El “precio ambiental” de las Rebajas

A más de uno le resultará difícil utilizar la misma ropa durante mucho tiempo mientras nos enfrentamos a constantes estímulos que nos crean la necesidad de renovar nuestra ropa cada semana. La moda rápida se centra en lanzar al mercado prendas que recientemente han salido en las pasarelas o ha llevado la it girl de turno. Evidentemente, cuando queremos hacer algo a gran velocidad siempre va a haber algún perjudicado. En el caso de la moda rápida, ese es sin lugar a dudas, el medio ambiente. Entre estos perjuicios se encuentran la contaminación del agua, la utilización de productos químicos tóxicos y los desorbitados niveles de residuos textiles que se generan hoy en día.

Hoy, estamos aquí para pedirte prudencia en las próximas rebajas de enero, ya que lo que a ti te sale más barato, al medio ambiente le sale muy, pero que muy caro.

Fans de las novedades

El residuo textil es una consecuencia lógica de la moda rápida, a medida que aumenta la frecuencia de compra de ropa y se disminuye el tiempo de vida útil de la misma. La expansión internacional de las marcas de moda rápida alimenta el problema a escala planetaria. Los armarios en los países desarrollados están saturados, por lo que las marcas se dedican a tentar a los compradores con constantes novedades, haciéndoles creer que lo que tienen en el armario ya no vale.

El uso del agua

Cuando pensamos en la producción textil, una concepción errónea suele ser que solo se necesita una mezcla de tejidos y métodos de costura para confeccionar una camiseta o un par de vaqueros. Nada más lejos de la realidad: el grandísimo consumo de agua durante el proceso de producción jamás es percibido por el consumidor de apie. Aproximadamente, unos 93 mil millones de metros cúbicos de agua se consumen cada año en la industria textil, lo cual se podría utilizar para abastecer las necesidades de 5 millones de personas.

La producción textil no es lo único que impacta en el uso del agua de la industria de la moda rápida. Alrededor de un 20% del agua residual a nivel mundial es resultado directo del tintado de tejidos, considerado el segundo mayor contaminante del agua a nivel global, después de la agricultura.

Por su parte, el poliéster es la fibra más popular en la industria de la moda. Sin embargo, cuando las prendas confeccionadas en este tejido se lavan en lavadoras domésticas, liberan microfibras diminutas que pasan fácilmente a través de las desagües y plantas de tratamiento de aguas residuales, pasando a las tuberías que dan al mar, representando así una importante amenaza para la vida submarina. Pequeños seres vivos como el plancton ingieren estas microfibras, y poco a poco van subiendo por la cadena alimenticia hasta acabar en pescados y mariscos destinados al consumo humano.

Residuos textiles

Cada año se generan 92 millones de toneladas de residuos textiles en todo el mundo. Para el año 2030, se espera que esta cifra ascienda a los 134 millones de toneladas. Un 95% podría reutilizarse y reciclarse, pero la naturaleza del modelo de negocio de fast fashion va totalmente en contra de eso. La aparición de tendencias constantes y el hacerlas accesibles económicamente, nos hace pensar que la ropa a la que tan fácilmente podemos acceder es desechable. Si te vas a hacer con las últimas tendencias, debes estar preparado para deshacerte de las antiguas. Mientras compras gangas de la nueva temporada, las gangas de la temporada pasada ya van camino del vertedero.

A día de hoy, aproximadamente un 73% de la producción textil acaba en vertederos o incinerándose. La toxicidad del residuo textil está asfixiando lentamente el planeta, simplemente por el hecho de poder estrenar algo del “New In” cada semana.

Emisiones de carbono

¿Sabías que la industria de la moda es la responsable del 10% de las emisiones de carbono a nivel mundial? Solo superada por la industria del petróleo, podríamos decir que nos encontramos ante un dato vergonzoso para la industria de la moda, y los expertos afirman que si se sigue produciendo al ritmo actual, en 2030 las emisiones ascenderán a un 50% del total mundial.

Condiciones laborales para los trabajadores del sector textil

Seguramente, a estas alturas del artículo ya te hayas hecho una idea del daño medioambiental derivado de la producción de moda rápida. El daño social tampoco se queda atrás: la mayoría de los artículos de moda rápida que se producen cada año se confeccionan en áreas pobres de China y Bangladesh, donde la mano de obra resulta mucho más barata que en países occidentales. Esta situación abusiva se perpetúa con la existencia de gobiernos corruptos en estos países, quedando los trabajadores textiles completamente desprotegidos y siendo víctimas de intoxicaciones, lesiones, o incluso la muerte, como fue el caso del accidente del Rana Plaza de Bangladesh e 2013, donde murieron 1.134 personas.

¿Qué puedes hacer como consumidor?

Elegir un tejido que sea 100% responsable es complicado, ya que siempre hay pros y contras en todas las fibras. Las prendas que dicen estar confeccionadas con fibras naturales no son necesariamente mejores que las sintéticas. También hay que tener en cuenta el proceso de tintado, confección y transporte, y evaluar el impacto de cada uno de estos procesos. Por ejemplo, elegir tejidos orgánicos es mejor que los no orgánicos porque no se han empleado químicos para el crecimiento de las fibras, sin embargo, el algodón orgánico requiere grandes cantidades de agua y los impactos de teñir el algodón son más altos que los de teñir el poliéster. 

Lo mejor es optar por prendas recicladas, ya que reduce la presión sobre la explotación de materias primas vírgenes y canaliza el problema de la gestión de residuos. Por ejemplo, Patagonia fue la primera marca de ropa de deporte de aventura en producir felpa procedente de botellas de plástico.

¿Conocías todos estos efectos nocivos del consumo de moda rápida?