El coche se ha convertido en todo un problema en las principales ciudades de Europa. Es el responsable de la emisión de numerosos gases de efecto invernadero, así como de otras partículas contaminantes que perjudican la salud de las personas. El uso generalizado del vehículo privado agrava enfermedades como la bronquitis, el asma o las alergias, además de incrementar el sedentarismo y los niveles de estrés. Conscientes de ello, más de 2.700 municipios europeos participan durante estos días en la Semana Europea de la Movilidad para llamar la atención sobre las consecuencias negativas que tiene el uso irracional del coche y la necesidad de fomentar el desarrollo de buenas prácticas de movilidad en los entornos urbanos.
Con motivo de la celebración de la Semana Europea de la Movilidad, en el blog de SIGNUS nos preguntamos cuáles son las medidas que han puesto en marcha las principales capitales europeas para reducir el uso del coche y si éstas resultan realmente eficaces para mejorar la calidad del aire de nuestras ciudades. Madrid, Barcelona, París, Londres, Roma, Oslo…, todas ellas tienen un denominador común: las Zonas de Bajas Emisiones para restringir la entrada de vehículos contaminantes al casco antiguo de las grandes urbes europeas. “Nos queda mucho por hacer. El coche sigue ocupando el espacio central de las ciudades y así resulta muy complicado fomentar el uso de modos de transporte más sostenibles como la bicicleta, los viajes a pie o el transporte público”, asegura Nuria Blázquez, coordinadora de Transporte de Ecologistas en Acción.
Madrid
Madrid cuenta con una Zona de Bajas Emisiones que regula el acceso del tráfico rodado al centro de la capital. Desde el 24 de abril de 2019, es obligatorio tener un distintivo ambiental que permita circular o aparcar en Madrid Central según corresponda. La combinación de restricciones al tráfico con el estacionamiento regulado ha sido todo un éxito, tal y como publicaba la semana pasada un informe La Federación Europea de Transporte y Medio Ambiente (Transport & Environment en sus siglas inglesas) que calificaba a Madrid Central como la Zona de Bajas Emisiones más eficiente de Europa. Para la representante de Ecologistas en Acción, Nuria Blázquez, es evidente que Madrid Central funciona: “Aunque los coches con la etiqueta adhesiva B y C pueden entrar en el centro de la ciudad, no pueden aparcar en superficie, lo que restringe de manera significativa el acceso de los coches más contaminantes a la manzana central”.
París
La Zona de Bajas Emisiones de París afecta a un área muy extensa que cubre casi la totalidad de la ciudad, donde viven más de cinco millones y medio de personas. El sistema implantado en la capital francesa obliga a todos los vehículos a llevar un distintivo ambiental que va del 0 al 5 en función de sus emisiones: el primero de ellos, de color verde, para los vehículos más limpios, y el último para los coches diésel más antiguos y contaminantes. En la actualidad los vehículos con las pegatinas 4 y 5 tienen prohibida la entrada a la ciudad a diario en horario laboral. El objetivo es que en 2030 solo puedan circular por la ciudad los coches de nueva matriculación. Además de estas medidas, el ayuntamiento ha puesto en funcionamiento el plan «París Respira» con el que se cierra al tráfico gran parte del centro y también amplias zonas de distintos distritos de la ciudad durante los fines de semana.
Londres
En Londres existen dos zonas de bajas emisiones: LEZ (Zona de Bajas Emisiones) y ULEZ (Zona de Ultrabajas Emisiones). La primera de ellas se extiende por más de 1.500 kilómetros cuadrados, abarcando no solo la ciudad de Londres sino algunos distritos adyacentes. Cualquier vehículo que no cumpla con las condiciones para circular por ella tiene multa: entre 100 y 200 libras. La zona ULEZ es mucho más pequeña, en el centro de Londres, aunque se prevé su extensión a unos 360 kilómetros cuadrados. La evolución prevista de las Zonas de Bajas Emisiones a Zona de Ultrabajas Emisiones no solo ayudaría a mejorar la calidad del aire sino a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero debidas al transporte rodado.
Barcelona
En esta lista no podía faltar la ciudad de Barcelona, una de las principales capitales turísticas y culturales de Europa, que recientemente se ha sumado a la lucha global contra la contaminación atmosférica con un plan de movilidad que entrará en vigor el próximo mes de enero. El veto a los vehículos más contaminantes del consistorio de Barcelona abarca desde el centro de la ciudad hasta las rondas de circunvalación, lo que supone prácticamente el 90% del municipio. Sin embargo, en opinión de Nuria Blázquez, esta medida es insuficiente. “Si realmente queremos reducir las emisiones en Barcelona hay que prohibir la entrada de los vehículos diésel y los gasolina, porque está demostrado que los coches con distintivos B y C son muy poco eficientes; basta con recordar el caso dieselgate del año 2015”.
Oslo
La capital noruega da un paso más allá y trabaja con el concepto de Zonas de Emisión Cero, no en vano, en Oslo se han propuesto terminar con la emisiones de gases de efecto invernadero procedentes del tráfico rodado de aquí a 2025. Mientras tanto, las exenciones fiscales a la compra de coches eléctricos y los peajes ambientales son las principales medidas de la política de movilidad en la ciudad. “Entrar en Oslo en transporte público es muy barato, mientras que acceder en vehículo privado resulta muy caro. El mensaje no puede ser más claro”, señala Nuria Blázquez. El dinero que se recauda por el pago de tasas ambientales va destinado a inversiones en transporte público, construcción de carriles bici o mejoras de la movilidad.
Roma
La «Zona Traffico Limitato» se restringe exclusivamente al centro de la ciudad y está activa todos los días entre las 6:00 y las 18:00 h. Esta regulación de acceso afecta a todos los vehículos diésel y gasolina excepto a motos, taxis y residentes. El actual alcalde de la ciudad también ha puesto en marcha la iniciativa «domenica ecologica» con la que pretende prohibir la circulación de vehículos a motor los domingos, en un intento de combatir los episodios de contaminación severos que sufre la capital italiana. Se ha aconsejado a la policía que multe a cualquiera que infrinja las duras restricciones de tráfico.
Bristol
Colamos en esta lista de grandes ciudades europeas a la localidad de Brístol, un municipio inglés de 500.000 habitantes que ha apostado decididamente por la movilidad a pie, quitando el foco del coche para ponérselo al peatón. Brístol cuenta con unos semáforos que dan prioridad al viandante con largos periodos de espera que dificultan la circulación del vehículo privado. “No vale con animar a la población a que camine, sino hay que poner facilidades para andar”, insiste Nuria Blázquez.