De media se produce un pinchazo cada 75.000 kilómetros, según datos de la red de talleres de neumáticos Euromaster. La mejora tanto de la calidad y las prestaciones de los neumáticos actuales como del estado de las carreteras han propiciado que cada vez tarde más en llegar ese momento que nadie quiere de quedarse tirado por un pinchazo.
No obstante, para el momento en que se produzca, los usuarios de automóviles pueden encontrar en la actualidad seis clases diferentes de soluciones. Las tres primeras son ruedas de repuesto y las tres últimas otras alternativas, totalmente legales, para el clásico pinchazo que no incluyen rueda de repuesto:
1.- Rueda de repuesto completa “clásica”: se trata de una rueda igual o similar a la que llevan las cuatro ruedas. En algunos casos la rueda puede llevar una llanta de chapa en lugar de aluminio, pero con la misma dimensión de neumático. Al igual que las ruedas convencionales, tiene una fecha de caducidad que hay que tener en cuenta.
2.- Rueda de repuesto reducida: Los fabricantes están optando en los últimos años por modelos más pequeñas, con el objetivo de aligerar peso y ocupar menos espacio. No hay que olvidar que una rueda de repuesto completa puede pesar unos 20 kilos. Este tipo de ruedas reducidas son un neumático normal, pero más pequeño que el original y de dimensión equivalente.
3.- Rueda “Temporary” o galleta: Rueda de dimensión T105 o similar, muy estrecha, de manera que tienen menos peso y espacio aún que las anteriores. Por dichas características, su uso no puede superar los 80 km/h de velocidad y durante un tiempo limitado. Si se supera esa velocidad, es probable que se recaliente y sufra un reventón. Asimismo, son más delicadas, por lo que en carreteras con grandes baches, o en condiciones meteorológicas adversas hay que conducir con mucho más cuidado. Por ello es un tipo de rueda de repuesto cada vez menos usada.
4.- Kit de reparación para uso con cubiertas normales: Permite inyectar una espuma reparadora que tapa el pinchazo, de manera que se puede luego inflar la rueda con ayuda de un pequeño compresor conectado a la toma de corriente (el mechero). La ley lo contempla como una alternativa a la rueda de repuesto, y lógicamente tiene esa ventaja, ocupando poco espacio. Sin embargo, presentan varios inconvenientes que conviene conocer. Para empezar, tiene fecha de caducidad, por lo que hay que estar atento para usarlo de manera adecuada. Además, no es útil en caso de reventón, ya que solo sirve para pinchazos pequeños. Asimismo, hay que parar cada pocos minutos para comprobar si realmente se ha tapado bien y no pierde presión. Y la espuma es de un material que puede dejar inservible el neumático. En este vídeo se explica cómo utilizar el kit antipinchazos:
5.- Cubiertas autosellantes “Auto-Seal”: Según la marca puede que se encuentre con otro nombre, pero la idea es la misma. Se trata de neumáticos con una goma muy blanda en la parte interior que autorrepara un posible pinchazo. No necesitan rueda de repuesto ni kit antipinchazos.
6.- Cubiertas reforzadas “Run Flat”: Al igual que las “Auto-Seal”, en virtud de la marca también se las puede encontrar con otros nombres, como “ZP Zero Pressure”. En este caso se trata de cubiertas que pueden pinchar, pero que disponen de un flanco reforzado que les permite rodar sin aire. Por ello no necesitan rueda de repuesto, ni gato obviamente, ni kit antipinchazo. No obstante, al igual que las ruedas galleta, tienen unas limitaciones de uso, ya que solo permiten conducir a una velocidad máxima de 80 km/h, y dependiendo del fabricante, pueden seguir rodando entre 80 y 150 kilómetros.
En cualquier caso, como señala Hugo Ureta, relaciones institucionales de Michelin España y Portugal, conviene vigilar periódicamente la presión de la rueda de repuesto (si existe), que suele ser diferente que las otras, y el estado del kit, en su caso. Asimismo, hay que recordar que cualquiera de estas seis soluciones es provisional, sino que sirven hasta que se vaya al taller lo antes posible.