No podemos dejar pasar este caluroso agosto madrileño sin hacer parada y recomendar la extraordinaria exposición en el Reina Sofía de una mujer que merece como pocos/pocas/poques estar en nuestra serie ‘Artistas en Verde’. Hablamos de Eva Lootz, toda una pionera a través de sus conceptuales obras en la concienciación y defensa de la naturaleza y las mujeres, cuyos derechos –de una y de otras– siente que se han ignorado y pisoteado de forma paralela a lo largo de la historia. Ella, con 84 años, sigue dando mucho que hablar. Recorremos juntos sus trabajos en el Reina Sofía, museo al que le ha donado buena parte de sus fondos.
Hacer como quien dice: ¿y esto qué es?
Señala Fernando López, comisario de la exposición, que lleva un título críptico: Hacer como quien dice: ¿y esto qué es?: Sus trabajos se preguntan sobre “quienes han sido históricamente relegadxs a los márgenes de la cultura, como las mujeres, pero también otra forma de leer el mundo. Mirar así le permite, por ejemplo, comprender las minas, esos lugares donde se extraen las materias primas que sostienen el modo de vida de nuestras sociedades, como ‘monumentos negativos’ que muestran lo que esas mismas sociedades ocultan, y a las materias primas como la maltratada ‘ropa interior’ de la Historia con mayúsculas”. Poco más adelante, la propia Lootz reflexiona: “Considerando nuestra prehistoria, resulta que las mujeres hemos sido algo así como el pegamento y la parafina de la sociedad”.
Hoy en día que vemos tanto arte-ornato, poco comprometido, nos sorprende aun más si cabe –y claro que nos cabe– cómo la gran artista Eva Lootz (nacida en Viena en 1940, residente en España desde 1967, en la sierra madrileña) ha sido pionera, a lo largo de cinco décadas, en criticar el afán extractivista del crecimiento capitalista, basado en la explotación de los recursos naturales. Sin duda, ella fue de las primeras en encontrar inspiración en la defensa del agua como un bien público y no infinito –gotas que se agotan–, base de riqueza y bienestar universal. Esto explica en una de sus trabajados escritos que dan sentido y sensibilidad a sus instalaciones en el Reina Sofía:“Alrededor de 2005 empecé a desarrollar mi trabajo relacionado con los ríos, el proyecto Hidrografías, que implica no solo el estudio de las cuencas hidrográficas de la península, especialmente la del río Guadalquivir y la del Ebro, así como las transformaciones de su curso a lo largo del tiempo, sino también la defensa del acceso público a los recursos hídricos y la lucha contra la privatización del suministro del agua”.
Hidrografías y extractivismo
Dos de sus obras en esa sala de la muestra retrospectiva son grandes paneles con estas frases (que, por otro lado, tanto recuerdan a nuestro querido y admirado Joaquín Araujo): “Agua es el nombre futuro de la sed”. “Agua es el nombre de la gota que colma el vaso” (obras de 2015, planchas de fieltro crudo colado; colección de la artista).
Y del agua pasamos a sus reflexiones sobre la cultura del extractivismo que conforman las sociedades del capitalismo; establece Eva Lootz un paralelismo entre el desprecio a la tierra, la mina, la cantera –al considerarlas un mero recurso, sin más valor que el monetario– y el ocultamiento que han sufrido las mujeres a lo largo de la historia. Esto escribía en 2014:
“Hay en mi trabajo un componente telúrico que apareció con claridad cuando empecé a interesarme por la minería alrededor de 1980, cuando me di cuenta de que todo lo relacionado con la extracción de los minerales y las materias primas, con su comercio e intercambio, con sus repercusiones en la sociedad y en la historia me interesaba más, y era mucho más fascinante, que aquello que un escultor pudiera hacer con el hierro, el cobre, el oro, la plata o el mármol: es decir, la escultura tradicional.
A partir de ahí empecé a estudiar lo que luego llamé ‘el teatro de la materia’, las rutas de intercambio, la historia de los avances de la tecnología, las implicaciones sociológicas, las repercusiones en el lenguaje, y no tardé en darme cuenta de la escasa importancia prestada a los yacimientos, a esos ‘lugares de la materia’ siempre a trasmano, solo conocidos por los que trabajaban allí.
Me di cuenta de la dicotomía radical que atraviesa nuestra tradición entre materia y espíritu, de las implicaciones humanas de unos trabajos realizados a menudo en condiciones de semiesclavitud; empecé a ahondar en el paralelismo existente entre la devaluación de la materia y la de la mujer, en el hecho de que lo que se ha valorado siempre son los monumentos, las catedrales, los palacios, las pirámides, las esculturas de bronce y de mármol, quedando ocultos los lugares de su procedencia, el trabajo primero, la matriz, la cantera y la mina, aquello que ha hecho posible las obras”.
Ensalzado el fruto; menospreciado el útero, la matriz
Visión femenina y feminista, fluida, líquida, frente a la solidez y rigidez del machismo y el hetero-patriarcado. Esto escribía Eva Lootz en 2009: “He tenido esa tendencia de trabajar con lo inestable, con ‘identidades en fuga’: el mercurio, el hielo seco, el lacre, la parafina, la arena. No tardé en darme cuenta de que había allí una posibilidad de ser crítica con nuestros modelos de pensamiento que siguen el esquema de los sólidos: son rígidos, estáticos y casi inamovibles”.
Naturaleza, agua, mujeres… Y en ese mismo espacio de derechos atropellados, Eva Lootz no olvida a los animales. Así explica la instalación La lengua de los pájaros, que realizó en 2002 para el Palacio de Cristal, del parque del Retiro: “Pensé en el tema del lenguaje de los pájaros, ese imposible diálogo del hombre con el animal. He intentado dar forma a esto, crear un escenario auditivo y centrar el tema en el paso fronterizo entre cultura y naturaleza: insistir en la necesidad de desmontar ese dualismo que es la coartada perfecta para el ejercicio del dominio. Creo que pensar el animal es una de las asignaturas pendientes de Occidente”.
Y termina así su reflexión sobre los apartadxs, los marginadxs de la historia y del discurso dominante: “¿Qué construimos las mujeres cuando construimos?¿En qué medida y de qué manera hacer no solo es hacer una obra sino también hacerse, llegar a conocerse, forjar una subjetividad, construirse como persona?” (…) “En medio de un proceso de lento derribo de los esquemas binarios opresivos y de las dualidades, las mujeres hemos llegado a construir una subjetividad, a menudo caleidoscópica, a veces dividida, más de una vez ‘zurcida de emergencia’, con frecuencia desgarrada, a ratos brillante y en ocasiones a caballo entre idiomas y países (…) Cabría tal vez llamarla una ‘identidad funcional de urgencia”.
En fin, una gran retrospectiva de Eva Lootz https://evalootz.net que no hay que perderse. En el Museo Nacional Reina Sofía https://www.museoreinasofia.es . Hasta el 2 de septiembre. Todo un refugio climático y artístico.