A la hora de hablar de fantasmas y de espectros, pensamos en algo irreal, en cosas de niños que desaparecen durante el día. Sin embargo, vivimos rodeados de otros monstruos, mucho más comunes, que no desaparecen cuando sale el sol o encendemos la luz. Aquí te hacemos una relación de algunos de ellos a los que deberías temer, y no solo durante estas fechas:
El lago de aceite de cocina
Es un residuo bastante habitual que se genera después de cocinar. ¿Qué hacemos cuando ya no podemos usarlo más para freír? ¿Tirarlo por el fregadero? Obviamente, no. Además de causar la contaminación de miles de litros de aguas residuales, puede causar daños a las tuberías de nuestra casa y las comunitarias.

¿Qué hacer? Recoge todo el aceite en una botella de plástico y llévala al punto limpio más cercano para que se gestione correctamente. ¡Seguro que tienes uno muy cerca de casa!
El monstruo de las toallitas
Sin duda, ¡esto sí que es un verdadero monstruo! Según el Ministerio de Transición Ecológica, todas las toallitas arrojadas por el váter suponen un gasto extra en la red de saneamiento de 230 millones de euros al año.

Revertir esta situación es fácil. Tira las toallitas en la papelera y nunca en el váter. Sin toallitas, ya no hay monstruo.
El ente de las bolsas de plástico
Es otro de los seres a temer. Están por todas partes y, aunque ahora cuesten unos céntimos, no han dejado de estar muy presentes en nuestras casas.

Por ello, sustituye estas bolsas de un solo uso por una cesta, un carro o una bolsa de tela. Es un cambio sencillo pero que supone un gran ahorro para ti y para el medio ambiente.
La sombra errante de la moda rápida
Es otra de las grandes amenazas. Cada año se producen en el mundo 150.000 millones de prendas de vestir de las que el 87% terminan en vertederos o se incineran. O dicho de otra manera, cada europeo consume 12,3 kilos de productos textiles al años, según la Federación Española de la Recuperación y el Reciclaje.

Para que esta sombra errante sea cada vez más pequeña, reduce tus compras de ropa, especialmente fast fashion, que la que compres sea de mayor calidad y usa lo contenedores de recogida selectiva de ropa.
El pantano del aceite usado
Por su gran poder contaminante, sin duda uno de los más peligrosos. Por ello, si vas a cambiar el aceite mineral de tu vehículo, o tienes alguna lata de aceite usado o caducado en casa, llévalo al punto limpio de tu localidad. Ahí podrás depositarlo en un contenedor asegurándote que se gestiona correctamente sin causar daño al medio ambiente.

La figura etérea de los muebles viejos
Al igual que la ropa, nos hemos acostumbrado a cambiar de mobiliario con demasiada frecuencia.

Para reducir tu huella de carbono, piénsate dos veces si realmente necesitas cambiar esa estantería, silla o sofá. Y si realmente es necesario, mira antes en páginas de segunda mano. El medio ambiente y tu bolsillo te lo agradecerán.
El ser del más allá del mercurio
Los termómetros actuales ya son digitales, pero hasta hace no mucho eran de mercurio. Por ello, si ordenando eso cajones olvidados te encuentras con uno, llévalo al punto limpio para que lo gestione un gestor autorizado. Fácil, ¿no?

El alma en pena de las colillas
Según la Fundación Rezero, en Cataluña el 2022 se generaron 2.738 toneladas de colillas teniendo en cuenta 8,56 millones de cigarrillos. Sin duda, una enorme alma en pena que afea las calles y plazas de nuestras ciudades, sino que amenaza también nuestras costas cuando, por efecto de las lluvias, son arrastradas hasta ríos y mares.

Por ello, si te gusta fumar, no tires la colilla al suelo y sí en una papelera. Aparte de civismo, protegerás el medio ambiente.
La aparición de los residuos eléctricos y electrónicos
Están por todas partes: en casa, en el trabajo, en el bolsillo, en los cajones… Cada vez hay más porque duran menos. Pero su impacto ambiental cuando dejan de ser útiles depende de ti.

Puedes depositarlos en los puntos limpios de tu localidad, en las tiendas de electrodomésticos (aunque no los hayas comprado ahí y no vayas a comprar uno nuevo) o si te los traen a casa, llevándose el viejo, sin ningún tipo de coste para ti. Así te asegurarás que se reciclan cuando ya no te son útiles.
El espectro de los medicamentos caducados
¿Quién no tiene un cajón lleno de medicamentos, muchos de ellos caducados? Primero: ni se te ocurra tirarlos a la basura y mucho menos por el baño. ¡Esto sí que es digno de una película de terror!

Llévalos a la farmacia más cerca porque seguro que tienen un punto SIGRE: un contenedor de color blanco donde puedes depositarlos. Con caja y prospecto incluidos.
El pálido aparecido de los envases de un solo uso
Es otro a los que hay que temer. Y mucho. Están por todas partes y es muy difícil desprenderse de ellos, pero no imposible.

Por ello, intenta comprar fruta y verdura a peso, sin envase, la carne y el pescado si es a peso, puedes llevar tu propio envase para que sea reutilizable. Y, todos los envases que generes, al contenedor amarillo o al azul, según corresponda.