Desde hace décadas millones de toneladas de desechos salen de Europa y Estados Unidos para cruzar el océano en grandes contenedores metálicos con destino a países en vías de desarrollo, por lo general del sudeste asiático. Según se quejan gobiernos y ONG, sólo una parte de esos residuos recibe un tratamiento adecuado. El resto se queman, se abandonan en vertederos o se tiran directamente al mar.