En un mundo donde los productos viajan miles de kilómetros para llegar a nuestras manos y donde lo barato a menudo cuesta demasiado caro —en derechos humanos, en naturaleza, en dignidad—, un puñado de personas soñadoras decidieron hace más de 25 años cambiar las reglas del mercado. No con discursos vacíos, sino con acciones concretas, cercanas, profundamente humanas y ambientalmente respetuosas.
COPADE, una fundación nacida en España en 1998, lleva un cuarto de siglo demostrando que el comercio puede y debe ser justo, que la sostenibilidad no es un lujo y que el desarrollo no tiene por qué dejar atrás a nadie. Lo explica en pocas palabras su fundador y director, Javier Fernández: “Es una iniciativa empresarial responsable con un triple balance, las cosas bien hechas, el medioambiente y las personas”.
Su nombre completo, Comercio para el Desarrollo, es toda una declaración de intenciones. Trabajan para que quienes producen, venden y compran puedan hacerlo bajo condiciones justas, sostenibles y solidarias. Ya sea en una pequeña comunidad indígena en Honduras, en una carpintería ecológica en Galicia o en una pyme que quiere ser más responsable en Madrid, COPADE está allí, tendiendo puentes, generando oportunidades y sembrando futuro.
Sostenibilidad real, no de escaparate
Hoy en día, muchas marcas se visten de verde, algunas más convencidas que otras de la importancia de este cambio. COPADE rechaza el vestido, no quiere ser parte de campañas de marketing sino convertirse en actor fundamental de la transformación. Lo suyo no es la sostenibilidad como etiqueta sino como práctica real, tangible y medible, acompañando a pequeñas empresas, asociaciones y cooperativas a adoptar modelos de negocio respetuosos con el medio ambiente y con las personas.
Todas las iniciativas que desarrolla esta fundación tienen el eje de la sostenibilidad desde el origen de los productos hasta el consumidor final. “Estar en toda la cadena de producción nos permite avanzar en criterios de sostenibilidad allí donde se deben producir”, resalta Javier Fernández. Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales, Fernández defiende que “todo el comercio del planeta debería ser justo y sostenible”. Pero ante la dura realidad del mercado actual, añade con pesar: “Lo realmente chocante a día de hoy es que esto no sea lo normal, que no sea lo habitual, y que se permitan formas de comercio claramente injustas para los productores o los trabajadores locales”.
Comer bien, vivir mejor
Uno de los pilares de COPADE es el comercio justo, y no como simple alternativa de consumo, sino como una manera de entender el mundo. Promueven productos que no sólo están libres de explotación, sino que generan valor en sus comunidades de origen.
Gracias a su trabajo, cientos de productores en países como Ecuador, Etiopía, India o Bolivia han logrado acceder al mercado europeo con productos éticos y de calidad: café, cacao, artesanía o madera sostenible. Todo, bajo relaciones comerciales basadas en la transparencia, el precio justo y el respeto mutuo.
Su trabajo es, en el fondo, una invitación: a mirar más allá de la etiqueta, a elegir con el corazón y la cabeza, a entender que cada euro que gastamos es también un voto por el mundo en el que queremos vivir.
Una madera muy justa
ONG 100% española fundada por iniciativa de la Asociación de Antiguos Alumnos del Colegio Claret de Madrid, COPADE trabaja tanto a nivel local como global centrada en dos sectores productivos tan básicos como fundamentales para la buena gestión del planeta, los productos forestales y la alimentación saludable.
En 2007, lanzó Madera Justa como una campaña de sensibilización en colaboración con organizaciones como WWF, Greenpeace y FSC. El objetivo era destacar la importancia de incorporar criterios sociales en la gestión forestal, promoviendo el consumo responsable de productos certificados y elaborados bajo condiciones de Comercio Justo.
Con el tiempo, Madera Justa evolucionó hasta convertirse en una plataforma que agrupa a más de 60 socios, incluyendo universidades, ONGs, empresas y administraciones públicas. Esta plataforma trabaja para fomentar el consumo de productos forestales certificados y generar relaciones comerciales justas entre sus miembros
La madera que certifican proviene principalmente de la Reserva de la Biosfera Maya, en Guatemala, donde solo se corta un árbol por hectárea y no se vuelve a intervenir hasta pasados 40 años. El proyecto social que esta explotación lleva asociado, desde escuelas, centros de salud a empleo generado, “hablan de la potencia de nuestras maderas tropicales, maderas que hablan de personas y de medioambiente”, resalta Fernández.
En España están impulsando madera locales en zonas rurales de Teruel, Guadalajara y Cuenca, la España tristemente más vaciada, donde el pino silvestre es abundante pero históricamente ha sido infrautilizado, limitándose su uso a embalajes y palés. Son iniciativas que buscan que el aprovechamiento de esta madera vuelva a tener un papel relevante en la construcción y la industria, como ocurría en el pasado, cuando era utilizada en grandes edificios y catedrales. De esta forma se fomenta la economía circular, el desarrollo rural y la fijación de población, además de reducir el riesgo de incendios forestales mediante una gestión activa y sostenible de los montes.
Buenos alimentos
COPADE también cuenta con una amplia línea de productos alimentarios que combinan certificaciones ecológicas y de comercio justo. Estos productos provienen de pequeños productores en países como Honduras, Guatemala y otros de América Latina, así como en algunas regiones de Asia y África, además de España, y están diseñados para fomentar un consumo responsable y ético.
Son productos 100% saludables, justos y medioambientalmente responsables, como el café Tierra Justa, ecológico, 100% arábica, cultivado en Honduras a 1.800 metros de altitud y tostado de forma natural para preservar su sabor característico.
El sector empresarial es clave
¿Qué papel debe jugar el sector empresarial en la transición hacia un modelo más justo y sostenible? En este sentido, Javier Fernández lo tiene muy claro: “Nosotros somos un mero colaborador de un ecosistema que debe trabajar conjuntamente para que nuestro planeta sea más habitable para todas las personas que lo habitan. El sector empresarial es por tanto clave y un aliado fundamental para que el cambio sistémico que necesitamos pueda producirse de forma paulatina y adecuada”. Por ejemplo, resalta el directivo, la red Madera Justa/COPADE pretende desarrollar un sistema colaborativo que sea capaz de alcanzar hitos medibles y realizables.
Desde su iniciativa “Del bosque a tu casa”, que promueve productos de madera local, trazable y gestionada de forma responsable, hasta su pionera certificación de Huella Social, COPADE pone herramientas concretas al servicio del cambio. Enseñan, conectan, financian, y sobre todo, escuchan. Porque para transformar, primero hay que comprender.
Pequeñas empresas con grandes ideales
En España, COPADE también tiene los pies bien plantados en tierra. Entienden que las microempresas son el motor de muchas economías locales, y por eso han lanzado iniciativas como el programa “PYMES y ODS”, una propuesta gratuita diseñada para ayudar a las pequeñas y medianas empresas españolas a alinear sus operaciones con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030. Este programa ofrece herramientas prácticas y asesoramiento personalizado para que las pymes puedan medir y mejorar su impacto social y ambiental, contribuyendo así a un modelo de desarrollo más justo y sostenible.
La idea es lograr Oficinas Sostenibles, ofrecer a las empresas la oportunidad de transformar sus espacios de trabajo en entornos más saludables, eficientes y comprometidos con el medioambiente y la justicia social. Esta iniciativa no solo busca reducir el impacto ambiental de las oficinas, sino fomentar un consumo responsable y ético en el ámbito laboral.
COPADE acompaña a las empresas en la implementación de prácticas sostenibles en sus oficinas, proporcionando productos y servicios alineados con un planeta más saludable. Esto incluye el uso de materiales certificados, como la madera con sellos FSC y Madera Justa, provenientes de bosques gestionados de forma sostenible y bajo condiciones de comercio justo. Además, se promueve la eficiencia energética, la reducción de residuos y la mejora de la calidad del ambiente laboral.
Los beneficios para las empresas que se suman a esta iniciativa resultan muy atractivos:
- Reducción de costes operativos: La eficiencia energética y la gestión adecuada de recursos pueden disminuir los gastos a largo plazo.
- Mejora de la reputación corporativa: Adoptar prácticas sostenibles refuerza la imagen de la empresa ante clientes, empleados y socios.
- Cumplimiento normativo: Las oficinas sostenibles ayudan a cumplir con regulaciones ambientales y sociales.
- Bienestar de los empleados: Un entorno de trabajo saludable y sostenible puede aumentar la satisfacción y productividad del personal.
Además, COPADE imparte cursos sobre turismo sostenible, consumo responsable y bioeconomía rural, generando empleos verdes donde más se necesitan: en los pueblos, en los márgenes, en el futuro.
La sociedad avanza muy despacio
Más de un cuarto de siglo trabajando por la sostenibilidad de los mercados permiten tener una visión muy real de la transición ecológica y social que está marcando el desarrollo del siglo XXI. Desde ese observatorio de la realidad la pregunta a su director surge espontánea: «¿Ha cambiado la forma en que la sociedad percibe el comercio justo y la sostenibilidad? ¿Estamos más preparados ahora para asumir un consumo responsable?»
La respuesta de Javier Fernández tiene un sabor amargo. “Desgraciadamente la sociedad avanza muy despacio. Estamos muy sensibilizados con los cambios ambientales y menos con los sociales. Seguimos presumiendo de comprar lo más barato del mercado, sin preguntarnos cómo es posible que un producto de bajo precio pueda dejar un rastro saludable para el medioambiente y para los trabajadores a lo largo de toda la cadena de valor”.
“¿Queremos que nos paguen de forma adecuada en nuestro trabajo, nos sentimos valorados porque las condiciones y nuestro salario es justo?”, se autopregunta el responsable de COPADE. Es una reflexión sencilla que, saliendo de nuestros propios zapatos, razona Fernández, “explica muy bien por qué debemos consumir de forma responsable y empática con el resto del planeta”.
Un faro hacia un futuro más justo
En tiempos de incertidumbre climática, desigualdad creciente y consumo desbordado, organizaciones como COPADE son faros hacia un mundo menos desigual. No porque prometan soluciones mágicas, sino porque están dispuestas a arremangarse y construir, paso a paso, alternativas reales en las que nosotros, como consumidores, tenemos la última palabra. Ciudadanos que no se conforman con diagnosticar los problemas: los enfrentan con humanidad, con creatividad y con una fe inquebrantable en la colaboración.
Porque al final, como dice uno de sus lemas, “otro desarrollo es posible”. Y COPADE lleva más de 25 años demostrándolo.