Si hay una reivindicación ambiental comúnmente aceptada, que ha conseguido poner de acuerdo a grupos ecologistas, administraciones públicas, empresas y a la sociedad civil en su conjunto es la lucha contra el plástico. Los últimos estudios confirman que la concienciación sobre este problema global es cada vez mayor: un 90 % de los europeos apoya las políticas destinadas a reducir los desechos de plástico, en especial todas aquellas acciones encaminadas a disminuir las bolsas de plástico de un solo uso que duran unos minutos en nuestras manos pero tardan años e incluso décadas en degradarse. Y cuando finalmente se degradan, se convierten en diminutas bolitas de plástico de menos de cinco milímetros que se diseminan por nuestras costas y nuestro medio ambiente, poniendo en peligro la biodiversidad, la salud de animales marinos e introduciéndose en la cadena alimentaria humana.
Únete al reto “Julio sin plástico”
El 3 de julio de cada año se celebra el Día Internacional Libre de Bolsas de Plástico, pero también es el día que arranca un desafío mucho más ambicioso: ¡un mes libre de plásticos!. “Haciendo pequeños cambios en nuestros hábitos de consumo podemos obtener grandes resultados”, señala la Fundación Free Plastic July que desde 2017 organiza esta iniciativa de concienciación ambiental con el objeto de fomentar un consumo más responsable y reducir el uso de estos productos.
El año pasado participaron en esta campaña un total de 326 millones personas en todo el mundo, consiguiendo reducir de media el 5% de los residuos domésticos de todo el año. Y eso a pesar de que, tal y como reconoce la organización en un comunicado, a dos terceras partes de los participantes les resultó más difícil hacer cambios para reducir el plástico de un solo uso en 2020, ya que “las medidas sanitarias puestas en marcha por el COVID-19 supusieron un aumento del uso del plástico en muchos artículos para llevar, así como un incremento de la demanda de Equipos de Protección Individual (EPI), como mascarillas, guantes y botes de gel hidroalcohólico”.
A continuación recopilamos algunos consejos para afrontar 31 días sin plásticos. “Una vez eliges evitar el uso de plásticos de un solo uso, descubrirás rápidamente otros plásticos que también puedes eludir en tu día a día”, asegura Rebecca Prince-Ruiz, fundadora de este movimiento global que ayuda a millones de personas a formar parte de la solución a la contaminación plástica ¿Te sumas al reto “Julio sin plástico”?

¿Por dónde empezar?
Todos los comienzos son difíciles, y éste no iba a ser diferente, por eso te recomendamos empezar por algo sencillo, pero sumamente eficaz, como es cambiar las bolsas de plástico de un solo uso por otras reutilizables. Cuando vayas a la compra elije bolsas que estén hechas de fibras naturales como algodón, yute o cáñamo de producción ética o botellas de plástico recicladas. Al rechazar las bolsas de plástico estarás evitando que nuevos desechos de este material entren en nuestros océanos y en nuestros vertederos poniendo en riesgo la vida silvestre y el medio ambiente.
A las bolsas de plástico se unen otros objetos de plástico de un solo uso que forman parte de nuestra vida cotidiana como las pajitas y las botellas de agua de plástico, tazas de café para llevar, bandejas de plástico que se utilizan para carnes, pescados y fiambres, o las bolsas de plástico utilizadas en la compra de frutas y verduras. Recuerda que en España se usan una media de 144 bolsas por habitante y año, y que en la Unión Europea el consumo anual asciende a 100 mil millones de bolsas, además de otros cientos de millones de envases de plástico que se tiran a diario.
En definitiva, se trata de evitar los productos envueltos en plástico y buscar alternativas más sostenibles, reduciendo el desperdicio y siguiendo el principio de las 3R: reduce; reutiliza y recicla, teniendo en cuenta que las bolsas de papel, las biodegradables, compostables, etc., no son la solución pues siguen siendo objetos de usar y tirar. La mejor solución es su total eliminación y el uso de materiales reutilizables.
Siguientes pasos…
Una vez que empieces a evitar el uso de plásticos de un solo uso, descubrirás que hay un montón de productos de plástico a nuestro alrededor que se pueden sustituir por otros más duraderos e igual de eficaces. Ese es el caso de los cubiertos de plástico, bolsitas de té, maquinillas de afeitar, jabones líquidos y productos de baño de un solo uso, cepillos de dientes de plástico, pañales, tampones, toallitas sanitarias, cápsulas de café, alimentos preenvasados… En todos estos casos y otros muchos, existen multitud de alternativas sin plástico en el mercado, o bien productos reutilizables que hacen la misma función pero con un menor coste para el planeta.
Especial mención merece la comida para llevar que tanto auge ha adquirido durante este último año de pandemia y todo hace pensar que ha venido para quedarse. Los cubiertos y recipientes de estos restaurantes han incrementado el consumo de plásticos y objetos de un solo uso, con el grave problema ambiental que esto supone. En el caso de que pidas comida para llevar a tu casa o a la oficina siempre tienes la opción de advertir que no necesitas cubiertos. La mayoría de los servicios de entrega a domicilio permiten agregar una nota al respecto. Además, cada vez son más los restaurantes de comida rápida que permiten a sus clientes que traigan sus propios recipientes de casa. Si tienes un sitio favorito en el que pidas comida con frecuencia, merece la pena averiguar si disponen de alguna alternativa reutilizable.
Desperdicio cero
Afrontar el reto de 31 días sin plástico nos llevará, posiblemente, a pensar en opciones de desperdicio más bajas o nulas, pero también a reflexionar sobre el impacto de nuestras compras, poniendo en cuestión nuestros hábitos de consumo en sí mismos y preguntándonos si realmente necesitamos un producto determinado o lo podemos reemplazar por otro que ya tenemos. ¿Necesito esto? ¿Necesito tanto? ¿Existe una alternativa mejor?
Cada vez son más las personas en todo el mundo que aspiran a lograr un «desperdicio cero» y tienden a rechazar aquellos productos que probablemente terminen, más pronto que tarde, en el vertedero. ¡Vale la pena investigar términos como «obsolescencia programada», «obsolescencia percibida», “derecho a reparar” o «economía circular»!