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Cris Romero Cris Romero

La fotógrafa que lleva años tras los mares de niebla

En la serie ‘Artistas en Verde’ de este blog damos voz a quienes desde la creatividad artística nos conciencian sobre la importancia del reciclaje, el consumo responsable y la sostenibilidad, nos alertan sobre el híper-consumismo o los impactos ambientales o nos reconectan con la naturaleza. Este último es el caso de nuestra invitada de abril, la fotógrafa Cris Romero, que lleva años persiguiendo la ‘Borraxeira’, esas enigmáticas brumas que desde el mar invaden la costa gallega y lo envuelven todo de sueños y magia. Imágenes que ahora expone en Santiago de Compostela.

Cris Romero

“Una serie fotográfica sabes cuándo empieza: justo en ese momento en el que la luz incide en algún detalle en el que no habías reparado, y, de repente, adquiere claridad y despeja las incertidumbres. Lo que no sabes es cuándo acaba… ¿O sí? Siempre hay una foto más, un instante más…, y lo que empezó siendo un proyecto con algunas imágenes se convierte en una serie de más envergadura, que necesitas nutrir y nutrir”.

Nos sentamos en un café rodeado de tartas en el centro de Madrid para escaparnos a las brumas con algo de brujas gallegas. Mi propósito: conocer a esta mujer que lleva años persiguiendo nieblas de mar.

Cris Romero

Cris Romero (Ourense, 1969) vive en Madrid desde que se trasladó a la capital para estudiar Derecho; aunque la red que le une con la mar gallega es tan poco digital y tan física (“es mi fetiche”) que siempre que puede allí se escapa, y de ese allí ha hecho el eje de su carrera profesional como fotógrafa.

“Karen Blixen decía que la cura para todo es el agua salada: el sudor, las lágrimas o el Mar. En mi caso, esta ultima afirmación se aplica de manera correcta”.

“Ao mar siempre ha estado ahí. El mar ha sido mi referente, sinónimo de paz, calma, ocio e inabarcable. Lo he fotografiado muchas veces: bravo, calmado, con el cielo despejado y con el cielo tan negro que no sabía qué resultado tendría. Protagonista o actor secundario, siempre aparece. Es por ello que todo el proyecto, ensayo, llámalo como quieras, merecía su propia colección en la que incluir todos los capítulos: Faros, Mar, Borraxeira –bruma en el mar– y, cómo no, las Mujeres Mariscadoras de la Ría de Muros”.

Cris Romero

Cris, dinos algo más de ‘Ao Mar’.

“Ao Mar es un proyecto que nació en 2020 con el propósito de abarcar todas mis fotografías en torno al Mar. El primero de los capítulos engloba las de las mujeres mariscadoras de Muros (A Coruña), con las que he trabajado durante tres años fotografiando su día a día en la Ría. Su esfuerzo y tesón contra viento y marea –sólo un detalle: no se les reconoce como enfermedades laborales sus numerosos problemas de huesos, de lumbago, de artrosis, cistitis…–, mal tiempo y ceses de actividad han sido una constante en mi objetivo para ponerlas en valor, darles un altavoz para poder difundir su trabajo”.

Cuéntanos más de tu relación con las mariscadoras.

Dejaba atrás días de fotografiar los faros de la costa noroccidental de Galicia, y una mañana, paseando por la Ría, viendo cómo el sol reflejaba en la bajamar, vi a una mujer afanada con un rastro recogiendo marisco en la playa. Tomé varias fotos y, al volver a ellas, vi que ahí había una historia que contar. Al verano siguiente, me puse en contacto con la presidenta de la asociación de mariscadoras a pie, Adela Lestón. Ella, conocedora de los múltiples fotógrafos que van y vienen retratando su oficio, me citó a las 5 de la mañana; creo que pensó que me cansaría, que iría una vez y ya. Pero han pasado cinco años y sigo acudiendo a la marea cada vez que estoy en la localidad. Aunque sea solo para saludar y tomar un café. Eso sí, tuve que ganarme su confianza día a día, con cada toma; no todas quieren ser fotografiadas, a muchas les cuesta, otras llevan la fotogenia por bandera. Son retratos del esfuerzo, la dedicación y la tradición. Son retratos de instantes que cambian cada día. Aquí se depende de la marea, hay cuatro horas para realizar el trabajo: tanto el de ellas como el mío. La marea manda, y la lonja también, porque una vez se acaba de recoger el marisco y se lleva al punto de control, hay que ir a venderlo. Y tiene sus horarios”.

El resultado de ese trabajo con las mariscadoras han sido dos exposiciones, una en julio de 2023 en el Molino de Mareas de Muros y otra en marzo de 2024, en Madrid, con motivo del Día de la Mujer. También se ha publicado un libro con todo el proyecto, apoyado financieramente por la Xunta de Galicia, y con la colaboración de la marca de ropa Ecoalf. Dos exposiciones, un libro… y la consolidación de la conciencia de Cris Romero sobre los problemas ambientales que nos rodean: “Yo ya sentía el deterioro del medio ambiente por el egoísmo y avaricia humanos, pero este proyecto me hizo ser más consciente, al experimentar de cerca los problemas de contaminación, de cambio climático… Tengo dos hijos, de 22 y 25 años, y siento gran preocupación por el planeta que les estamos dejando. Ellos saben bien lo que está sucediendo, y, por ejemplo, están muy concienciados con el reciclaje y con el desperdicio textil”.

Antes de las mariscadoras, Cris Romero ya había dado un paso de conexión con el mar y la magia que desprende la costa gallega con su serie sobre los faros gallegos, de Ribadeo a Muros, con especial fijación e inspiración en el de Lariño.

Mariscadoras

Y de ahí, ¿cómo pasaste a la ‘Borraxeira’ (nada que ver con la palabra castellana borrachera)?

Durante esas jornadas, muchas veces ha aparecido la Borraxeira, sin avisar, invadiendo todo con su bruma, envolviendo esos momentos en un aura mágica. Comencé a fotografiarla primero por curiosidad y después buscándola para que se convirtiese en protagonista.

Tanto es así que las primeras imágenes de esta serie fueron premiadas con el Nuevo Talento FNAC Fotografía 2023, y han sido expuestas en sus centros españoles en 2024 y 2025.

Me imagino que ese reconocimiento te ha animado a continuar con el proyecto, ¿no?

Sí, desde entonces he profundizado en esta serie, programando mis jornadas fotográficas en torno a la Borraxeira, lo que es complicado, porque aquí ya no cuentas con un sujeto que sabes que está a una hora determinada y cuál va a ser la sesión. Aquí hay que tener mucha paciencia, cruzar los dedos, esperar a que aparezca y salir corriendo para intentar captarla. No es fácil. La Borraxeira no posa. Aparece y desaparece, lo vuelve todo blanco, te quita cualquier referencia para tomar la fotografía. Todo un reto.

El resultado son más de 150 imágenes, que se exponen entre el 23 de abril y el 30 de junio en la Iglesia de la Universidad de Santiago (templo jesuita antes; ahora, desacralizada, guarida de actividades culturales).

Mariscadoras

Además, todas en blanco y negro…

Así es, fotografiadas como siempre con una Leica M11 Monochrom, que sólo capta instantes en blanco y negro. Con un sensor especial, que consigue inmortalizar esos momentos de luz y sombra, sin procesos de color como otras cámaras. Son fotografías artísticas, que dejan de lado el relato documental de otras series mías, ya sea de las Mariscadoras de Muros o de los retratos de ciudades como Madrid [ciudad de la que le fascinan sus cielos y sus tejados de la Gran Vía], Nueva York y Venecia.

Mariscadoras

Toda una declaración de principios, intenciones y conclusiones.

Sí, esta serie ha venido a posicionarme como la artista que quería llegar a ser, y viendo que el camino recorrido ha merecido la pena.

Un trabajo onírico, muy poético e inspirador, en el que esa enigmática bruma-bruja borraxeira que todo lo envuelve, difumina y llega a borrar es la que ahora también le da sentido a su vida profesional.

“La bióloga y escritora Mónica Fernández Aceytuno ha dicho que mis fotos huelen a maresía (olor a mar, algas y humedad cargada de salitre de la bruma; la maresía es el respirar del mar). Es el mayor premio”.

Y así escribe la periodista gallega María Lama sobre la Borraxeira en el catálogo que ha preparado Cris Romero para la exposición: “Fasme compaña nesta tarde aínda que ti, calada, e mais eu, esquiva, non temos xeito de nos entender”. (Me haces compañía esta tarde aunque tú, silenciosa, y yo, evasiva, no tenemos forma de entendernos).

“Adeus, borraxeira, dígoche mentres pecho os ollos. Ata outro día, outro día en que voando cara a liña do horizonte poidamos atoparnos de novo” . (Adiós, bruma, te digo cerrando los ojos. Hasta otro día, otro día en el que volando hacia la línea del horizonte podamos encontrarnos nuevamente).

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