Durante estos años, el neumático se ha desarrollado a la sombra de los coches pero ha tomado tal importancia que los coches más modernos, tecnológicos, seguros y sostenibles del mundo se diseñan para equipar un determinado tipo de neumático.
Que tienen en común los neumáticos de avión, camión, maquinaria agrícola, los de grandes volquetes de la minería, moto, bicicleta … y nuestro vehículo. Todos ellos son los responsables del buen funcionamiento de los sistemas que equipan cualquiera de estos medios de transporte.
En todos ellos la superficie de contacto con el suelo la aporta siempre el neumático y es mínima en relación con el volumen y peso de estos vehículos, incluso en las bicicletas de carreras.
Las cuatro postales
Si hablamos de nuestro automóvil, normalmente un turismo, esta superficie se limita a la de cuatro postales, en una bici sería de cuatro sellos. Es decir, toda la tecnología de nuestro vehículo, especialmente la de seguridad, depende de esa escasa zona de contacto para funcionar y que el contacto sea correcto depende la presión de estos.
Pero cuando hablamos de la presión de los neumáticos son frecuentes las dudas empecemos por lo básico, llevar más o menos aire del indicado por el fabricante provoca desgaste irregular, pero la presión también influye en el comportamiento del neumático, hasta el punto de que puede ser desencadenante de un accidente.
Los neumáticos son una parte fundamental de nuestro vehículo, pero requieren de nuestra atención y muchas veces no les prestamos tanta como deberíamos, hasta el punto de que su mal mantenimiento puede ocasionar que sufran daños como:
- Pinchazos
- Cortes
- Impactos
- Protuberancias
- Desgaste irregular
La fuente de muchos de la mayoría de estos problemas es no controlar periódicamente la presión correcta de los mismos. Circular con las presiones mal nos puede costar la vida como consecuencia del defectuoso funcionamiento que produce del resto de sistemas de seguridad.
Según diversos estudios entorno al 70% de los conductores circulan con los neumáticos en mal estado o con una presión inadecuada, algo que se podría solventar con tan solo unos minutos, por ejemplo, una vez al mes.
Tus neumáticos y el medio ambiente
Pero más allá de la seguridad, también influye negativamente en el medioambiente y en nuestra economía personal. Un estudio de la fundación de la FIA (federación internacional de automovilismo), cifra en 18,4 millones más, las toneladas de CO2 vertidas en la atmósfera por no circular con las presiones adecuadas y estima que por esta causa se produce un consumo innecesario de 8.000 millones de litros de combustible.
A continuación, te damos una serie de referencias de los incidentes que se pueden producir en tu día a día por un mal inflado de los neumáticos tanto si los llevas con baja presión o con exceso de aire. Aunque lo más frecuente es la baja presión por la falta de mantenimiento.
- Aumento de la distancia de frenado y riesgo de acuaplaning
- Menor estabilidad y confort debido al peor uso de la amortiguación
- Mayor posibilidad de sufrir pinchazos
- Mayor resistencia y desgaste pudiendo llegar a desllantar
- Mayor consumo y necesidad de sustitución más frecuente
Cuidado de tus neumáticos
Para no tener estos problemas, además de intentar concienciarte de lo que puede pasar y como afecta a tú vehículo te vamos a dar una clave sumamente fácil para evitar todo esto.
Al menos una vez al mes y cada vez que vayas a salir de viaje comprueba la presión de tus neumáticos, de la siguiente forma, coloca tu coche en un sitio plano, para repartir el peso correctamente, y hazlo antes de utilizar el coche para que las ruedas no estén muy calientes.
A continuación, consulta la presión recomendada que figura en el manual de mantenimiento de tu vehículo, en la puerta del conductor y/o en la tapa del depósito de combustible. Ten en cuenta que en la mayoría de los casos hay dos presiones aconsejadas: una es para condiciones de conducción «normales»; la otra, para el vehículo a plena carga (con cuatro pasajeros y el maletero cargado).
Retira el tapón de la válvula del neumático y mide la presión con un manómetro y si la medida no es correcta ajústala a la presión recomendada por el fabricante teniendo en cuenta las condiciones de uso. Como ves una operación sencilla a la que tan sólo hay que dedicar unos minutos al mes.
No lo olvides que, de esta sencilla operación depende el ahorro en carburante y neumáticos, además contribuyes al correcto funcionamiento de tu vehículo lo que mejora la sostenibilidad y la seguridad de este. Pero también tu vida puede depender del aire de tus neumáticos