Hace varios años que se viene insistiendo en la importancia que tiene la digitalización en los entornos productivos de la economía española y mundial. La antaño denominada transformación digital empezó a vislumbrarse con el uso intensivo de Internet por parte de empresas y usuarios. Puede parecer que el concepto digitalización es algo que el coronavirus ha impuesto de golpe pero lo cierto es que, poco a poco, todos nosotros, hemos ido digitalizándonos desde hace mucho tiempo. La mayoría de expertos coinciden en señalar al año 1703 como punto de partida de la digitalización. En ese momento, el matemático y filósofo alemán Gottfried Wilhelm Leibniz desarrolló el concepto de código binario sobre el que se basaron los ordenadores para la codificación de los datos.
Son muchas las aportaciones que se han hecho al proceso de digitalización a lo largo de la Historia pero es a partir de finales del siglo XX, cuando lo que hoy se entiende por transformación digital empieza a ser una realidad. ¿La culpable?: Internet. La también denominada “Red de Redes” tiene sus inicios en la creación de ARPANET, una red de computadoras creada por encargo del Departamento de Defensa de los EE.UU. que fue el germen de lo que hoy conocemos como Internet.
Su utilización masiva ha sido el factor esencial en la digitalización de las empresas y usuarios. Gracias a ella, y sin darnos cuenta, todos nos hemos ido digitalizando: primero fue el uso del correo electrónico; más adelante, la utilización de buscadores como Yahoo! o Altavista; después el uso de unos teléfonos móviles que se convirtieron en smartphones… y así hasta llegar a tendencias actuales como cloud computing, Internet de las Cosas, Big Data, Inteligencia Artificial, redes sociales, plataformas de streaming, etc.
Todos ellos son elementos que empleamos en nuestras tareas cotidianas y, en muchas ocasiones, sin que ninguno de nosotros nos demos cuenta. Por ejemplo, cuando alguien está viendo una serie en Netflix, entran en juego muchos de ellos: empleamos el Internet de las Cosas a través de la Smart-TV o del asistente digital. A su vez, si nos encontramos utilizando redes móviles puede que estemos conectados a través de 5G. Eso, sin mencionar lo que está empleando Netflix: cloud computing para almacenar la serie o Big Data, Inteligencia Artificial o Machine Learning para conocer los gustos de cada uno de los suscriptores.
Y llegó el coronavirus
Al igual que los usuarios, las empresas también han ido digitalizándose poco a poco: muchas almacenan sus datos en la nube, otras han ido adoptando herramientas como el CRM o el ERP. Las soluciones de movilidad se han ido imponiendo y ya a nadie se sorprende cuando un comercial presenta un catálogo de productos en una tablet.
No obstante, parecía que las organizaciones españolas, sobre todo pequeñas y medianas empresas, no habían avanzado lo suficiente en sus procesos de digitalización. Y en esto, llegó el coronavirus y lo cambió todo. Si algo bueno ha traído, ha sido que las empresas se han tenido que digitalizar de forma obligatoria. Esa digitalización acelerada no es una exclusiva de la empresa española sino que es común a todas las del mundo. La mayoría de expertos del mundo TIC coinciden en señalar que, por término medio, las empresas han llevado a cabo procesos de digitalización equivalentes a dos años de transformación digital en tan solo dos meses.
Como muestra un botón: según un estudio realizado por Microsoft y Barracuda Networks, un 76% de las empresas de todo el mundo han realizado inversiones en tecnología para hacer frente a las consecuencias de la COVID-19. Entre esas inversiones, un 41% ha comprado herramientas adicionales de TI; un 35% ha acelerado procesos de transformación digital que ya tenían iniciados y un 34% ha aumentado la inversión soluciones cloud como Office 365.
Estos datos afectan a todo tipo de empresas, desde las más grandes a las más pequeñas. De hecho, en el caso de las pymes y según el mismo estudio, más de la mitad de ellas ha realizado inversiones de algún tipo para mejorar sus procesos de digitalización.
La digitalización es un imperativo
El mundo ha cambiado y lo hace a una velocidad de vértigo. Sin ir más lejos, en este momento en el que está leyendo estas líneas, la mitad de las ofertas de empleo que encontrará en cualquier portal especializado o en LinkedIN son digitales. Un porcentaje que sube cada mes. La Unión Europea asegura que España creará este año que acaba de comenzar, alrededor de 200.000 puestos de trabajo relacionados con la digitalización. El único problema es que sólo un 31% de españoles está capacitado para trabajar en un entorno digitalizado según la Fundación Telefónica. En unos pocos años veremos empleos que van a desaparecer. También empresas que no podrán competir y tendrán que echar el cierre por no estar digitalizadas.
La digitalización es un imperativo. No sólo por lo que respecta al empleo o a la productividad. También en lo que se refiere a la sostenibilidad, la digitalización es un arma esencial para afrontar el camino hacia una economía circular y sostenible.
Como consecuencia de la crisis provocada por el coronavirus, la UE aprobó el programa Next Generation EU con el que se pretende impulsar el crecimiento de los estados miembros. Esos fondos están condicionados, entre otros, por dos elementos: los proyectos beneficiarios de las inversiones deberán favorecer la sostenibilidad y la digitalización. La idea es que ciudadanos, Administraciones Públicas y organizaciones sean más ecológicas, digitales y resilientes. El fondo está dotado con la cantidad de 750.000 millones de euros, de los que un 33% estará destinado a la digitalización de las empresas.
El Gobierno español considera que , dentro de este ámbito las prioridades deben ser, entre otras, el desarrollo de un plan coherente de digitalización de toda la cadena de valor o el impulso de la digitalización de las pymes y de empresas innovadoras de base tecnológica. De llevarse a cabo de forma correcta el reparto de los fondos y el establecimiento de las estrategias, todo ello redundará en una economía más sostenible, más descarbonizada y sobre todo más eficiente, productiva y con menores costes. Aspectos de la tecnología como la emisión de gases, la transformación de la tradicional industria en una Industria 4.0., la apuesta por la movilidad sostenible, el fomento del teletrabajo o el reciclaje de los residuos tecnológicos son sólo algunos de los aspectos que la digitalización puede favorecer. El coronavirus ha demostrado que las empresas españolas y los usuarios están más que preparados para afrontar los retos que conlleva la digitalización. Es necesario seguir dando pasos en ese camino.