El artista catalán Álvaro Soler-Arpa presenta este otoño en el Círculo de Bellas Artes de Madrid ‘Especies Mensajeras’, una exposición de esculturas realizadas primordialmente con huesos y residuos plásticos, un escalofriante despliegue de ‘bichos’ que explora la compleja relación entre la naturaleza y la contaminación que amenaza la supervivencia de numerosas especies en un medio ambiente cada vez más frágil y enrarecido.
Son Especies Mensajeras de malos augurios, de un futuro difícil para la Humanidad si no reescribimos nuestro contrato con el planeta y firmamos un pacto basado en el respeto, la esperanza y un estilo de vida más sostenible, menos capitalizado.
Álvaro Soler-Arpa: Inicios
Álvaro Soler-Arpa (Girona, 1974) tiene una historia: Se licenció en dibujo en la Escuela de Artes y Oficios de Olot y más tarde en ilustración en la Escuela Llotja de Barcelona. Luego siguió una carrera en publicidad y cine que incluyó dibujar storyboards para directores como Woody Allen, Alejandro González Iñárritu y J. A. Bayona.


Desde 2005 centra su trabajo en las artes visuales, principalmente en la creación de esculturas e instalaciones de aire futurista, combinando en su obra escultórica sus conocimientos de anatomía y dibujo con su interés por las formas orgánicas. Sus inquietantes criaturas, algo así como especies que han evolucionado hacia un tipo de dinosaurios cibernéticos y apocalípticos, nos incomodan al pasar a su lado, a la vez que “dan testimonio de la evolución de la naturaleza en respuesta a la toxicidad de nuestro desaforado consumo”.
Sigue así la explicación facilitada por el Círculo de Bellas Artes: “Inspiradas en los principios de la evolución, las esculturas de Álvaro Soler-Arpa representan animales mutantes, cuya extraña morfología es el resultado de mutaciones genéticas provocadas por la contaminación. Estos seres ficticios, ubicados en un futuro próximo, juegan con los límites entre lo posible y lo imposible, lo real y lo imaginario, lo grácil y lo tortuoso”.
Atención a dos palabras del texto que acabamos de leer: “futuro próximo”. Produce escalofríos.


Conecté con la naturaleza a través de los huesos de animales
Explica Álvaro Soler-Arpa: “Llegar a estas esculturas ha sido un camino muy largo. Desde siempre me han gustado la anatomía y los huesos. Conecté con la naturaleza a través de los huesos de animales. Al principio los rescataba de restaurantes, después de mataderos (ahí vi un auténtico holocausto), de muladares. Aprendí a tratarlos y a limpiarlos con un taxidermista. Me he pasado horas limpiándolos, y eso te hace reflexionar sobre la vida y la muerte, sobre la huella que dejamos en nuestro planeta”.


Y añadió en la presentación a la prensa: “Es una exposición que habla de sufrimiento y resiliencia. Debemos mover conciencias para despertar, para reaccionar. Y en esa labor creo que el arte puede cumplir una función importante. Yo comencé hace 10/12 años un camino como artista del reciclaje y creo que he llegado a un punto en que me siento un artista ecologista, un artista activista. Espero que estas piezas hagan pensar a quienes las contemplen. La gente espera mucho de los Gobiernos, pero yo creo que la palanca de la transformación pasa por cambiar nuestras rutinas del día a día, que esos pequeños cambios vayan contagiando al entorno más cercano y así vaya creciendo la bola, se vaya haciendo más y más grande. Me he percatado de que si tú ejerces un cambio en tu comportamiento, influyes en tu entorno”.
Una inquietante degeneración de la biodiversidad
Las esculturas de Soler-Arpa son víctimas ficticias de la irresponsabilidad de las civilizadas sociedades actuales, reflejando la trágica realidad de muchas especies en peligro. La radiactividad provoca en sus pelajes hermosas iridiscencias, la transgénesis los dota de extremidades de impactante extravagancia. En ese futuro imaginado –que desafortunadamente nos resulta hoy bastante verosímil– encontramos elefantes con plumas, ovejas bípedas, reptiles peludos, anfibios rumiantes, lagartijas bicéfalas y topos con ojos luminosos… Lo que decía: observarles de cerca produce repelús, parecido al de la tensión que nos provoca una película de terror.


El distanciamiento de la naturaleza es, para Soler-Arpa, causa y efecto de la pérdida de la “espiritualidad del hombre contemporáneo”. Por medio de sus esculturas nos invita a reflexionar sobre el impacto devastador de la contaminación en el mundo natural y la urgente necesidad de tomar medidas que protejan nuestra biodiversidad en este momento frágil en el que nos encontramos. “Cuando las comencé hace una década era más optimista, ahora no es que me haya vuelto optimista, pero sí menos pesimista, quizá porque ahora soy padre y veo cómo se habla en las escuelas, veo salidas, tengo cierta esperanza”.
Emergencia climática en el Círculo de Bellas Artes
Esta muestra se enmarca en el conjunto de actividades que el Círculo de Bellas Artes de Madrid engloba bajo el epígrafe de Emergencia climática. “Durante los próximos meses, y en virtud de nuestro compromiso ecologista, el Círculo ofrecerá propuestas que nos ayuden a combatir la crisis climática desde la reflexión, el arte, la tecnología y la ciencia”, ha destacado el director del centro, Valerio Rocco. “El trabajo de Álvaro es un claro ejemplo de cómo contribuir a la sensibilización de uno de los grandes desafíos actuales de la humanidad: hacer frente a las consecuencias de los excesos ambientales cometidos. Sus esculturas provocan la necesaria reflexión sobre el tipo de ecosistema en el que parecemos destinados a vivir si no tomamos medidas urgentes”.


La muestra es el resultado de más de una década de trabajo e investigación. Reúne una selección de piezas de cuatro series: Evolución tóxica, Esculturas del fin del mundo, Naturaleza devastada y Diseño-metástasis, algunas de las cuales nunca se habían mostrado. Aparte de la serie de cabezas de antílopes a modo de trofeos colgados en la pared, estas nuevas especies están creadas principalmente con huesos y cráneos (de oveja, de avestruz, de búfalo, de caballo, cerdo, gato, zorro) unidos por alambres y que llevan en su interior basura, sobre todo residuos plásticos; toda una metáfora, según el artista, de todos los plásticos y toda la química que cada vez más nos metemos en el cuerpo, vía alimentación, vía respiración, vía contacto…
Seres mutantes y decrépitos
Son 26 seres mutantes y decrépitos que llegan por primera vez a Madrid desde su taller en Girona y a los que Álvaro les ha dotado de gran realismo gracias a su habilidad con el dibujo, que le ha servido para montarlos de manera muy dinámica. Como si algunos de estos bichos pudieran echarse a correr en cualquier momento, recordándonos a los temibles velociraptor de Parque Jurásico.


En palabras de Marián Boadas, la comisaria: “Especies Mensajeras es una invitación a contemplar nuestra posición como habitantes de un planeta en transformación. A través de la mirada visionaria de Álvaro Soler-Arpa es, en última instancia, una llamada a encontrar nuevas formas de vivir nuestra relación con la naturaleza desde el respeto y la humildad”.
La muestra ‘Especies Mensajeras’ puede verse en la Sala Goya del Círculo de Bellas Artes, Madrid, hasta el 26 de enero de 2025.