La mayoría de expertos daba por hecho que tras la pandemia, la apuesta por el teletrabajo iba a ser la nota dominante. Sin embargo, cada mañana vemos cómo los atascos se multiplican y la presencia en las oficinas es mayoritaria. Así que, dado que el uso del coche va a seguir aumentando, es necesario mejorar el tráfico rodado para que se reduzcan los atascos y con ello, se minimicen las emisiones al medio ambiente.

El tráfico rodado sigue siendo uno de los mayores desafíos ambientales y sociales con los que tienen que lidiar las ciudades. No sólo son una importante fuente de contaminación atmosférica, sino que además genera pérdidas económicas sustanciales tanto a la sociedad como a las empresas o administraciones públicas. Así que, apostar por un modelo de smart cities o ciudades inteligentes permite diseñar ecosistemas más eficientes que minimicen el impacto del tráfico.
Qué son las smart cities
Las ciudades inteligentes hacen uso de la tecnología para mejorar la calidad y eficiencia en la gestión de recursos y servicios que se prestan a los ciudadanos. Para ello, se aprovechan de tecnologías como el Internet de las Cosas (IoT), la inteligencia artificial, el Big Data o las redes 5G para crear ciudades más eficientes y respetuosas con el medio ambiente.

En lo que se refiere a la reducción de la contaminación, la smart city utiliza la tecnología con el fin de reducir la dependencia del vehículo privado y minimizar el impacto que tienen los atascos. Reducir el tiempo que los coches pasan inactivos en atascos, permiten disminuir las emisiones de gases e impacta directamente en la calidad del aire que respiran los ciudadanos.
Aunque puede parecer que las tecnologías que se empleen para mejorar el tráfico rodado pertenecen a un futuro más o menos lejano, lo cierto es que ya se están empleando. Por ejemplo, muchos ciudadanos ya han visto desde hace años su empleo en las denominadas como Zonas de Bajas Emisiones. En ellas se emplean tecnologías como el reconocimiento de matrículas o los sensores de telepeaje que se emplean en capitales como Londres y que permiten a las ciudades gestionar de forma inteligente el acceso a las zonas más congestionadas o contaminadas. Estos sistemas garantizan que sólo los vehículos que cumplen ciertos estándares de emisiones puedan circular por esas zonas, como ocurre en el caso de Madrid, o permiten implementar sistemas de tarificación que varían según la congestión circulatoria, como en la capital británica. Con ello se pretende desincentivar el uso del coche particular en estas zonas en las que se produce el mayor número de emisiones.

Otros elementos en los que la tecnología juega un papel importante es en el fomento de la movilidad alternativa. Y es que, la tecnología no sólo busca que los coches circulen de manera más fluida, sino cambiar la forma en que los ciudadanos se mueven. En este caso, la apuesta pasa por adoptar soluciones de movilidad que en una única plataforma permita al ciudadano elegir entre la múltiple oferta de transporte disponible, desde metro o autobús a bicicletas o tren de cercanías. Soluciones como los tradicionales abonos de transporte ya empiezan a integrar en sus apps todas estas posibilidades. Gracias a este tipo de soluciones el usuario puede planificar sus viajes de forma más efectiva y reducir la dependencia del transporte privado.

Finalmente, aunque en este caso no es todavía habitual verlo en España, la tecnología se está empleando para optimizar la circulación de vehículos. Ciudades como Singapur, tienen implementados Sistemas de Transporte Inteligente (ITS), que con el trabajo conjunto de sensores, cámaras y bucles de inducción permiten obtener datos en tiempo real sobre la densidad del tráfico. Toda esa información es procesada por algoritmos de Inteligencia Artificial, para gestionar la circualación y juegan un papel esencial en el funcionamiento de los semáforos inteligentes que son capaces de ajustar de forma automática los tiempos de las luces en función del tráfico priorizando las rutas con mayor demanda. Asimismo, estos sistemas permiten habilitar o deshabilitar carriles en sentido contrario en horas punta o proporcionar a los conductores rutas alternativas en tiempo real a través de aplicaciones y paneles informativos para evitar la congestión.
Principales tecnologías en la mejora del tráfico
Son varias las tecnologías que se están desarrollado para acabar con uno de los principales problemas que tienen las ciudades como es la congestión del tráfico. De entre las más disruptivas destaca el uso de los gemelos digitales. Las ciudades dependerán cada vez más de estos sistemas que permiten simular y analizar las redes de transporte, probar nuevas políticas y predecir el impacto de los cambios de infraestructura en la vía pública antes de su implementación.

Los gemelos digitales son réplicas virtuales de un proceso (en este caso el tráfico) que se produce en la vida real. No es ni más ni menos que una réplica gracias a la cual se reproduce su comportamiento en diferentes escenarios. Por ejemplo, antes de implementar un cambio en la infraestructura como puede ser la creación de un carril bici o la eliminación de un cambio de sentido, los los gestores pueden simular su impacto en el flujo de tráfico en gracias a los gemelos digitales. Esto permite decidir si esa acción mejorará el tráfico o, por el contrario, lo empeorará.
Pero, sin duda, el mayor avance va a venir de la mano de la inteligencia artificial. Ya lo hemos visto en este artículo con los semáforos inteligentes, una apuesta que ya empieza a desarrollarse en nuestro país. Sin ir más lejos, el Ayuntamiento de Madrid ya ha desarrollado proyectos de aplicación de inteligencia artificial en la regulación de los semáforos, con cámaras dotadas de visión artificial capaces de detectar situaciones complejas y ajustar automáticamente los ciclos. Este sistema, por ejemplo, permite dar prioridad a peatones en grandes eventos, facilitar el paso de bicicletas sin necesidad de pulsadores o mejorar la circulación en situaciones complejas. Estos sistemas también se están implementando para identificar vehículos de emergencia y otorgarles prioridad de paso.

Así que acabar con los atascos y mejorar la sostenibilidad es un objetivo que cada vez parece estar más cercano. El futuro de la sostenibilidad urbana está íntimamente ligado al desarrollo de las smart cities y su capacidad para utilizar la tecnología de manera disruptiva. La incorporación de todas estas tecnologías a las estrategias de movilidad de las grandes ciudades permitirá no sólo crear espacios más saludables, sino también contar con espacios más eficientes y productivos.