Si echas un vistazo a tu alrededor, todo, absolutamente todo, acabará siendo un residuo. Tarde o temprano acabará su vida útil y empezará una nueva vida si se gestiona correctamente. Sin embargo, no todos los residuos son iguales. A la práctica podemos distinguir entre aquellos de valor positivo y los de valor negativo.
Un residuo de valor positivo es aquel que tiene algún tipo de utilidad o valor económico después de su uso original, es decir, que puede ser recuperado, reciclado o reutilizado para producir nuevos materiales o productos. Por ejemplo, el papel, el cartón, el vidrio, el metal y algunos plásticos son residuos que pueden tener un valor positivo si son reciclados o reutilizados de forma adecuada.
Por otro lado, un residuo de valor negativo es aquel que no tiene ningún valor económico o utilidad después de su uso original, es decir, que no puede ser recuperado, reciclado o reutilizado para producir nuevos materiales o productos. Los residuos de valor negativo son aquellos que suelen ser depositados en vertederos o incinerados, fundamente porque no se han separado en origen. Además, como residuos de valor negativo nos encontramos, por ejemplo, con residuos tóxicos y peligrosos.
Es importante destacar que la clasificación de un residuo como de valor positivo o negativo puede variar según el contexto y el lugar donde se produzca el residuo. Por ejemplo, algunos materiales pueden tener un valor positivo en un lugar pero no en otro, debido a factores como la disponibilidad de tecnología de reciclaje, el mercado de materiales reciclados o la regulación gubernamental.
¿Qué residuos son de valor positivo?
Aquí te dejamos una lista de los más importantes. En algunos casos, el que posea el residuo, pueden venderlo a un tercero para obtener un beneficio.
Botellas de plástico. Las botellas de plástico y el plástico «no envase» (como las hamacas o sillas de playa) se pueden reciclar para hacer nuevos productos, como ropa, alfombras y envases. En algunos lugares, se puede recibir dinero por cada botella reciclada.
Baterías. Es posible que hayas cambiado la batería de tu coche en más de una ocasión y hayas dejado la vieja en el taller mecánico. ¿Sabes que te puedes llevar la batería vieja, porque, de hecho, es tuya? Si así lo haces, puedes venderla a peso. Las baterías están hechas de plomo y se cotiza muy bien en el mercado de segunda mano.
Ventanas (latas y otros productos) de aluminio. Las latas de aluminio son otro material que se puede reciclar y que a menudo se paga por peso. Esto es extensivo al aluminio que tengas en casa, por ejemplo, de los marcos de las ventanas. ¿Tienes que cambiar las ventanas de aluminio de casa? Si es así, puedes venderlas tu mismo en la chatarrería más cercana a tu domicilio y sacar algunos euros que te ayudarán a costear la obra.
Papel y cartón. El papel es uno de los materiales más comunes que se reciclan y se puede ganar dinero por él. Puedes recoger papel de periódico, papel de impresora, cartón y otros tipos de papel y venderlos a empresas de reciclaje. Existen diferentes calidades de papel y cartón. Infórmate antes de los precios de mercado porque puedes ganar un dinerito.
Cartuchos de tinta y tóner. Los cartuchos de tinta y tóner usados se pueden reciclar y a menudo se pagan por cada unidad. Las empresas de reciclaje pueden desmontar los cartuchos y reutilizar las partes que todavía están en buen estado.
Chatarra y metales. El precio que se paga por la chatarra puede variar dependiendo del tipo de material y del mercado actual de los metales. Por ejemplo, algunos metales como el cobre, acero inoxidable o el latón suelen tener un valor más alto en el mercado de chatarra que otros materiales como puede ser el hierro. Para saber cuánto te pueden dar por cada tipo de metal, pregunta a una chatarrería o haz una búsqueda por Internet. Te sorprenderás.
Como ves, existen residuos que descartamos y que su valor puede hacernos replantearnos si, al final, nos descartamos de ellos gratuitamente o obtenemos unos euros de una forma rápida y sencilla.
