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5 buenas noticias que han hecho sonreír al planeta este 2025

Sí, el planeta tiene motivos para sonreír: estas son cinco razones por las que 2025 está siendo un buen año.

La naturaleza necesitaba buenas noticias entre tanto desastre y en 2025 han llegado por fin señales claras de esperanza. En un año cargado de retos climáticos y titulares alarmantes, el planeta también ha encontrado motivos para el optimismo. Avances históricos en la protección de los océanos, récords en energías renovables, la recuperación de grandes especies, el regreso de las lluvias a muchos humedales y nuevas leyes que fomentan un consumo responsable son pruebas de que el cambio avanza.

Dibujo del planeta tierra en forma de corazón y feliz

Repasamos cinco hitos medioambientales que demuestran que la transición ecológica no solo es posible, sino que ya está en marcha. Son cinco razones de peso para sonreír y seguir apostando por un futuro más verde.

1. Un océano más protegido: avance histórico en Niza y limitaciones a la pesca de arrastre

La Cumbre del Océano celebrada en Niza el pasado mes de junio, oficialmente Tercera Conferencia de las Naciones Unidas para los Océanos (UNOC3), ha marcado un antes y un después en la gobernanza marina global. En ella, 50 países avanzaron hacia un tratado histórico para proteger el 30% de las aguas internacionales antes de 2030, un compromiso que, de hacerse realidad, supondrá la mayor expansión de áreas marinas protegidas jamás lograda. Este marco, actualmente en la fase final de negociaciones, busca limitar las actividades destructivas en alta mar y reforzar la cooperación internacional para conservar la biodiversidad.

Durante la conferencia también se impulsó el Tratado de Alta Mar, que refuerza la protección de las aguas internacionales, más allá de las 200 millas náuticas de la costa. El tratado ya ha sido firmado por más de 50 países y se espera que entre en vigor el 1 de enero de 2026, una vez alcanzadas las 60 ratificaciones necesarias.

Ola en el océano

Además, se creó la Coalición de Alta Ambición para un Océano Silencioso, en la que 35 países —incluidos todos los miembros de la UE— se comprometieron a reducir la contaminación acústica submarina, una amenaza creciente para la fauna marina.

La Declaración Final de Niza, firmada por más de 170 países, aprobó por consenso un amplio acuerdo político en el que se recoge el compromiso de combatir la contaminación oceánica, frenar el cambio climático y apoyar una economía azul sostenible.

A este hito se sumó el Reino Unido, que anunció el 20 de junio la extensión de la prohibición del arrastre de fondo en las aguas protegidas. Este método, extremadamente destructivo, arrasa fondos marinos, praderas submarinas y arrecifes, alterando ecosistemas enteros y poniendo en riesgo numerosas especies. Con esta decisión, se favorece la regeneración natural y se protege la biodiversidad marina, al tiempo que se refuerza el papel de los océanos como grandes sumideros de carbono. Si esta medida se extiende a otros países, tendrá un impacto positivo enorme en la salud de los mares y en la conservación de sus paisajes profundos.

2. China reduce emisiones y lidera la transición renovable. España tampoco se queda atrás

Por primera vez en décadas, China ha logrado reducir sus emisiones de CO₂, con una caída del 1% en el último año y del 1,6% solo en el primer trimestre de 2025, pese al crecimiento económico y el aumento de la demanda eléctrica. Se trata de la primera reducción provocada por un cambio estructural en el sistema energético y no por crisis coyunturales, como ocurrió durante la pandemia. Puede parecer poco, pero dada la gigantesca capacidad industrial de este país, considerado el más contaminador del mundo, representa un avance del que se beneficiará todo el planeta y que pone en entredicho las políticas negacionistas de la administración norteamericana liderada por Donald Trump.

El motor del avance chino ha sido un despliegue masivo de energías limpias. China instaló 60 GW de nueva capacidad solar fotovoltaica solo en el primer trimestre de 2025, de los cuales 36 GW corresponden a instalaciones en tejados, marcando el mayor incremento trimestral de su historia. En los primeros cuatro meses del año, la capacidad solar aumentó un 43,4%, situándose como aproximadamente la mitad de la capacidad mundial. Para dimensionarlo: estas incorporaciones equivalen a toda la capacidad eléctrica de países como Polonia o Suecia.

Personas paseando por un parque de energías renovables

Por primera vez, la capacidad instalada combinada de eólica y solar en China (1.482 GW) ha superado la de fuentes térmicas (1.451 GW), un hito que refleja la transformación de su matriz energética. A nivel global, se prevé que la energía solar supere por primera vez este verano a la generación nuclear mensual, confirmando el auge imparable de las renovables.

España también sigue batiendo récords: en 2024 cerró con un crecimiento del 10,3% en producción renovable, alcanzando casi 149.000 GWh, el mejor registro histórico, y cubriendo el 56,8% del mix eléctrico nacional. En mayo de 2025 se generaron más de 5.000 GWh de energía solar en un solo mes, cubriendo el 20% de toda la demanda eléctrica. Una muestra más de que la transición energética ya no es un sueño, sino una realidad imparable, diga lo que diga Trump.

3. Los grandes carnívoros ibéricos vuelven a rugir: linces y osos en cifras récord

La fauna ibérica sigue brindando buenas noticias. En 2025, el lince ibérico ha alcanzado un máximo histórico con 2.401 ejemplares censados, consolidando su recuperación gracias a programas de cría en cautividad, reintroducción y protección de hábitats. Este hito confirma la tendencia de crecimiento sostenido de la población iniciada “in extremis” a principios de los 2000, cuando la especie estuvo a punto de extinguirse y tan solo contaba con apenas un centenar de individuos refugiados en Sierra Morena y Doñana.

Lince ibérico sentado en la naturaleza

Hoy, España alberga el 85% de la población mundial (más de 2.000 linces), mientras que Portugal suma alrededor de 350, concentrados en el valle del Guadiana. En España, destacan los avances en Andalucía, Castilla-La Mancha y Extremadura, donde se han consolidado 22 núcleos reproductores gracias a numerosas iniciativas de reintroducción, conectividad y reducción de atropellos.

Uno de los hitos más simbólicos de 2025 ha sido la expansión al Cerrato palentino (Castilla y León), donde ya se han liberado seis ejemplares, marcando la primera presencia estable en la región desde hace siglos. Además, programas de educación y medidas para reducir atropellos (principal causa de mortalidad no natural) están mejorando notablemente la supervivencia de los individuos jóvenes.

En paralelo, el oso pardo cantábrico ha alcanzado la cifra estimada de 370–400 ejemplares, frente a los 70 osos que existían en los años 90. La población, dividida históricamente en los núcleos oriental y occidental, ha mejorado su conectividad, y cada vez se registran más desplazamientos entre ambos sectores, tras décadas de esfuerzos conjuntos de conservación, lucha contra el furtivismo, plantaciones de especies frutales y reducción de conflictos con la ganadería.

En los Pirineos, el oso pardo también está recuperando terreno, aunque de forma más lenta. Actualmente se estima una población de 83 individuos, repartidos entre el Valle de Arán, Navarra, Aragón y Andorra. Esta población, originada tras varias reintroducciones de osos eslovenos entre los años 1990 y 2000, sigue dependiendo en gran medida de la variabilidad genética aportada por esos ejemplares. Por suerte, en 2024 se registraron al menos 16 crías nuevas, y en 2025 se ha consolidado la presencia de osas reproductoras en el Alto Pirineo catalán y en zonas transfronterizas con Francia.

Aunque persisten retos, especialmente en la convivencia con la ganadería, las ayudas, el uso de mastines y los cercados eléctricos han reducido notablemente los conflictos en los últimos años, lo que sin duda también es una buena noticia.

4. Vuelven las lluvias y los humedales respiran aliviados

Tras varios años de sequía, las lluvias de 2024 y 2025 han devuelto la vida a numerosos humedales españoles. Aunque la recuperación no ha sido homogénea y persisten problemas en áreas tradicionalmente más secas, la recarga hídrica ha resultado vital para espacios emblemáticos como Doñana, las Tablas de Daimiel y muchas lagunas del interior peninsular.

Marzo de 2025 fue especialmente lluvioso, con registros que en algunas zonas del sur y centro peninsular superaron el 150% de la media histórica. Este episodio permitió que varias lagunas temporales se llenaran y que especies como el fartet o la cerceta pardilla encontraran mejores condiciones para su supervivencia.

Humedal España

En Daimiel, la recarga superficial y el flujo de charcas favorecieron la presencia de malvasías cabeciblancas y porrones pardos. En Doñana, aunque siguen existiendo graves problemas estructurales, se ha visto un aumento significativo de aves limícolas y anátidas respecto a los últimos tres años.

No obstante, los expertos recuerdan que estas recuperaciones son superficiales y puntuales. La verdadera salud de estos ecosistemas depende no tanto de las lluvias sino del estado de los acuíferos subterráneos, muchos de ellos sobreexplotados desde hace décadas. El caso de Daimiel es paradigmático: aunque se alimenta en parte de aguas superficiales, depende principalmente del acuífero 23 (La Mancha Occidental), gravemente degradado, con descensos acumulados de más de 20 metros desde los años 80.

El principal obstáculo para la recuperación es la sobreexplotación para riego. En el Alto Guadiana, se calcula que existen más de 20.000 pozos ilegales, muchos de ellos vinculados al cultivo intensivo de viñedo, maíz y melón. Esta extracción masiva impide que los acuíferos se regeneren, incluso en años lluviosos.

Los míticos Ojos del Guadiana, nacientes históricos que dieron origen al río y cuya imagen de «llorar» agua cristalina simbolizaba la riqueza hídrica manchega, llevan secos casi de forma permanente desde principios de los años 80 del pasado siglo. La regeneración de acuíferos es un proceso largo y complejo para la que la lluvia no es suficiente, pues exige políticas valientes y sostenidas, junto con la implicación de agricultores, administraciones y ciudadanía.

Solo así, quizás en unas décadas, será posible volver a ver brotar con fuerza los Ojos del Guadiana, y escuchar que lloran —esta vez— de alegría.

5. España impulsa el consumo responsable con una ley pionera

Finalmente, el anteproyecto de la Ley de Consumo Sostenible se perfila como una de las iniciativas más ambiciosas para transformar los hábitos de consumo en España y alinearlos con los objetivos europeos de neutralidad climática y economía circular. Aprobado por el Consejo de Ministros el 1 de julio de 2025, el texto pasará ahora a consulta pública antes de su tramitación parlamentaria en esta complicada legislatura, con posible aprobación definitiva a mediados o finales de 2026.

Esta ley, pionera en varios aspectos, busca frenar el consumo desmedido y la generación de residuos, al mismo tiempo que refuerza los derechos del consumidor. Entre sus principales medidas destacan la prohibición de la publicidad de combustibles fósiles y de vuelos cortos cuando existan alternativas ferroviarias, el control estricto contra el ecopostureo (greenwashing) y la obligación para los fabricantes de garantizar repuestos y soporte técnico durante al menos diez años, fomentando la reparación y prolongando la vida útil de los productos.

Persona sosteniendo hoja de un árbol

La ley prevé un periodo de adaptación de entre doce y dieciocho meses para que las empresas se adecuen, por lo que los primeros efectos tangibles se esperan para 2027. Entonces, los consumidores podrán disfrutar de más opciones de reparación, menos presión para renovar productos y un entorno publicitario más riguroso y veraz.

A largo plazo, la normativa aspira a lograr un cambio cultural profundo en el modelo económico y social, fomentando un consumo consciente y sostenible. Con esta ley, España se colocaría a la vanguardia en Europa en materia de consumo responsable, enviando un mensaje claro: no se trata solo de consumir menos, sino de consumir mejor, reciclar de modo más eficiente y prosperar con mayor respeto al planeta. Según encuestas recientes, más del 75% de la ciudadanía apoya medidas que faciliten la reparación y penalicen la obsolescencia programada, lo que refleja un amplio respaldo social para un cambio de modelo que se antojaba inaplazable.

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