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Vibra-Tó: ¡No tires ese palo de escoba, esa manguera, ese peine! Haz música

Recogedores de los que salen melodías milenarias, regaderas en clave de jazz, latas convertidas en guitarras… ¿Quiénes son Vibra-Tó y cómo hacen que todo suene?

“Desde pequeño nos gustaba jugar a organizar conciertos, disfrazarnos y hacer guitarras de cartón e imitar a nuestros músicos favoritos; más tarde comenzamos con instrumentos hechos con bombos de detergente y latas”. Lo cuenta Miguel Guinea. Él y Joaquín Sánchez forman el dúo Vibra-Tó: Conciertos, pedagogía e investigación a partir de instrumentos musicales confeccionados con materiales de desecho, desde tubos a mangos de escoba. Y mucho humor. Tanto que algunos les llaman los ‘Faemino y Cansado’ de la música. Hoy esta serie mensual de artistas que piensan en verde está hecha de música reciclada junto a Vibra-Tó y otros espectaculares ejemplos alrededor del mundo.

El sevillano Miguel Guinea y el malagueño Joaquín Sánchez coincidieron en Granada, en la Facultad de Ciencias de la Educación. Miguel tocaba saxo, batería, guitarra. Joaquín, viento, sobre todo, el clarinete. Vieron que tenían muchos puntos en común en torno a la música, pero a la música entendida de otra manera, a partir de otro tipo de instrumentos, artesanales, distintos, cotidianos, fabricados por ellos mismos a partir de residuos. Así que en 2004 decidieron montar el colectivo Vibra-Tó , especializado en talleres y espectáculos a partir de instrumentos de reciclaje. Han viajado por toda España, Estados Unidos, Marruecos, Brasil, Angola…, sobre todo recorriendo centros docentes. Así que van 16 años de muchos viajes y ambientes muy distintos, “lo que nos ha dado una cosmovisión muy interesante de la realidad educativa”, apunta Joaquín.

Llama especialmente la atención una de las frases de presentación de su web: “¡Vivimos en un vertedero que reclama su propio folklore!”. Y añaden: “Recogedores de los que salen melodías milenarias, regaderas en clave de jazz, latas convertidas en guitarras y panderos, botellas, embudos, peines, tubos… ¡todo suena!”. “Con Vibra-tó comprobaremos que no son necesarios grandes medios para hacer música, aprendiendo a disfrutar con nuestras propias creaciones frente al ocio imperante basado en el consumo”.

Los materiales más raros y más especiales

¿Cuáles son los materiales que más empleáis?

“Pues especialmente todo lo que son tubos, restos de mangueras, desechos de PVC”, contesta Joaquín.

¿Y el material más raro que habéis usado?

“Creo que los instrumentos hechos con vegetales tienen una característica muy peculiar”, dice Miguel. “Suelen cambiar sus cualidades sonoras y son instrumentos que duran poco, que suelen acabar comidos por el intérprete. Pero el instrumento más extraño que hemos empleado puede que haya sido una colección realizada últimamente, en octubre, con materiales sanitarios. Fue para el Festival Insólitos, en Burgos, de apoyo a los profesionales de la Sanidad, que se llamó Todo suena, Todo sana: gomillas de mascarillas, jeringuillas, incluso partes de los respiradores; con un poco de técnica e imaginación hemos podido construir melodías”.

¿No habéis tocado el mundo SIGNUS / mundo neumáticos?

Contesta Joaquín: “Pues mira, sí, llevamos un tiempo dándole vueltas a las posibilidades de realizar instrumentos con ruedas y neumáticos. Y tenemos ya algunas ideas con válvulas de inflado de neumáticos, cables y mallas de los neumáticos reciclados, trozos de caucho…”.

Y una vez tenéis los instrumentos, ¿qué tipo de música tocáis?

“Pues no nos gusta tocar cualquier cosa”, explica Joaquín. “También ahí intentamos hacer un poco de pedagogía musical e interpretar buenos temas, desde flamenco y Paco de Lucía a jazz y lo que llamaríamos músicas del mundo, ritmos de Bulgaria, Grecia, Turquía, Armenia… Nuestra propuesta es un todo. También de concienciación ambiental, de la importancia de las 3R: reducir, reutilizar y reciclar, y de un consumo responsable, no despilfarrador”.

Anécdotas tienen a cientos. Joaquín y Miguel nos cuentan dos: “Una vez nos entraron a robar en la furgoneta, donde teníamos todos los instrumentos musicales, pues veníamos de hacer un concierto, incluso llevábamos un serrucho al que le habíamos hecho una funda muy bonita con madera y una tela bordada china; se ve que el ladrón entró, revolvió todo nuestro material artístico y no le encontró valor, hasta que dio con la funda del serrucho, la rompió creyendo que iba a encontrar un tesoro, pero no lo encontró, ja, ja, ja, aunque el tesoro estaba ahí, ja ja ja. Para él solo había basura y un serrucho en una funda bonita; finalmente no se llevó apenas nada”.

Episodio muy representativo de lo que esta sociedad considera basura y objetos con valor, dicotomía que entre todos debemos matizar y relativizar.

“Otra buena anécdota fue subir al escenario, en un teatro de Madrid, a seis señoras y animarlas a tocar un oboe hecho de pajitas. Para nuestra sorpresa, todas se atrevieron a tocar y disfrutar mucho con su instrumento. Así que se creó una estupenda orquesta improvisada de señoras tocando pajitas oboe”.

¿Qué son los ‘cotidiáfonos’?

Mucho ingenio, mucha imaginación de estos faemino y cansado musicales, pero también mucha investigación. Nos explica Miguel: “Actualmente estoy presentando un trabajo de investigación sobre los cotidiáfonos, instrumentos musicales realizados con material cotidiano. Realmente, desde el origen del ser humano, siempre hemos escuchado, experimentado y creado con el sonido de los objetos que nos rodean; fruto de esa exploración es la música actual y sus instrumentos más sofisticados, pero todo empezó por golpear palos y piedras y seguir un simple ritmo”.

El asunto ha dado mucho de sí a lo largo de la historia: “Con la revolución industrial, el paisaje sonoro se vuelve más ruidoso, paisaje que comienza a formar parte de la expresión musical. Tratados como El arte del ruido (Luigi Russolo, 1913) o el Tratado de los objetos musicales (Pierre Schaeffer, 1966) incluyen los sonidos del entorno como parte de las composiciones musicales, hasta llegar a ser los protagonistas de algunas obras, como la novedosa La máquina de escribir , compuesta por Leroy Anderson en 1950. Uno de los principales compositores para entender la concepción contemporánea de ruido, sonido y silencio es John Cage; en su obra Water walk reproduce en una secuencia temporal sonidos realizados con todo tipo de objetos cotidianos como cafeteras, jarrones, radios, bañeras… La evolución lógica de la música va acompañada de la evolución social; el entorno de diferentes sociedades marca los materiales a convertir en instrumentos musicales. Así, por ejemplo la proliferación de bambú en algunas zonas de China origina muchos instrumentos realizados con este material, o la revolución industrial origina el interés por el ruido y los sonidos de los objetos. En una sociedad de consumo inundada de plásticos y objetos desechables, estos pasan a formar parte de la expresión artística de los pueblos, véase el ejemplo de Fulu Miziki , agrupación de Kinshasa (República Democrática del Congo) que hace de los desechos su material expresivo”.

La vuelta al mundo con instrumentos de reciclaje

Efectivamente, Miguel está inmerso en una concienzuda revisión histórica de los usos didácticos dados a estos instrumentos haciendo un gran trabajo de investigación y entrevistando a grandes exponentes del mundo de los instrumentos no convencionales, como Bart Hopkin (EE UU), Shady Rabab (Luxor, Egipto), Max Vandevorst (Bélgica), Bash the Trash  y Skyp LaPlante (Nueva York), Adriano Castelo Branco y Barulho Max (São Paulo), el multiinstrumentista catalán Xavi Lozano o Hugo Domínguez (lutier del famoso grupo Les Luthiers, de Buenos Aires)…

En fin, una extraordinaria vuelta al mundo de la mano de músicos que le sacan valor melódico a los desechos para demostrar que lo que tiramos es material que puede dar mucho de sí (y de Do, Re, Mi, Fa…).

Talleres, clases y conciertos

Como decíamos antes, Vibra-Tó tiene un componente didáctico muy importante desde que se crearon (no olvidemos que Joaquín y Miguel se conocieron estudiando Ciencias de la Educación): “Los cotidiáfonos son igualmente un recurso educativo muy potente”, explica Miguel, “que involucra una vivencia artística y estética, una apuesta personal por parte del alumnado, que es creador de sus propios instrumentos y sonidos, en una actividad creativa y motivadora. La construcción de cotidiáfonos es una actividad accesible para todos, debido a la abundancia de materia prima, que crea conciencia medioambiental y sobre todo una actividad educativa donde la persona es el centro del aprendizaje”.

Y entre investigación e investigación, Joaquín y Miguel siguen dando el espectáculo con mucha y buena energía y sentido del humor. En diciembre estarán en diversas localidades de Cádiz, Sevilla, Córdoba y Jaén. Como dicen ellos. “Vibra-tó es una hora de mil descubrimientos, de salud auditiva, de creatividad, de compartir, de entender, comprender y amar la música”. Y el reciclaje.

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