En la serie ‘Artistas en Verde’, este mes damos el triple salto (casi) mortal. Y si en febrero nos detuvimos en el artista urbano que exalta el cariño hacia los animales a través de enormes murales, Xolaka , en marzo damos un paso más y reivindicamos la mismísima sensibilidad animal para el arte. Os presentamos a Pigcasso, la cerda sudafricana pintora; con toda probabilidad la artista más guarra del mundo. “Menos guerra. Menos carne. Más Arte. Oink on in peace!”. (*Ojo, ver nota al final del texto).
Ya no es que reivindiquemos el respeto al entorno, es que le damos voz y pincel al propio entorno. Hay un dicho castellano que dice que “del cerdo, hasta los andares”. Sabíamos que el aparato circulatorio y corazón de estos animales están muy próximos al humano. Pero todo eso se queda corto y se le da la vuelta ante el genio y figura de Pigcasso. Ahora se trata de exaltar la sensibilidad artística del cerdo.
Quisimos entrevistarla y le enviamos un mail, pero Pigcasso no atendió a nuestra llamada, ni siquiera un mísero oink recibimos en la Redacción; tampoco de su mánager y colaboradora, Joanne Lefson. Pero no queríamos, queridos lectores de Signus Ecovalor, privaros de este pedazo de artista abstracta.
Así nace PIGCASSO
Os ponemos en contexto y situación.
En un rincón de Sudáfrica, una pequeña cerdita iba a ser sacrificada en una empresa cárnica. Convertida en salchichas. Por suerte, se cayó del camión en el que era transportada al matadero y fue rescatada por la activista animalista Joanne Lefson, que poco antes había creado un santuario para acoger animales de granja. Mientras criaba a la cerda, no tardó en darse cuenta de que su nueva amiga tenía cierta afición por sus lápices de colores, así que decidió reforzar esa inclinación con premios en forma de comida (le encantan la calabaza y la sandía). La humana decidió bautizar Pigcasso a la cerda, en honor a (es fácil deducirlo) Pablo Picasso.
Así que desde 2016 Pigcasso vive en Farm Sanctuary SA, en Sudáfrica. Y su compañera humana ha declarado a medios como la BBC y la CNN que la guarra vive feliz entre pinceles, mangos, barro y otros animales de granja salvados de una miserable vida de explotación rematada por el matadero, como gallinas, ovejas, cabras, vacas y otros cerdos. Se sabe ya que los baños de barro le relajan de una manera especial tras una intensa jornada pictórica.
El dúo artístico Pigcasso-Joanne
El dúo artístico Pigcasso-Joanne (con más de medio millar de fotos y 56.000 seguidores en Instagram, y más de 30.000 fieles en Facebook) ha hecho de sus cuentas en redes sociales y su proyección mundial una llamada de atención sobre “los efectos devastadores” de la ganadería intensiva. ¿Recordáis el ruido que se montó hace unos meses con el tema de las macrogranjas durante la campaña electoral en Castilla y León? Pues esta cochina artista es una aliada perfecta de las reivindicaciones del ministro de Consumo, Alberto Garzón; más: es un icono perfecto para los animalistas y vegetarianos y veganos. No dejéis de ver las fotos de Instagram y –lo que es mejor– los vídeos, porque prueban que apenas hay trampa ni cartón en las pinturas, que es la propia Pig la que pinta con enorme soltura los lienzos, después de que la humana Joanne le coloque al lado los pinceles embadurnados con una selección muy pensada de colores. Aunque seguro que hay muchas tomas falsas, que, claro, no nos muestran.
El resultado: vistosos y coloristas cuadros abstractos que a veces pueden parecer pictogramas asiáticos y otras, algún nuevo representante del expresionismo abstracto estadounidense (ese movimiento en que se encuadran artistas como Pollock y Kooning), aunque Joanne se empeñe de una manera bastante naif en buscar similitudes figurativas en los trazos de la guarra: que si aquí hay unos delfines, que si aquí vemos unos peces, unas aves, unas flores, unas caras… Tampoco es necesario.
Un mensaje de compasión con los animales de granja
Lo cierto es que sus cuadros vendidos on line han tenido compradores en Nueva York, Chicago, San Francisco, Texas, Berlín, Londres, París, Venecia, Alemania, Suiza, Australia, Taiwán, Hong Kong… y también España. Vendidos en miles de euros, y siempre recalcando el dúo humana-cerda que sirven de “embajadores de un mensaje de compasión con los animales de granja”. Y especifican: “Con el dinero que gana Pigcasso, Farm Sanctuary SA puede rescatar a otros animales de granja que se llevan la peor parte del trágico sistema alimentario industrializado de hoy día”.
Entre sus últimas acciones, la de este mismo 8 de marzo, cuando anunció que gracias a la generosidad de un inversor inglés, Ucrania (2022) –una pieza en tres colores, el azul y amarillo de la bandera de Ucrania, más los trazos rojos de una cara triste– fue vendida on line por 2.000 euros, que fueron íntegramente donados a un santuario animal en el país cruelmente invadido por Rusia. Pigcasso y Lefson aprovecharon una vez más para lanzar de nuevo sus lemas: “Menos guerra. Menos carne. Más Arte. Oink on in peace!”.
Los más famosos artistas no humanos de la historia
La cerda ha conseguido cifras récord con algunas de sus obras, hasta 26.500 dólares se han llegado a pagar por un cuadro suyo, superando así los récord de otros cuadros pintados por animales. Aprovechemos para hacer un repaso por los más famosos artistas no humanos de la historia:
La perrita terrier estadounidense Tillamook Cheddar participó en más de 20 exposiciones en EE UU y Europa durante sus 14 años de vida artística. En un zoológico de Tailandia, una elefanta llamado Hong sorprendió al mundo la década pasada con los increíbles trazos realizados con su trompa.
En la década de 1950, un chimpancé llamado Congo impresionó a los críticos del arte con sus espectaculares pinturas abstractas, más de 400. Fue instruido por el famoso etnólogo Desmond Morris y dicen que hasta Pablo Picasso llegó a comprar alguna de sus pinturas.
La gorila Koko y la bonobo Panbanisha alcanzaron fama gracias a que desarrollaron complejos lenguajes de señas para comunicarse… y sí, también fueron pintoras con cierto prestigio. Y Cholla (1985-2013) fue un caballo artista que expuso sus obras en diferentes localidades de EE UU y que llegó a exponer en Venecia en 2009.
Desafortunadamente, todos estos animales ya están fallecidos y ahora la cerda ha tomado el testigo para defender la sensibilidad animal. Comenzó a pintar en 2017 y en enero de 2018 realizó ya su primera exposición. Fue en Ciudad del Cabo y se tituló Oink. Para este mismo año está previsto que Oink desembarque en algunas ciudades europeas. Permaneceremos atentos. Sus cuadros son inconfundibles: suelen ir firmados con la mancha negra circular de su impetuoso y sensible hocico.
*NOTA: Es un pequeño contratiempo para quien esto escribe que Pigcasso sea hembra, porque así las palabras cerda, guarra y guarrilla pueden adquirir un tonito que no deseamos; si fuera macho, se prestaría menos a malintencionadas interpretaciones, pero, en fin, el mundo la hizo así y el lenguaje español sigue teniendo sus connotaciones heteropatriarcales.