vienen a significar que ni siquiera podemos creer lo que nos dicen nuestros propios ojos. La empresa Ocean52 ha decido dar un paso al frente y mostrar su reciclabilidad real. En vez de indicar que sus latas son 100 % reciclables, transmiten el mensaje “98 % reciclables, 100 % reales”. Otra empresa que está trabajando por mejorar su impacto ambiental es Danone. Para asegurar que los cambios realizados sean efectivos y mejoran la reciclabilidad real, Dríade está evaluando y comprobando el rendimiento de estos envases en los procesos de reciclado, incluso antes de que lleguen al mercado. Eliminación de etiquetas, modificaciones en los sleeves o cambios de materiales son ejemplos de las modificaciones que se están evaluando. “También revisamos con ellos los mensajes que se indican en los envases, para asegurar que estos son verídicos, además de ofrecer al consumidor pautas para facilitar los procesos de reciclaje”, detalla Iglesias.

Legislación para proteger al consumidor

Para combatir las prácticas engañosas, el Proyecto de Real Decreto de Envases incluye medidas para poner freno a estos mensajes engañosos, quedando expresamente prohibido indicar en los envases su reciclabilidad, salvo que estas afirmaciones sean el fruto de evaluaciones realizadas por entidades independientes y teniendo en cuenta todo el proceso de reciclado hasta obtener un material reciclado de calidad. Por otra parte, la Comisión Europea trabaja para establecer normativas que pongan orden a esta situación.

Ante la eficacia del mensaje verde y la tentación de utilizarlo para vender, la solución pasa por prohibir, penalizar y bonificar: “Hemos tenido 20 años para mejorar la reciclabilidad de los envases y no se ha avanzado en la materia. Antes bien, este revuelo por lo reciclable, sin rigor, ha hecho que envases que tenían una buena reciclabilidad hayan cambiado por otros con apariencia natural y que realmente acaban en vertederos, con la consiguiente pérdida de credibilidad”. Como conclusión, afirma que no se debe poner el foco solo en el reciclaje: “El mejor residuo es el que no se produce y siempre hay que tener en cuenta que las medidas de prevenir, eliminar y reutilizar ocupan posiciones anteriores al reciclaje. No son medidas contrapuestas, sino que deben ir de las mano para que un envase reutilizable sea reciclable cuando llegue su fin de vida”.

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