Hace un año publicábamos en el blog de SIGNUS un reportaje sobre el adiós de la bolsas de plástico de un solo uso. En aquella ocasión nos hacíamos eco de la entrada en vigor del Real Decreto que prohibía la comercialización de bolsas de plástico ligeras y muy ligeras, y contábamos cómo las cadenas de supermercados y las grandes superficies habían ido sustituyendo de manera paulatina las bolsas de plástico por otras reutilizables, de papel o biodegradables en los principales puntos de venta de todo el país, conscientes de que las bolsas de plástico, tal y como las conocíamos hasta entonces, tenían sus días contados.
Veto a las pajitas, los vasos y los cubiertos de plástico
Un año después de la retirada de las bolsas ligeras (con un espesor de menos de 50 micras) y muy ligeras (menos de 15 micras) del mercado, la nueva ley de residuos viene a dar una vuelta de tuerca más en la lucha contra la contaminación de plásticos, promoviendo el veto a la comercialización de una serie de productos de un solo uso para los que ya existen alternativas: vasos de plástico, cubiertos, platos, pajitas, agitadores de bebidas, palitos de globos de plástico, recipientes para alimentos de poliestireno expandido y bastoncillos de algodón (excepto aquellos que entran en el ámbito de los productos sanitarios).
El objetivo es reducir la generación de plásticos de un solo uso en la medida de lo posible. En especial de todos aquellos que contaminan nuestros océanos y dificultan aún más la supervivencia de decenas de miles de animales marinos cada año (muchos ingieren este material al que confunden con una medusa o un calamar o se enredan en él y mueren). Según un estudio avalado por la Comisión Europea, más del 80 % de la basura hallada en el mar es plástico. De ellos, un 70 % están contemplados de una u otra forma en esta normativa.

La nueva ley, aprobada en el Congreso de los Diputados en la sesión previa a la Navidad, también contempla otras medidas para reducir la generación de plásticos en origen, tales como la obligación de que los bares ofrezcan agua no embotellada gratis a su clientela, el impulso de la venta a granel en las grandes superficies comerciales o la eliminación de microplásticos en cosméticos y productos de limpieza.
Fomentar el reciclaje
Además, la norma incluye dos nuevos impuestos: uno para reducir los envases de plástico de un solo uso y otro para grabar el envío a vertedero de desechos de plástico. “La tasa al vertido de residuos ha resultado muy eficaz en todos los países de Europa donde se ha implantado. Desde el momento que entra en vigor se produce un descenso inmediato de los residuos que van a vertedero y a incineración”, afirma Vicente Galván, colaborador de la Fundación Conama, que acaba de presentar un informe sobre la gestión de los residuos municipales en España donde se recoge la opinión de los técnicos municipales de 220 ayuntamientos sobre la recién aprobada Ley de Residuos y Suelos Contaminados.

“Los técnicos municipales serían permeables a la puesta en marcha de una nueva tasa que pueda contribuir a reducir la generación de residuos, siempre y cuando sea justa y premie a quien haga las cosas bien y castigue a quien lo haga mal”, asegura Vicente Galván que ha desarrollado toda su carrera profesional en el sector de los residuos, siendo sus últimos cargos director del Centro de Competencia en Medio Ambiente de Ferrovial Servicios y director General de Economía Circular en la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid. “Otra cosa distinta son los políticos que, por lo general, son más reacios a implementar nuevas tasas municipales debido al coste que puedan tener para los ciudadanos y para las arcas municipales”.
Un largo camino por recorrer
Sin duda, todas las medidas contempladas en esta ambiciosa normativa tendrán un efecto positivo en la guerra abierta contra el plástico, aunque, tal y como reconoce Vicente Galván, aún queda un largo camino por recorrer. “Modificar las costumbres de las personas lleva tiempo, pero se está produciendo un cambio de hábitos que podemos observar día a día en la cola del supermercado. No hay que desanimarse”.

El problema, como comenta Galván, es que la legislación europea va muy por delante a la del resto del mundo, con grandes diferencias incluso entre los distintos Estados miembros de la UE. “Ha habido una sobrecarga de directivas durante el periodo 2015-2018 y la pandemia ha conllevado retrasos importantes en la transposición de muchas normativas europeas al ordenamiento jurídico nacional de cada uno de los países”.
En el caso de España, la Directiva Europea para luchar contra la contaminación por plásticos llega casi con seis meses de retraso sobre el límite establecido, pero lo más preocupante son los objetivos de reciclaje de la UE para 2030, al mismo tiempo que incrementar la Responsabilidad Ampliada del Productor. Los Estados miembros tendrán que recuperar el 70 % de las botellas de plástico en 2023 y la meta será del 90 % para 2029. En cuanto al porcentaje de plástico reciclado en cada botella deberá alcanzar el 25 % en 2025 y el 30 % en 2030.
Acuerdo Global
A nivel internacional, las miradas se centran en un Acuerdo Global legalmente vinculante para abordar la crisis de los plásticos, que podría aprobarse en la próxima Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente actualmente programada para febrero de 2022 en Nairobi, Kenia. Allí los Estados miembros decidirán si es necesario negociar un tratado sobre plásticos. Este tratado deberá abordar de forma efectiva la amenaza de los plásticos para la biodiversidad, el clima y la salud humana. El compromiso de Estados Unidos de apoyar un acuerdo global para combatir la contaminación oceánica por plásticos es un precedente esperanzador.
