fbpx

‘Sexo, violencia y llantas’: la pasión de Rosalía por los neumáticos

Analizamos cómo los neumáticos y el mundo del motor forman parte del universo artístico y simbólico de Rosalía, desde Motomami hasta su último álbum.

En nuestra serie ‘Artistas en Verde’, alguna vez nos hemos detenido en músicos; por ejemplo, Vibra-Tó  y Toom Pak. Ahora lo hacemos a lo grande, con Rosalía, que ha removido los cimientos de la música contemporánea con su álbum ‘LUX’. ¿Y qué pinta aquí Rosalía? Sencillo y rotundo: su universo musical está repleto de motores y neumáticos. Es ‘La Motomami’. Para empezar, el primer tema de su nuevo álbum se titula ‘Sexo, violencia y llantas’. Y al final del disco, cierra el círculo. Así que os traemos a ‘La Rosalía’ y las llantas como metáfora del poder del alma humana. ¡Nada menos!

 

Ver esta publicación en Instagram

 

Una publicación compartida de ROSALÍA CHILE (@rosaliavtchile)

El mundo del motor y los neumáticos ha estado presente en la vida y la carrera de Rosalía desde siempre; así que no podíamos dejar de pasar la oportunidad de traer aquí a Rosalía y su impresionante LUX. Ella misma ha contado en más de una ocasión cómo su infancia estuvo marcada por las motocicletas. Son ya célebres algunas fotos suyas compartidas en redes sociales donde podemos ver a la compositora y cantante en su más tierna infancia a lomos de una Harley Davidson acompañada por su padre o a ella misma con apenas 10 añitos vestida con mono de cuero subida a la que probablemente fue su primera moto, una Beta de trial.

Su tercer disco, Motomami, tras el bombazo que supuso su anterior entrega, El mal querer, nos sirvió la destilación de este amor por la gasolina y la velocidad. Tras la separación de sus padres en 2019 y tomando prestado el mail de una amiga de la adolescencia, la artista catalana realiza toda una declaración de amor a la independencia y la libertad que se asocia a las motos. La propia Rosalía ha explicado que el concepto del término Motomami procede, en parte, de la visión de su propia madre transportándose en Harley por las calles de Barcelona como una mujer fuerte y empoderada.

En la portada de ese trabajo podemos ver a la artista desnuda como una moderna Venus de Botticelli ataviada tan solo con un casco de moto tuneado con unas extensiones de cabello. En la gira que siguió al lanzamiento de este disco, Rosalía comenzaba su espectáculo vestida de cuero negro y presentándose en escena con un casco de moto arreglado con luces como la gran metáfora de la libertad creativa de lo que vendría después. La estética motera está en todo el proyecto Motomami, tanto en las canciones del disco de estudio como en otras partes del show en directo. Tal fue el impacto del disco y de su imaginario que publicaciones como Vogue escribieron artículos poniendo en valor la clara influencia que ese disco rompedor y descarado había tenido en algunas piezas de colecciones de moda de grandes diseñadores como Dior y Balmain.

Tal vez podemos fijar el punto de partida de esta estética en uno de sus vídeos de su trabajo anterior, Malamente (Capítulo 1 Augurio):

Firmado por la compañía catalana Canadá, el clip está protagonizado por coches tuneados, camiones y, sobre todo, por una motocicleta que se arregla durante parte del metraje de la película en un taller y que más tarde la cantante montará, dando lugar a una ya icónica imagen en la que, congelada por una velocidad supersónica, la moto de gran cilindrada quema rueda expulsando un humo rojo y denso, mientras un joven aprendiz de matador de toros da muletazos y capotazos a la máquina.

Musicalmente hablando, también podemos fijar el origen de la explosión motera de Rosalía en otro corte de El Mal Querer. El titulado De aquí no sales (Capítulo 4, Disputa):

Para esta canción, que trata un duro episodio de violencia de género, la compositora utilizó todo tipo de sonidos grabados de la conducción de una moto. Desde el arranque de la máquina hasta el quejido de los neumáticos quemando rueda, acelerones y frenazos. Todo sampleado y utilizado como percusión o línea de bajo a lo largo de toda la canción. Una vez más, Canadá se decantó por la estética de la carretera, las motos y la gasolina para el videoclip.

El Mal Querer anticipó en cierta forma Motomami en lo musical, dándole un giro seco y minimalista a ritmos latinos y otras propuestas urbanas como el reguetón y el trap, siempre con ese eco y acento flamenco más o menos presente.

Saoko es el tema que abre Motomami y, como toda una declaración de intenciones, el vídeo comienza con un fuerte olor a queroseno. Una cámara subjetiva situada dentro del depósito de combustible de la moto de la cantante recibe el chorro de gasolina, mientras Rosalía reposta en una estación de servicio junto a sus amigas. Las dos ruedas son las protagonistas de todo el metraje del videoclip, tremendamente feminista, en el que la cantante realiza todo tipo de cabriolas a lomos de sus motos de alta cilindrada. Los cascos con orejitas de gato son ya un clásico de la estética de las motomamis.

Si El Mal Querer anticipaba Motomami, podríamos decir que el minimalismo crudo de este último anticipa el barroquismo y la grandiosidad de LUX. Mientras aquel estaba pleno de loops y repeticiones electrónicas, en su último trabajo Rosalía presume de no haber utilizado ese recurso y, sin embargo, haber contratado a una de las orquestas sinfónicas más importantes del mundo, la Filarmónica de Londres. En LUX todo está escrito e interpretado de forma analógica. Obviamente, la artista y sus productores han utilizado secuenciadores en los que poder malear todos los instrumentos a su antojo, pero el principio de las cosas está en el alma humana que lo interpreta.

LUX es un disco conceptual y circular, de los que ya no se estilan en la era del algoritmo. Esa es parte de su grandeza. Ese círculo se abre con el emocionante y profundo Sexo, violencia y llantas, un tema en el que la artista distingue entre el plano terrenal y el plano espiritual, entre lo humano y lo divino:

“En el primero, sexo, violencia y llantas

Deportes de sangre, monedas en gargantas

En el segundo, destellos, palomas y santas

La gracia y el fruto, y el peso de la balanza”…

¿Quién pudiera vivir entre los dos?

Es el prólogo o la obertura de un trabajo que discurrirá siempre entre lo humano y lo divino. En la eterna distinción entre cuerpo y alma.

El epílogo se escribe con la muy espiritual Magnolias: la confesión, contada/cantada en primera persona, de cómo quiere Rosalía que sea su funeral para convertirse en polvo de estrellas. Las KTMs, escudería austriaca de motocicletas, como gran sinónimo de libertad; su olor y su sabor mezclados con las lágrimas, la gasolina, el vino, los puros y el chocolate. Imágenes del universo creativo de esta gran compositora y cantante que, para cerrar el círculo de esa gran metáfora en la que la cantante ha convertido los neumáticos, nos dice:

“Sobre mi ataúd KTMs quemando rueda

Lágrimasygoma se derriten en la madera

Gasolina y vino tinto, puros y chocolate

Bailando con amor encima de mi cadáver

Hoy se derrocha, burlando la suerte

Y lo que no hice en vida, lo hacéis en mi muerte…”.

,

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *