El desperdicio alimentario es un problema creciente en todo el mundo con consecuencias económicas, sociales y ambientales muy importantes. De hecho, se estima que cada año se desperdician aproximadamente 1,3 mil millones de toneladas de alimentos, lo que equivale a un tercio de toda la producción mundial de alimentos. Este fenómeno no solo contribuye al hambre y la inseguridad alimentarias en muchas regiones, sino que también genera emisiones de gases de efecto invernadero y desperdicia valiosos recursos naturales. Afortunadamente, las soluciones existen y crecen a medida que más personas y empresas se unen al esfuerzo por reducir el desperdicio alimentario y promover una alimentación más responsable y sostenible.

Alimentos «no vendidos» a precios especiales
Y es que, en los últimos años, diversas aplicaciones móviles han surgido como herramientas clave para combatir el desperdicio alimentario y fomentar prácticas más sostenibles. Un ejemplo destacado es Encantado de comerte , que desde 2020 ha ayudado a salvar más de 80 toneladas de comida en España. La aplicación conecta a consumidores con comercios que ofrecen alimentos no vendidos del día a precios reducidos y, además, permite que entidades sociales financien compras para familias vulnerables. Así, se rompe la paradoja de tener alimentos desechados y personas necesitadas en la misma comunidad, promoviendo una solución inclusiva y eficiente.

Otra referencia en este ámbito es Too Good To Go , originaria de Dinamarca, que permite a los usuarios adquirir lotes sorpresa con excedentes alimenticios de restaurantes y tiendas. Su impacto es global, con 79 millones de paquetes salvados en 2022, de los cuales 6,6 millones corresponden a España, lo que demuestra un creciente interés por esta iniciativa. Los consumidores adquieren una caja de alimentos sin saber qué hay dentro. Eso sí, debe ser de un presupuesto mínimo, pero qué hay en su interior, es una sorpresa diaria.
Intercambios de proximidad
Por su parte, Olio fomenta el intercambio de alimentos y bienes entre vecinos, con un enfoque tanto para particulares como empresas. Con millones de usuarios en todo el mundo, esta plataforma contribuye a la redistribución de recursos y al fortalecimiento del sentido comunitario.

Otras herramientas destacan por enfoques específicos: La colmena que dice sí conecta a consumidores con productores locales para incentivar el consumo de proximidad, mientras que Phenix ayuda a pequeños comercios a vender excedentes a precios accesibles. Además, aplicaciones como Ekilu y Best before promueven una gestión eficiente del hogar, ofreciendo recetas basadas en ingredientes disponibles y alertas sobre fechas de caducidad.
En conjunto, app útiles que muestran cómo la tecnología puede ser un puente entre sostenibilidad y acción comunitaria, demostrando que pequeños cambios pueden tener un gran impacto en la lucha contra el desperdicio y ser un ahorro para nuestros bolsillos